El Prado celebra la singular libertad creadora de Antonio Muñoz Degrain
Reúne una decena de obras del pintor valenciano, fugaz maestro de Picasso y autor de 'Los amantes de Teruel' / «Fue consciente de ser una 'rara avis'» asegura Javier Barón, comisario de una muestra de cámara sobre el pintor valenciano
Los amantes de Teruel', imponente obra de Antonio Muñoz Degrain (1840–1924), eclipsó en buena medida el resto de la obra de una de las figuras más originales del arte español del siglo XIX. Triunfó como paisajista y pintor historicista y orientalista y tiene una veintena de pinturas en las colecciones del Prado. Fugaz maestro de Picasso en la Real Academia de Bellas Artes, la pinacoteca reivindica su gran libertad creadora con una muestra de cámara que reúne una decena de obras. Estarán en sala 60 del edificio Villanueva hasta el próximo 11 de enero.
La pieza más icónica de la muestra es 'Paisaje del Pardo al disiparse la niebla' (1866), restaurada para la ocasión y considerada como el paisaje más destacado del pintor. «Su pincelada suelta recuerda en ciertos aspectos a la factura de Velázquez», dice Javier Barón, comisario de la primera muestra de Muñoz Degrain en el Prado y jefe de pintura del XIX del museo. Destaca la «captación asombrosa de la atmósfera», de una pintura que dio a su autor la medalla en la Exposición Nacional de 1866.
Otras cuatro pinturas de Muñoz Degrain han sido restauradas para una exposición que incide en «la variedad temática, el dominio técnico, la visión estética y la excepcional calidad cromática», según destaca Barón del pintor valenciano.

La exposición recupera su faceta de pintor de temas históricos y literarios. El estudio preparatorio a lápiz para su obra de mayor fama, 'Recuerdos de Granada' (1881, en la sala 63 A), o 'Vista de Granada y Sierra Nevada (h. 1915) «ilustran su enfoque subjetivo y evocador del paisaje, que funde imaginación con la realidad», resume el comisario.
'Rara avis'
En la sala 75 del Prado brilla 'Los amantes de Teruel' (1884), cenit de la pintura historicista de un Muñoz Degrain «consciente de ser una 'rara avis' que frente al naturalismo imperante apostó por la sinceridad en el arte». Lo dice Barón de un artista que dio clases a un Pablo Picasso matriculado en el curso 1897-1898 en San Fernando en las clases de dibujo de Moreno Carbonero y de paisaje de Antonio Muñoz Degrain, ambos amigos de su padre. «Picasso no acudía con la regularidad conveniente, según los profesores, y Muñoz Degrain escribió a su padre diciendo que no sabía si había aprovechado el año académico. En el fondo lo hizo: se escapaba de sus clases pero no perdió el tiempo, ya que se convirtió en un asiduo visitante y copista del Prado», precisó Barón.

La fascinación del artista por el exotismo norteafricano queda patente en 'Los escuchas marroquíes' (1879); la pintura religiosa en 'Jesús en el Tiberíades' (1909) y el detalle cotidiano en 'Rincón de un patio toledano (1904)', obras que no se habían expuesto hasta ahora. En 'Antes de la boda', la representación de Isabel de Segura, protagonista de la pintura, «revela la influencia veneciana en el vibrante colorido y la pincelada suelta», según el comisario. En octubre se sumarán otras dos obras. Una será el estudio preparatorio a lápiz para 'Los amantes de Teruel', según precisó Alfonso Palacio, director adjunto de Conservación e Investigación del museo.
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