
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Muchos en Bilbao se quejan de que la sala Dabadaba atrae hoy a San Sebastián a grupos que ya quisieran ver en su ciudad, pero ... en 1985 sucedió lo contrario con uno de los grandes. Bajo el nombre de Kanka y Gigs se anunciaban los promotores del concierto que se celebró ese año en la plaza de toros de Vista Alegre con los Dire Straits en la cresta de la ola. Acababan de estrenar su quinto álbum de estudio, 'Brothers in Arms', que los consagró como leyenda con 30 millones de copias vendidas. Concierto y disco cumplen 40 años. Tras la marca comercial Gigs estaba la promotora Musical Internacional S.A., mientras que Kanka era el nombre del barquito del donostiarra (aunque del Athletic) Mikel Camino, entonces dueño de la conocida tienda de discos 'Xaribari' de la calle Legazpi de San Sebastián, donde los clientes iban a escuchar los vinilos antes de comprarlos y a beber del cañero de cerveza instalado en el local.
«Teníamos muchas actividades e incluso desde la tienda empezamos a organizar conciertos. Viendo que el vinilo iba cada vez peor, hicimos la transición al cedé, y finalmente la transición al paro», recuerda con humor Camino, hoy y desde hace 30 años responsable de la empresa de management Syntorama. «Conocía a Txelo Larretxea y juntos montamos la promotora Kanka, por mi pequeña motora. Hicimos el primer concierto en España de Echo & The Bunnymen en Barcelona en 1980... y otros con música de todo tipo, muchos heavies como el de Judas Priest, pero también Silvio Rodríguez... Nos enteramos de que la empresa Gigs estaba gestionando a los Dire Straits y les pedimos hacer una fecha en Bilbao, a Txelo le gustaban mucho y era un loco de Mark Knopfler. Nos dijeron que sí y alquilamos la plaza de toros.
– ¿Pero por qué no reservaron la cita en su ciudad?
– Porque no había un lugar donde entrara un concierto tan grande, solo en el Velódromo, pero nos encontrábamos con muchos problemas para organizar cosas allí. Así que lo llevamos a Bilbao. Pensábamos que no venderíamos las 16.000 entradas, pero se agotaron días antes. Era un chollo, creo que valían 1.800 pesetas, que corresponden a unos 10 o 15 euros actuales, un regalo. Fíjate, se vendió todo y no había internet. Teníamos que imprimir las entradas y llevarlas en persona a las tiendas. Llevamos muchas al otro lado de la frontera.
Para otros, el precio no fue precisamente un regalo, según comentaba el día anterior al bolo el periodista Javier Fuentenebro en una crónica previa en este periódico, pero sí confirmaba la decepción que supuso para San Sebastián que aquel concierto se celebrara en casa del vecino: «Bilbao no había conocido hasta el momento una demanda tal de entradas para un concierto rock, a pesar de que el desembolso de las 1.800 pesetas que suponía su adquisición no es, ni mucho menos, accesible a los bolsillos más jóvenes, teniendo en cuenta, además, que se trata de la actuación de una única banda. Aun así, según miembros de la organización, medio San Sebastián se ha quedado con las ganas de presenciar el show, amargados incluso por el hecho de que Bilbao, tradicional plaza de segunda fila en cuanto a afluencia de público, hubiera 'robado' a los Dire Straits en perjuicio de la capital guipuzcoana, 'reina' del circuito rock del norte del país».
Y llegó el día del concierto. Sábado, 1 de junio a las 22 horas. Con el 'sold out', las taquillas ni abrieron, terreno abonado para la reventa; había por allí quien pedía hasta 4.000 pesetas por una entrada. 16.000 espectadores, rayo láser, 300.000 vatios de iluminación y 30.000 de sonido, 50 personas entre bastidores... Llovió llegando ya al final... «Cayó una chaparrada –dice Mikel Camino– pero de allí no se movió ni dios. Fue un gran concierto, lo vivimos con mucha emoción. Trajeron un supermontaje, con varios trailers, gran sonido, luces espectaculares... Nosotros habíamos contratado a unas cien personas y lo vimos desde el 'backstage'. Pedimos poder gestionar los bares de dentro de la plaza, las barras, pero lo hicimos fatal, fue un desastre, creímos que lo podíamos hacer pero no. Y no es que perdiéramos dinero, pero ganamos cuatro duros cuando podíamos haber sacado muchísimo, pero la gente contratada se dejaba los cañeros abiertos...». Reservaron habitaciones para el grupo en un hotel de la Gran Vía, «no recuerdo bien el nombre, y al acabar se marcharon a dormir, fueron formales. Era gente asequible, muy simpática, no hubo nada extraño«.
