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Este miércoles, el roquero sevillano sobrevenido cantautor dylanita o algo así Chencho Fernández (ex Sick Buzos, grupo sevillano de indie noventero) se presentó en el Colegio de la Abogacía de Bilbao para presentar su tercer álbum, 'Meridiano de Greenwich' (24). Nos congregamos unos 66, desertaron una decena y llegaron tarde al menos cuatro, o sea que calculemos que una sesentena de almas atendió atenta a su recital de 13 temas en 53 minutos celebrado en el duro entorno del salón de actos jurídIco, donde él se sentó en un taburete calzado con playeras (mejor botines, ¿no?) y vestido en tono oscuro para camuflarse en el entorno gris.
Las siete primeras canciones fueron de la novedad, 'Meridiano de Greenwich', un viaje del Sur al Norte ('Una playa cantábrica') con mucho costumbrismo playero de arena, olas, reverberaciones solares y chicas en bikini. Obviamente (como diría mi sobrina Eneritz) dylanita fue la inaugural 'Sólo será pasado a partir de ahora', costumbrista entre La habitación Roja y Planetas fue 'El mar y la nada', de la Trinidad Rafael Berrio, Bob Dylan y Silvio Sacramento emanó 'Y entonces lloré', cual híbrido entre La Granja y Quique González brotó 'Sal de tu piel' (noten la ambigüedad, o mejor la polisemia del título), el tono cantautoril de mesa camilla embargó a 'Alba Rey', y la agonía existencial de La Habitación Roja se sintió en 'Tan fácil como respirar otra vez'.
Cierto es que Chencho vocalizaba tan mal, tan poco claramente, que costaba entenderle sus letras (quizá estaba acatarrado, llegamos a pensar). Nos había dado la bienvenida y dado las gracias por nuestra «asistencia y cercanía», declaró desear regresar a Bilbao con banda al completo, notificó la presencia de «caras amigas» entre el respetable público, y avanzó que continuaría el recital con canciones de sus dos primeros discos, 'Dadá estuvo aquí' (15) y 'Baladas de plata' (20).
Y tras el viaje a las serenas playas de su novedad fonográfica se sumergió en un pasado reciente con apariencia más noctívaga y canallita. Así a Nacho Vegas resonó en 'Un hit', a su quizá referencial y también afrancesado Rafa Berrio en 'Mi pequeña muerte en ti', al Dylan más exangüe en modo vals en 'La noche americana', al Dylan de 'Pat Garrett y Billy El Niño' en 'La estación del Prado', a Luis Eduardo Aute indudablemente al oírle entonar 'Una buena noche' (o sea obviamente) y a Leonard Cohen por el conocimiento de la noche en 'La garçonne'.
Hala, tras el concierto hemos bebido mucha cerveza, fino y brandy, pero parece que hemos citado las 13 canciones. Chequéenlo, por favor...
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