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Iñaki Bermúdez (Sopela, 1994) era un niño inquieto que empezó a tocar el piano a los cinco años y a los ocho quiso cambiar a ... un instrumento «en el que no hubiera que estar sentado». Eligió el saxo, quizá porque su padre le ponía música de Joe Lovano, y con el tiempo el saxo le escogió a él. Le llevó primero a Barcelona y luego a Bruselas y París, donde ha logrado acceder al Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza. Miembro de Internum Quartet, Suber Duo y el Belgian Saxophone Choir (BSC), ya ha actuado en Bilbao, pero hoy dará su primer concierto como solista con la BOS, en el atrio de Azkuna Zentroa.
Él mismo ha elegido la pieza que interpretará en dos pases (18.30 y 20.00 horas, con entrada libre hasta completar aforo). El 'Poema para saxofón y orquesta' de Pierre-Philippe Bauzin es «bonito y agradecido de escuchar, también la orquesta disfrutará tocando la parte de la cuerda», dice. Le interesa porque «no se ha tocado mucho» y puede imprimirle su sello. Está en contacto con el hijo del compositor, que vendrá a escucharle, y a los catorce minutos de duración le ha añadido «dos cadencias especiales, compuestas para este concierto por un amigo de Barcelona, Miquel de Jorge Artells. Estoy muy agradecido de que la BOS me haya dado esta oportunidad y quería hacerlo un poco personal».
Se ha especializado en saxo clásico y contemporáneo, un terreno donde cree que «hay un mercado que debe explotarse. La gente lo asocia al jazz y muchos no saben cómo suena el saxo clásico, pero cuando lo escuchan les encanta. ¿Por qué no se programa más? Hay miedo a lo desconocido, pero tiene mucho recorrido y yo quiero que la gente lo descubra». Si algo ha aprendido en tantos años de formación y disciplina es que «aunque domines el instrumento, también necesitas madurez. Saber lo que estás haciendo y saber escucharlo realmente, que no es fácil».
Su «motivación» se ha visto reforzada por maestros como Andrzej Olejniczak, que ha tocado con Tete Montoliu y ha actuado en el Festival de Jazz de Getxo. Fue su profesor en el Conservatorio Superior de Leioa y tuvo que responder una pregunta comprometida cuando, a punto de iniciar el Bachillerato, Iñaki les contó a sus padres que quería apostarlo todo al saxo. «En mi familia nadie se había dedicado a la música y les dio un poco de miedo», recuerda. Le llamaron y él se mojó, «les dijo que es un mundo muy difícil pero que veía cualidades».
Cursó los estudios superiores en el Liceu de Barcelona, "de donde me llevé muchos amigos músicos", y un posgrado en el Conservatorio Koninklijk de Bruselas. Ahora vive entre esta ciudad y París, donde sigue un tercer ciclo en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza. Superar los exámenes de acceso a este centro es para él el premio más importante, aunque ha ganado otros como el segundo puesto en el Concurso Internacional Antón García Abril, junto al pianista Adam Suga, y la Medalla de Oro en el Concurso Europeo de Jóvenes Solistas de Luxemburgo.
París le ha brindado oportunidades «increíbles» como trabajar con la prestigiosa Ensemble Intercontemporain, con la que volverá a tocar en noviembre y en febrero. Eso sí, debido a la pandemia «prácticamente todo lo que hemos hecho este año ha sido sin público, en streaming», y esa es otra de las razones por las que el concierto de mañana (con dos pases a las 18.30 y 20.00 horas, gratis hasta completar aforo) será especial para él.
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