La crónica del concierto fue escrita en este periódico por Fernando Iturribarria, que describió cómo los espectadores «abarrotaron el ruedo y las gradas de Vista Alegre en una concentración humana de dimensiones nunca conocidas por estos pagos en un festival de rock. Fueron muchas las gentes venidas de las provincias limítrofes, en autobuses especialmente fletados para la ocasión». El rayo láser dibujó «caprichosos trazos en el escenario» y comenzó toda una lección de cómo hacer música. «La insultante perfección de los sultanes del swing», tituló aquel texto, en el que recogió que el bajista y cofundador de la banda, John Illsley, se cortó la mano derecha con un objeto del escenario en el bis, mientras sonaba 'Local Hero', y tuvieron que darle nueve puntos. Pero pudo tocar al día siguiente en Madrid.
Iñaki Gallardo, responsable del sello discográfico Decadencia Corporal, estuvo allí: «No recuerdo muchos detalles, tenía solo 18 años, acababa de terminar 1º de Económicas, pero sí que hubo mucha expectación, porque en Bilbao había algunos conciertos grandes, pero no tantos como ahora. El precio de la entrada me pareció entonces mucho dinero pero pagué porque me gustaban mucho». Eso sí, prefiere sus primeros discos: «Tocaron muchas del 'Alchemy', anterior al 'Brothers in Arms' que acababan de sacar y del que hubo también unas cuantas. Disfruté mucho 'Telegraph Road', 'Private Investigations' y 'Sultans Of Swing'».
Sonaron además 'Walk Of Life', 'Brothers In Arms', 'Money for Nothing', 'Tunnel Of Love', 'Romeo And Juliet'... No recuerda Gallardo aquella tormenta de unos cuatro minutos que empapó a los asistentes, pero sí que estuvo sentado en la grada, bien posicionado. «Me parecía que la arena estaba demasiado llena, como si hubiera más asistentes del aforo permitido. Pero la idea es que disfruté mucho. También estuve en el concierto que dieron en 1992 y ese ya no me gustó demasiado. En 'Brothers In Arms' cambiaron el sonido característico de sus primeros álbumes que tanto nos había enganchado y a partir de ahí no me convencieron».
Otro asistente que prefiere no dar el nombre asegura que casi deja de escuchar su música por culpa de aquel concierto: «En su momento me pareció que hacían desarrollos larguísimos, canciones de 4 minutos pasaban a durar 12... Me pareció muy aburrido. Excepto los dos primeros álbumes, que me gustan mucho, dejé de escucharlos».
Es un hecho que el 'Brothers In Arms' que tanto atrapó a los oyentes más jóvenes que no conocían demasiado los discos anteriores del grupo supuso un punto de inflexión para los fans más antiguos, un cambio de registro que muchos no perdonaron, y durante muchos años, la banda tuvo numerosos 'haters' procedentes de su propias filas. No ayudó la sobreexposición a temas como 'Walk of Life', con aquella intro para algunos tan desenfadada y algo verbenera, o 'Money For Nothing', que sonaban varias veces al día en todas las emisoras. El tiempo, sin embargo, ha tratado amablemente aquel disco para otros muchos rotundo y brillante y hubo renegados que volvieron al redil. Otros, nunca.
Jay Levit Chapman tenía 16 años en 1985: «A mi padre le encantaba la música y por eso he ido a conciertos desde que era muy pequeño. A él los Dire Straits no le disgustaban y me llevó porque yo sí quería verles. Iba a clases de guitarra y eran uno de los grupos que más sonaban en Algorta cuando yo empezaba a salir. Lo más top era el doble directo, y también me encantaba 'Local Hero'».
Levit compró el 'Brothers In Arms' y los anteriores los tenía en disco o grabados en casete. Fue con su padre a una tienda a coger las entradas y pillaron sitio en las gradas. «'Brothers In Arms' es el disco que menos me gusta porque no era ni la música que hacían antes ni tampoco rompía con todo lo anterior. Lo considero un disco soso, así que en ese sentido un poco decepción; aun siendo bueno, bien compuesto, con Sting cantando por ahí, me sigue sin enganchar». Pero recuerda disfrutar mucho el momento: «Tocaron muy bien, claro, perfecto, aunque sin sorpresas como las que te llevas en otros conciertos... Como en aquel de Neil Young en La Casilla en 1987, cuando se fundieron los fusibles por la caña brutal que estaba metiendo con los Crazy Horses, y sacó una linterna para alumbarse la cara y cantó con la acústica». Claro, pero esa ya es otra historia.
Karlos de Pedro, Gorri, dj y vocalista en varios grupos, empezó a escuchar a los Dire Straits porque a la madre de un vecino suyo que era heavy le gustaban mucho. «Yo pasaba a la casa de mi amigo y su madre me dejaba sus discos, Eric Clapton y cosas de ese estilo, me decía que tenía mejor gusto que su hijo, ja, ja. Y recuerdo que me pasó el 'Brothers In Arms' dos semanas antes de ir al concierto, para estudiármelo un poco. Tenía 15 años y había escuchado sus discos anteriores». Logró reunir las 1.800 pesetas gracias a lo ahorrado y lo que pudo pedir, «porque para nuestra edad era una barbaridad. Compré la entrada en el Corte Inglés, que hasta hacía nada había sido Galerías Preciados».
