Si la bella voz lírica del barítono André Schuen se exhibía aterciopelada, el pianista Daniel Heide acariciaba las teclas con impoluta limpieza. Si el cantante ... mostraba un canto dulce y elegante, el pianista le acompañaba con dedos de seda. El dúo de lujo compuesto por el barítono italiano André Schuen y el pianista de Weimar Daniel Schuen consiguió atraer al máximo la atención del público, que disfrutó del canto y del piano al saborear cada nota de la voz y del acompañante.
Publicidad
La voz fluida y amplia de Schuen aplicó a su línea de canto los claroscuros que llenan los lieder de Brahms y Mahler. Fue un recital regalo de un binomio de sensible musicalidad. Fue el ofrecimiento vocal de un intérprete lírico que mostró poseer amplitud vocal para acceder con naturalidad a las notas graves y una demostración de su gran técnica cuando aclaraba al aborda las notas altas.
Nos llamó la atención así mismo, la homogeneidad de su voz en todos los registros, una cualidad tan apreciable para lograr la expresividad requerida en los lieder. Rara vez se nos proporciona en los recitales canoros la oportunidad de vivir momentos verdaderamente mágicos. Hubo tanta calidad, tanta calma y tanta elegancia en su fraseo, que se notó su dominio del alemán al haber nacido en la frontera italiana con Austria.
De Daniel Heide nos quedamos con su ternura al extraer los sonidos al teclado, el brío marcial que impuso en el primer lied de Mahler de la segunda parte y la atención prestada aparentemente sin apenas mirarlo a su compañero barítono. Dos artistas que hicieron música de verdad.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión