«A los políticos se les olvidó el pueblo»

- Hace poco más de un año hablamos de este recital que por fin se ha podido estrenar. ¿Cómo viene, un año después?

- Voy en tren (risas). Como Blas de Otero no ha sido nunca un desconocido, afortunadamente, su forma de ser, de vivir y de expresarse sigue presente hoy, eso no ha cambiado en este año. Voy con los mismos entusiasmos.

- ¿No se hace raro hablar de lo que se iba a hacer hace un año?

- Sí, sí. Está claro que el futuro es cada vez más inmediato. Planear algo a largo plazo es muy problemático. Hemos ido retomando las cosas que hemos ido suspendiendo en el último año; retomando en un panorama de escasísisma programación. Ha sido un cambio constante de fechas. Yo no subí a hacer recitales en un escenario hasta septiembre y luego estuve ensayando una obra, 'Galdós enamorado', que se estrena a finales de este mes aunque debería haberse estrenado el año pasado, que fue el 'año Galdós'.

- No parece que le haya faltado trabajo, pese a todo.

- El Día de la Mujer Trabajadora se estrenó la película sobre la política Federica Montseny, sí. Eso es lo que yo he estado haciendo. Pero enero y febrero han estado muy parados también, en general, en la profesión.

- Acostumbrado en su caso a ir de un lado a otro, ¿cómo se lleva ese parón?

- Se lleva asumiendo que es algo general y no individual, pensando en eso, como una circunstancia más de la profesión. Y se lleva mal porque, como presidente de la Sociedad General de Imagen, sé lo mal que lo está pasando tanta gente. Hemos hecho encuestas y estudios, y hemos dado ayudas económicas y hasta de alimentos. La situación ha sido muy precaria, lo tengo muy presente.

- ¿A los políticos se les olvidó el sector?

- A los políticos, diría que es más grave, se les olvidó el pueblo. Lo que merecen es que el pueblo se olvide de ellos. Están metidos en una pelea insensata, irresponsable. No es forma de actuar. Todo esto que estamos viendo deberían haberlo reconsiderado hasta acabar con esta enfermedad que tanto daño no está haciendo. Todo esto para la ciudadanía es indignante. A la clase política no le interesa nadie. Ni el hambre. Es mentira. Lo saben y, si no lo saben, hay que decírselo a la cara: mienten ustedes. Las buenas intenciones se quedan en el tintero las primeras. Todos esos desacuerdos en Sanidad, en medidas frente a la pandemia, son un disparate. No creo que ningún ciudadano con sentido común pueda estar de acuerdo con eso.

- Como actor y presidente de la Sociedad de Gestión de Imagen-AISGE, ¿qué medidas pediría?

- Es complejo porque la pandemia lo que ha hecho es agudizar una situación que viene de muy lejos y que tiene que ver con la cultura en general, con lo que es, con lo que significa. Ya no solo hablo de que es un 4% del PIB -museos, teatros, música, ballet- y da trabajo a mucha gente. Más allá de eso, los gobiernos, como ha hecho el francés (aunque paradójicamente tiene cerrado los teatros), deberían hacer una declaración de principios. Aquí tenemos un Ministerio de Cultura que podría haberse dedicado a la promoción de la cultura española a nivel internacional.

- Primer paso, ¿unificar criterios?

- Una declaración de principios sobre la cultura. Ahora se refugian en un supuesto estatuto del artista. Déjense de tonterías. Comprométanse a que la cultura sea prioritaria en la formación del ciudadano, en la lengua que sea. La cultura está por encima de cualquier opción política. Lorca, Miguel Hernández, Blas de Otero... nos pertenecen a todos, son universales. Como Cervantes, Shakespeare, Molière. La cultura es universal.

- ¿Y más necesaria ahora?

- Sí, lo es. Lo único positivo que ha sacado la pandemia, sorpresivamente, es que mucha gente ha visto contenido de ficción en televisión y que también ha leído bastante. Para mí estos meses, con tantos días y días sin actividad profesional, han sido muy enriquecedores en cuanto a lectura y música. Ha sido mi año Mahler, de disfrutar de ese grandísimo músico. Y la gente está asistiendo a espectáculos, con todas las medidas preventivas, la cultura es segura; le sigue gustando sentarse ahí y ver a otros seres contándole una ficción y esa es una señal alentadora. Ahora, la posguerra será más dura...