Y a la plaza de toros se fue emocionado. «Recuerdo escuchar los acordes de inicio de 'Once Upon A Time In The West' y flipar demasiado, esa es la sensación que tengo de todo el concierto. Si cuando ibas a una verbena y tocaban el 'Sultans Of Swing' flipabas... Imagínate allí». El 'Brothers In Arms' le dejo un poco frío. «Es que aquella intro de 'Walk Of Life'... Y lo pusieron tanto en las radios que cansó, cogí manía a muchas de sus canciones».
En 1989, Radio One de la BBC con el difunto Roger Scott como presentador, dedicó su sección sobre los álbumes de rock más populares al 'Brothers In Arms' de los Dire Straits, y para ello invitó a su líder, Mark Knopfler, que desgranó el origen de los temas del álbum. El cantante y guitarrista explicó que todas las canciones se escribieron en el invierno de 1984 y que buscaba letras sencillas, directas, tratando de evitar hablar sobre hoteles, estar de gira o actuar. Aquí van sus explicaciones sobre las más representativas:
'So Far Away': «Somos un mundo de viajeros y pasajeros de aviones; las familias están divididas en diferentes partes, por todas partes, y eso tiene relevancia. En lo que a mí respecta, se trata de llevar una relación por teléfono, lo cual es una broma. Realmente no se puede hacer durante un largo período de tiempo, porque ambos se cansan. Esa era la idea básica».
'Money For Nothing': Cuenta el cantante y guitarrista que estaba en una tienda de electrodomésticos con todos los televisores sintonizados en la MTV y que el dependiente se dedicaba a comentar aspectos de cada uno de los músicos que iban apareciendo mientras atendía a los clientes: «Con su acento neoyorquino decía cosas como '¡Ese cabrón tiene su propio avión a reacción!', '¡Está tocando los bongós como un chimpancé!' o '¡Eso no funciona!'«. Knopfler pidió prestado boli y papel y con algunas de esas frases empezó a escribir la letra: 'Dinero por nada y tus chicas gratis', 'Déjame decirte, esos chicos no son tontos', 'Tal vez te salga una ampolla en el dedo meñique'... Luego Knoplfler recordó que habia escuchado a The Police en el canal MTV diciendo la frase 'Quiero mi MTV' y decidió incluirla. Más tarde pensó en que por qué no pedirle al mismo Sting que cantara ese verso... El disco se estaba grabando en la isla de Montserrat, territorio británico de ultramar en el Caribe donde el productor musical George Martin (conocido por su trabajo con los Beatles) construyó, en julio de 1979, AIR Montserrat, un estudio donde se había grabado precisamente el 'Syncronicity' unos meses antes (las instalaciones quedaron destruidas en 1989 por un huracán de fuerza 4 que devastó la isla). Así que, cuando expresó en alto su deseo, alguien le informó de que Sting se estaba bañando en la playa cerca de allí en ese momento, con lo que le llamaron y se acercó al estudio para grabar la famosa línea con su voz.
'Walk Of Life': Knopfler ha contado en más de una ocasión cómo le inspiró la fotografía de un chico «tocando la guitarra en el metro mientras miraba hacia la pared para conseguir una buena reverberación», porque él mismo había tenido esos problemas al principio al no tener un amplificador. Escribió la letra como homenaje al cantaautor estadounidense Johnny Mathis.
'Your Latest Trick': «Es la idea de Nueva York en realidad. No estoy muy seguro de qué significa esto, pero suele ser así. Se me ocurrió al volver del estudio. Ir al Village a las cuatro de la mañana todas las noches y tener pequeñas ideas. Y siempre me ha gustado la idea de los camiones de basura de Nueva York, estos camiones que son cosas enormes, monstruosas, y piensas 'Así empiezas, y así terminas'. Y una vez que has empezado una cosa lleva a la siguiente. Muchas canciones en realidad se hacen a partir de fragmentos... y no estoy seguro de si son tan buenas como ideas más completas o no. Para mí no tiene un significado específico. Me gusta poder hacer eso con las canciones, para que encajen en la situación de mucha gente, para que tengan un significado para ellos».
'Brothers In Arms': «Recuerdo que mi padre dijo que, durante la guerra de las Malvinas, los rusos eran hermanos de armas de los argentinos. La Rusia comunista era hermana de armas de la dictadura militar en Argentina. Y el término 'hermanos de armas' se me quedó grabado en la mente aunque la canción no trata de eso. Por alguna razón, me vino a la mente la imagen de un soldado muriendo en el campo de batalla, tal vez con amigos a su alrededor, y lo que estaría pasando en ese momento por su mente...«.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.