Premios de estreno para celebrar el Día del Teatro

'Los santos inocentes' ha sido seleccionada en la principal categoría, la de mejor espectáculo teatral, junto a 'Los farsantes' y 'Tea Rooms'. Además, dos de sus actores -Javier Gutiérrez en el papel de Paco el bajo y Luis Bermejo como Azarías- optan a premio por la adaptación de la novela de Delibes, un empeño que lleva la firma de dos bilbaínos. Javier Hernández-Simón, que también dirige, y Fernando Marías asumieron el reto de trasladar a la escena el anhelo de libertad que se respira en un cortijo extremeño en los años 60, alejándose de la película de Mario Camus.

El escritor bilbaíno murió «dos días antes de empezar los ensayos. Trabajar con él ha sido una de las grandes experiencias de mi vida», asegura Hernández-Simón. «Todos los días, cuando levantamos el telón, están ahí sus palabras». El público las escucha en uno de esos silencios reverenciales que anticipan un teatro puesto en pie, como ocurrió en el Arriaga. «La gente se siente muy identificada con la historia, no deja de estar viendo a sus padres, a sus abuelos. Por desgracia, la desigualdad social que retrata esta novela sigue de profunda actualidad». Han creado un espectáculo «con identidad propia» que sigue acumulando reconocimientos. Pepa Pedroche opta a un Max por su interpretación de Régula, Yune Nogueiras (Nieves) ha ganado el Besarkada a actriz revelación, Bermejo el de la Unión de Actores y Actrices y la Asociación de Directores de Escena (ADE) ha premiado la dirección y la escenografía.

Goizalde Núñez tenía tan claro que quería ser actriz que se matriculó a la vez en las escuelas de Basauri y Getxo antes de dar el salto a Madrid. Su sueño era hacer teatro y, aunque la televisión le ha dado mucha popularidad, en el escenario se siente «en casa, en el taller». Más aún en 'La vida es sueño' dirigida por Declan Donnellan. Opta al premio a la mejor actriz de reparto por su interpretación de Clarín, «el más gracioso de la representación», que le permite lucir su vis cómica. «Calderón lo creó como un papel masculino, pero Declan decidió que lo hiciera una mujer» y no es el único cambio en una versión que arriesga. «Hemos tenido algunas críticas de los muy puristas, pero conectamos mucho con la gente joven», dice. «Han venido institutos y los chavales salen apasionados con la propuesta». El director inglés, que forma equipos en diferentes países, apuesta por «bajar los clásicos a tierra en lugar de elevar los pies del suelo. Mira al espectador a los ojos y los hace muy comprensibles».

Tampoco los ensayos fueron convencionales. Organizaron un retiro «para hacer juegos e improvisaciones. Van surgiendo vínculos y, sin darte cuenta, has creado una compañía». Ernesto Arias también opta a mejor actor de reparto por su papel de Basilio y Alfredo Noval, Segismundo, es candidato al Max. Tienen por delante una larga gira internacional. «Londres, Budapest, Sofía, Nápoles, Buenos Aires... también estaremos en los festivales de Edimburgo y Almagro. Igual si haces una serie te queda para ahorrar un poco más, pero la magia del directo no la tiene la tele ni el cine».

Calitxo Bieito estaba fuera de Madrid la noche que se estrenó en el Teatro Real 'El ángel de fuego', pero no tardaron en llamarle para decirle que había sido «apoteósico». Su versión de esta ópera maldita de Prokófiev, que estrenó en Zürich en 2017, fue el acontecimiento lírico de 2022 en plena invasión de Ucrania, cuyo himno interpretaba la orquesta al inicio de cada función. En manos de Bieito, la novela de Briúsov perdió elementos sobrenaturales y se hizo dolorosamente humana. «Cuenta cómo una pequeña comunidad convierte en bruja a una persona que tiene una sensibilidad diferente», explica.

El público conectó de inmediato. No siempre es así y él mismo volvió a comprobarlo con los abucheos en Viena a su 'Tristán e Isolda'. «Me silbaron la noche del estreno, pero sigue en el repertorio y agota entradas», afirma. «También con 'Carmen', cuando tenía treinta y años, me pitaron como locos y ahí está por el mundo, es la 'Carmen' del siglo XXI». El director artístico del Arriaga asegura que tiene una coraza para mantener el equilibrio frente a ovaciones y pataleos. «Conozco a gente que llora por una mala crítica, pero a mí no me pasa. Es cuestión de carácter. La acogida importa, sobre todo porque trabajas con mucha gente, pero yo siempre estoy concentrado en el trabajo que tengo entre manos y en Bilbao». Dos de los protagonistas de 'El ángel de fuego', Ausrine Stundyte y Leigh Melrose, actuarán en junio en la 'Orgía' de Pasolini, gran apuesta del Arriaga.

A sus 27 años, el donostiarra Xabier Anduaga es con diferencia el más joven de los tres candidatos a mejor intérprete lírico. «Para mí es un lujo estar nominado junto a Jorge de León e Ismael Jordi, dos tenores a los que siempre he admirado mucho», dice. Ha sido seleccionado por dos trabajos, la producción de la ABAO 'I Puritani' y 'La Sonnambula', en el Teatro Real. «Cantar en Bilbao es estar en casa, y con el Teatro Real ha habido una conexión muy especial. El papel de Arturo en 'I Puritani' es más complejo, y la satisfacción es mayor».

Está recogiendo los frutos de una carrera precoz. Debutó a los veinte años, en 2016. «Voy llevando semillas, aunque me queda todo por cantar y por hacer», asume. «En mi trabajo no hay garantías, hay que rendir». Las dos óperas por las que es candidato las firma Bellini, uno de los autores -junto a Donizetti- con los que se siente más cómodo «a día de hoy. Creo que elegir bien lo que cantas es vital y con eso hay un poco de controversia, porque parece que todos tenemos que hacer lo mismo que han hecho los tenores que nos preceden. Cualquier tenor cuando empieza quiere cantar 'La Bohème' o 'Rigoletto', y eso llegará... o no. Cada uno tiene que cantar lo apropiado para su voz en el momento». Hoy no irá a la gala porque está en París con 'I Puritani' y en abril debutará en Nueva York con L'Elisir d'amore'. «Es un papel que te permite cantar bonito pero también sacar la parte cómica».

Pentación, candidata a mejor productora privada de espectáculo escénico, inició su actividad hace 35 años y ha puesto en pie más de 250 obras. La primera fue 'Pares y Nines', de José Luis Alonso de Santos. El dramaturgo fue uno de sus socios fundadores. También estaban Gerardo Malla y El Brujo, pero ya solo queda Jesús Cimarro. El productor ermuarra está al frente de un equipo de 120 personas, gestiona tres teatros en Madrid y dirige desde 2012 el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

Él elige los proyectos, «la decisión más complicada porque, si no aciertas, pierdes dinero y pierdes muchas cosas». No se basa en su criterio personal. «Escucho mucho, veo cómo va la sociedad e intento adaptarme a los tiempos. Algunas historias son clásicas, pero con una mirada contemporánea. La clave del teatro es llegar al corazón y a la cabeza». Tiene en cartel a José Sacristán, Lola Herrera, Eusebio Poncela, Carmelo Gómez... estrellas «a las que el público quiere ver en vivo» junto a artistas que empiezan. Su peor momento fue la pandemia «porque tuvimos que cerrar todo de marzo a julio, algo que no pasó ni en la Guerra Civil. Todavía no hemos alcanzado los niveles de 2019, pero vamos camino de recuperar lo que se perdió».