La versatilidad desacomplejada de Olloki

El caso es que el valiente Olloki, alias de Andoni Ollokiegi Olaetxea (con su nombre verdadero salió su primer disco en solitario, 'Bekataria', inspirado en los pecados capitales), fue el foco de atención de un concierto de 17 temas en 77 minutos en sexteto: en primera fila bajo y dos guitarras eléctricas (qué bien puntea Olloki...), y detrás una baterista electrónica que tocaba en pie (pensamos que a muchos temas les iría bien una batería de verdad, porque al final el soniquete sintético se hacía un poco pesadete) más un trikitilari y un tecladista que se tapaban el uno al otro.

Pero el sonido en el Antxiki, la sala superior del Kafe Antzokia, fue bueno, la ejecución del grupo echada p'alante, las luces mejorables para no salirse del ritual de lo habitual, y la conexión con el respetable óptima, en especial con cuatro chavales que a nuestra derecha servían de perfecta clac: repetían los coros, daban palmas espontáneamente, se sabían los estribillos, y en una bailaron de modo inconsciente como si fueran la pandilla de la peli 'Grease' y en otra, ¡dos de ellos bailaron un fandango!

A Olloki le sirve cualquier estilo para elaborar una canción. No le hace ascos a nada. Tiene intención transversal popera, le supura su pasado de heavy metal kid (es un muy buen guitarrista que no usa púa y surte al repertorio de punteos incluso AOR), y además la trikitixa le alfombra melodías propias del trikiboom de los 90 (vía Gozategi, Maixa Ta Ixiar…). Todo esto se mascó en su bolo, y se lo vamos a desmembrar.

Lo dicho, divertido, desacomplejado, versátil, con facultades y sin vergüenza, aunque con una estética claramente mejorable (llevaba vaqueros ajados y anchos y una camiseta blanca de Kokein que le quedaba grande), Olloki respaldado por los suyos aleó la triki de Kepa Junkera con el heavy de Sutagar ('Nazkatuta', donde el líder cantó como si estuviera en Saxon), en el metal su bizarría podría llegar a recordar al Reno Renardo, pero sus letras son serias, con mensaje ('Harro'), su ambición comercial la encapsuló en una canción en castellano entre latina y andalusí (¿'Te llevo en volandas' le gustaría a Bisbal?), y hasta se cascó un fandango ('Satandango', cuando bailó la pareja de amigos y cuando exclamó entusiasmado Óscar Cine: «¡parece que estamos en Santo Tomás!»).

Tras esta Olloki propuso en brindis, dijo 'topa', y alzamos los vasos (y él avisó que brindaba con agua, lo que da mala suerte), y a partir de entonces la clac cuádruple coreó sus iiioooo en 'Alienatuta', espontáneamente ondeó los brazos en la balada 'Magia' y también espontáneamente dio buenas palmas en 'Lehen aldia', bailó como en 'Grease' en el rock and roll a lo Niko Etxart 'Jalekeria' y, claro, la clac bailó ska en un fragmento del reggae 'Alferra' (en el lapso con el 'Kolore bizia' de Negu Gorriak), se agachó cuando lo pidió Olloki en el single 'Egokitu' (sólo se acuclillaron ellos cuatro y un Óscar Cine que se lo estaba pasando como un enano), y cantó con su ídolo en el bis que unió el 'No hay tregua' de Barricada con el 'Aitormena' de Hertzainak.

E ignoramos lo que hicieron sus cuatro fans fatales en otras canciones como la bossanova 'Euskarria', aunque al acabar el concierto se pusieron a jalear 'Olloki, Olloki', mientras le llamaban artista y le hacían reverencias como si fuera un futbolista. Y nada de lo contado lo hicieron por dar la nota, ¿eh?

Ah, la gira de 'Alienatuta' seguirá el 3 de octubre en San Sebastián (Dabadaba), el 9 en Atarrabia, y luego en bares de Vitoria: el 15 en El Parral y el 18 en el Txapeldun.