Más de 800 profesionales de la cultura vasca convocan una huelga digital

Con esa actitud, lejos del ratón y la pantalla del ordenador, pretenden hacer «un llamamiento» tanto a la ciudadanía como a los organismos públicos. En el primer caso, lo que buscan es sacudir conciencias y «abrir un debate sobre el valor de la cultura y su importancia en la vida cotidiana», porque, recuerdan, nadie trabaja gratis de forma sistemática. Lo excepcional -la oferta online en abierto- no puede convertirse en la norma general. La crisis del coronavirus y el confinamiento han agudizado, todavía más si cabe, «la precariedad de las condiciones de trabajo en el sector cultural». Una situación que se agrava por momentos, de ahí que apelen a los políticos «para que respondan a la emergencia causada por el coronavirus con medidas urgentes y propuestas a medio y largo plazo para abordar las principales necesidades del colectivo».

En esa línea, los impulsores de la huelga digital reclaman la convocatoria de «una mesa sectorial, cuando sea posible, con agentes culturales, asociaciones, intermediarios, empresas y demás instituciones para abordar las necesidades del sector ante las consecuencias económicas de la pandemia». Se consideran interlocutores plenamente válidos y, sobre todo, con mucho conocimiento de causa. Por eso, al igual que hicieron sus colegas a nivel estatal, a instancias del ámbito de las artes escénicas y de la música, con la entrega al ministro de Cultura de 52 medidas de emergencia para paliar la catástrofe en el sector cultural, los profesionales vascos harán lo propio en las próximas 48 horas dentro de Euskadi. «Vamos a presentar estos días una serie de preguntas y sugerencias para reflexionar sobre cómo esta suspensión de programaciones está penalizando severamente el ecosistema de la cultura vasca».

A los firmantes de la convocatoria de la huelga digital les inquieta el presente como a todo el mundo. Pero en su caso no se ve ninguna luz al final del túnel. El futuro pinta muy negro, con muchos interrogantes sobre «qué va a pasar cuando concluya el cierre, cómo se va a reorganizar la estructura cultural y qué van a proponer los organismos públicos para afrontar ese día después».

El consejero vasco de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, que la semana pasada ya anunció la creación de un un programa de ayudas dotado con 2,5 millones de euros para los profesionales de la cultura, también ha tenido ocasión de pronunciarse sobre las reivindicaciones de los impulsores de la huelga digital. «Como gobernantes, estamos obligados a asumir la crítica por la gestión que realizamos. Hay un derecho y una libertad para la crítica que hay que respetar», ha avanzado Zupiria, templando los ánimos, antes de dejar claro quién tiene la última palabra en la gestión del bien público.

«Entiendo que cada cual tenga su punto de vista y quiera proponer propuestas concretas. A nosotros nos corresponde analizarlas. Las que sean correctas, habrá que impulsarlas; y habrá otras que consideraremos que no merecen nuestro apoyo», ha zanjado el consejero vasco de Cultura y Política Lingüística, a la espera de recibir en breve las sugerencias y consultas del sector de la cultura vasca.