«Mi prioridad es conectar con la gente»

Esta tarde, a las 19.00 horas, DiDonato ofrecerá ese enfoque en el Teatro Arriaga. «Me siento más comunicadora que cantante. No me interesa que se me admire solamente por mi voz. Mi prioridad es conectar con la gente. Hacerles llorar y soñar», subraya la mezzosoprano, entre avión y avión, respondiendo a toda prisa por escrito a un cuestionario. Vive en una vorágine de actuaciones, ensayos y proyectos. Tiene agenda de estrella y canta en los mejores auditorios, lo mismo en Milán que en Viena o Nueva York.

El recital durará 75 minutos, con Craig Terry al piano, y tendrá mucho de escenificación. La artista no se limitará a despegar los labios para cantar los poemas de Wilhelm Müller -melancólicos y morbosos, no exentos de ironía- en los que se basa el ciclo de 'Winterreise'. También hará lo posible para meterse en la piel de ese personaje extra, la receptora de los versos, que ella misma se ha inventado y, por eso, para que el público entienda y empatice con su visión, hace falta que eche mano de sus dotes de actriz. En esa línea habrá un mínimo de atrezzo para contextualizar la actuación.

«Canto los textos como si fueran el contenido de un paquete que me ha llegado al buzón. Leo el diario del hombre que me amaba... ¡Es desgarrador! Él ha emprendido un viaje y yo, a mi manera, también experimento una travesía al leerlas», explica DiDonato, una mujer que de jovencita cantaba los éxitos de Whitney Houston y actualmente incluye standards de Duke Ellington en sus conciertos más híbridos y rompedores. Eso sí, hoy está previsto que se ciña a la música de Schubert, con algún bis de Strauss muy probablemente.

¿De dónde le vino la idea de cambiar el ángulo de interpretación de 'Winterreise' y apostar por una visión feminista? Pues de Yannick Nézet-Séguin, director musical del Metropolitan de Nueva York, además de pianista competente. Nézet-Séguin se muestra siempre como un profesional que marca la diferencia. Abiertamente católico y homosexual, Nézet-Séguin es un canadiense de Montreal que no se limita a esgrimir la batuta. Tiene un talante renovador y dialogante, se desenvuelve con soltura ante las cámaras y le encanta abrir brecha. Parece un alma gemela de Joyce DiDonato. Ambos hicieron frente común para 'reinterpretar' el ciclo de 'Winterreise' en 2019 ante un público muy exigente, el del Carnegie Hall neoyorquino. No dejaron a nadie indiferente y se dieron por satisfechos.

A ella le gusta hacerse a la idea de que en esta versión de la obra de Schubert es algo así como Charlotte en la ópera 'Werther'; en definitiva, una mujer que no puede entregarse al amor de su vida, un joven hipersensible y proclive a la depresión, porque está obligada a casarse con otro hombre. Charlotte es un personaje que domina y le ha dado noches de gloria. DiDonato ama el riesgo y el triunfo: «Hay que tener amplitud de miras. Lo contrario es la muerte para un artista. La clave es conocerte bien, saber cuáles son tus puntos fuertes y aprovecharlos al máximo». Tiende al optimismo aunque no se le escape que hay aficionados más tolerantes que otros ante las propuestas más osadas. Lo único cierto es que esta tarde la mezzosoprano de Kansas lo dará «todo para brindar un espectáculo inquietante y sugestivo».