Willis Drummond reflexionan sobre la vida en su séptimo disco, 'Hala ere'
El cuarteto vascofrancés lanzará el viernes un álbum de nueve canciones eléctricas que estará disponible en redes, CD y vinilo rosa
Este viernes 18 de noviembre verá la luz 'Hala ere' (sin embargo), el séptimo disco oficial de los vascofranceses Willis Drummond. Es un trabajo intelectual y directo de rock eléctrico con letras reflexivas que ha sido presentado este miércoles en rueda de prensa en el Kafe Antzokia, donde el sábado 26 de noviembre tendrá lugar el primer concierto de una gira que, entre otras plazas, les paseará por la Azoka de Durango (darán un bolo eléctrico de media hora con fecha aún sin anunciar por la organización), por Logroño (en el Stereo el 27 de enero) y Vitoria (17 de febrero en el Jimmy Jazz), y más lejos, hasta Madrid, Almazán (Soria) o Mazaleón (Teruel).
Al ser inquiridos por la razón de que proviniendo de Francia (Jurgi Ekiza y Xan Bidegain viven en Bayona, el nuevo componente Botibol en Burdeos, y el baterista Felix Buff en Bera de Bidasoa, Navarra) tengan más conciertos al otro lado de la muga, contesta Felix, que también mantiene un grupo paralelo y de pop bautizado con su segundo nombre, Rudiger: «Estos es fruto de la labor de Luis Gómez, de la agencia Black Izar (un vizcaíno que ha establecido su empresa en Pamplona y que es manager de El Drogas y los Travellin' Brothers, entre otros). Luis nos ayuda a conseguir conciertos gracias a sus contactos en España. En Francia nadie nos ayuda con el booking», o sea para buscar conciertos.
Willis Drummond siempre han apostado por la autogestión, por el 'do it yourself' o hazlo tú mismo. Como bien resume la hoja de promoción que acompaña al disco, más bien la hoja de información, el grupo se siente muy hermanado y en su génesis, hace casi veinte años, sus tres miembros fundadores compartían casa en plan comuna. En 2007 autoprodujeron su debut, 'Anthology', y entre 2009 y 2012 editaron cuatro discos más en BideHuts, un conglomerado independiente guipuzcoano donde los grupos tenían la última palabra (y la primera). Luego los Willis crearon su propio sello discográfico, Tabula Rasa Records, donde desde 2016 ya van siete referencias más. La última, la novedad, 'Hala ere'.
Su anterior álbum oficial, o sea de estudio, 'Zugzwang' (2019; el título es el nombre de una jugada de ajedrez en la que muevas lo que muevas vas a empeorar), les puso en el disparadero y lo presentaron en gira por Japón, Australia y Tahití. Pero la pandemia lo paró todo. No obstante, ellos pudieron adaptarse, redirigirse y continuar en un mundo de mascarillas y aforos reducidos y con separaciones entre los espectadores gracias a una gira acústica en la que sumaron al cuarto elemento, a Botibol, alias de Vincent Bestaven, quien se acabó quedando en el grupo.
Así lo cuenta Felix Buff en la rueda de prensa: «La gira del disco anterior se vio cortada por la pandemia, pero nos surgió la oportunidad de hacer otra gira de conciertos acústicos por teatros, con mascarillas. Fue una nueva fase y le llamamos para que se ocupara de teclados, guitarra y cantar. Ha sido nuestra navaja suiza. Dimos más o menos treinta conciertos. Para el siguiente disco, este eléctrico, se incorporó y ya es parte de la banda». Sí, ya sale en las fotos. Y aporta Jurgi: «Para el nuevo disco nos juntamos todos en el local. Estuvimos cuatro días grabando ideas en un 6 pistas, y de esas ideas salieron estas nueve canciones. Vimos que en eléctrico también venía bien su aportación, y lo incorporamos».
Los cuatro vestidos de negro, con una clara aportación rosa de la camiseta de Jurgi, han presentado a la prensa el álbum nuevo, 'Hala ere', realizado en el estudio Shorebreaker de Tarnos, propiedad de Johannes Buff, hermano de Felix y productor también del disco, que se grabó en directo en el estudio y luego recibió leves retoques. «Se notan el grunge, la arquitectura de la música indie original y la emergencia del rock'n'roll punk amada por los grupos australianos», describe la hoja de promoción a un repertorio de rock eléctrico con letras profundas, mascadas, inteligentes, a veces al borde de la contradicción, quizá de ahí el título 'Hala ere / Sin embargo'.
Son letras meditadas que buscan hacer meditar, caso de 'Mandarina', surgida en el viaje a Tahití justo antes del cierre pandémico, de la crítica intelectual a la acumulación de 'Stochkolmen' que lo mismo sirve para el capitalismo que para el síndrome de Diógenes, o de esa 'Har eta bota' que más que revindicar el ecologismo señala al despilfarro. Y musicalmente las canciones a veces son serenas ('Bidasoa', la velvetiana 'Ez dugu behar') y otras, las mejores, son rápidas, directas y expansivas como estas tres: 'Gauzak', un rock contra el caos y contenedor de la citada influencia australiana; el elogio de la logística o el vértigo de la modernidad en 'Makina bat'; o la escuela de la vida en 'Jostaleku ala infernu', donde cantan «la vida es un área de juegos para quien quiera aprender, y es un infierno para quien quiera saber».
Este viernes 18 de noviembre se subirá a las redes el disco 'Hala ere' y se distribuirán por las tiendas y por correo las copias en los dos formatos físicos. Sale en vinilo rosa con portada desplegable y con fotos en gran tamaño (la de la portada demasiado minimalista: una mandarina), y sale en CD de cartón también desplegable, con las letras en cuatro idiomas (euskera, castellano, inglés y francés). «Es un objeto bonito», dice Jurgi mirando el elepé.
Los cuatro Willis Drummond estarán los cuatro días en la concurrida feria de Durango, del 7 al 11 de diciembre. Permanecerán en su puesto, el del sello Tabula Rasa Records. Los cuatro autografiando y vendiendo discos con el don de gentes que les caracteriza. Son tan majos que no parecen franceses.
