Vega ante su público respetuoso, amoroso y cariñoso
La cantante cordobesa ofreció ante dos centenas de espectadores un lujo de concierto al frente de una banda cara para presentar su disco 'Ignis'
La cordobesa de 46 años Vega (Mercedes Mígel Carpio), «22 años de carrera, que se dice pronto» (como resaltó este viernes en la Stage Live), ... reconoce que podría vivir desahogadamente de los derechos de las canciones que ha compuesto para otros (Bisbal, Manu Carrasco, Pastora Soler, ¡Raphael!...) y a veces se pregunta por qué se mete en embolados como editar discos o girar en condiciones tan exigentes como las de este inicio de su disco 'Ignis' (producido por Ricky Falkner), siete conciertos con la banda que lo ha grabado (músicos de pedigrí que luego listaremos).
Este viernes hubo nueve personas sobre el escenario (los seis músicos, los pipas Pablo y Hernán, y el técnico de monitores Jordi), y otros cuatro abajo y alrededor (road manager, técnico de sonido -no trajeron de luces, que en la Stage Live fueron tan flojas como es habitual-, y dos más, «Juan y Dani, que nos llevan y nos traen»), en total 13 profesionales para ofrecer un concierto de 19 canciones en 102 minutos (sin bis porque «ya sabéis que no hago bis») ante 222 almas, media entrada (¡pensábamos que la iba a petar y se quedó a la mitad!).
El concierto estuvo bien y cursó creciente con momentos muy emocionantes que a ella parecieron provocarle lagrimillas. Vega, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, fue cercana al público, y preguntó cuántos la estaban viendo por primera vez (varias manos jóvenes se alzaron por las primeras filas), avisó de que aunque no había traído merchandising para vender al acabar el concierto bajaría al fondo de la sala para charlar con los espectadores, y elogió: «sois un público tan respetuoso que a veces me abruma, por los silencios entre canciones».
Por el contrario, también dejó caer muchos comentarios superficiales en plan Aitana o triunfitos de primera hornada (ella, Vega, participó en OT 2002). Por ejemplo lo de que el pelo le molestaba para tocar la guitarra y que hablar al mismo tiempo que afinar se le da «como el orto». Llegó a interrumpir una canción y soltó: «estoy nerviosa, ¿vale?», y explicó que una luz de la espalda le impedía ver y se asaeteó clamando «soy una compañera fatal». Además comparó que fuera hacía mucho frio pero dentro de la sala mucho calor, «y esto es gracias a vosotros, que sois muy amorosos y respetuosos».
Vega vino al bolo de Bilbao con este bandón, un sexteto: ella a la voz y las guitarras (al menos dos eléctricas y una acústica se colgó, y cuando no lo hizo cantó bailando); Ricky Falkner al bajo (Love OF Lesbian, Iván Ferreiro. Standstill, Egon Soda, Mi Capitán…); Dani Ferrer al piano, teclados, sintes y tuba (Love Of Lesbian); Xavi Mole a la batería (Iván Ferreiro); Víctor Valiente a la guitarra eléctrica (Standstill, Sidonie); y Angie Sánchez a los coros, los teclados y la guitarra acústica (tiene un disco a su nombre titulado 'Tiempo al tiempo' y producido por el mismo Ricky Falkner).
En el concierto no hubo discursos y la cordobesa se centró en las canciones. Y entre las 19 que tocaron cupieron todas las del disco 'Ignis', las diez. Vega estuvo rodeada por todos los escuderos ataviados de negro, con ella la lideresa destacando al principio por su chupa roja. Y luego, cuando se la quitó, por su altura (aumentada por tacones), delgadez, larga melena y proporciones espigadas nos recordó en lo físico a Christina Rosenvinge, a quien también nos recordó musicalmente, aunque algo menos que en disco (porque en vivo se asemeja más a Amaral).
Este viernes en vivo en la Stage Live Vega nos evocó a menudo a la Rosenvinge (la inaugural 'Si los arboles bailan' –con cierto deje a lo Aurora Beltrán-, una 'Santa Cristina' que fue folk por el tono nostálgico, la letra y la melodía, luego 'De otro planeta'…) y también a Amaral (el rock lineal 'Wolverines', el misal de 'Mortal' –con estribillo algo Rigoberta Bandini-, 'Litio y alquitrán' -«la canción más canalla del disco», anunció-, la oscura 'El alud'…)
Y además pensamos en Shuarma ('Niña descalza', con inflexión que fusila premeditadamente al 'Faro de Lisboa' de Revólver), The National ('Leviatán', flotante y psicodélica), en la onda de las nuevas cantautoras country ('Dispárame una canción'), en Morgan con más sentido ('Boston', cuando al acabarla alguien gritó 'brutal' y ella contestó con un 'muchas gracias'), en Bowie ('Dónde estabas tú', la mejor de la velada, una gradación (con)movedora), en Maika Makovski ('Incondicional') y hasta en Mónica Naranjo (en la penúltima, 'Bipolar', la de «no, no, no… no me pienso rendir», antes de la cual dio las gracias «por haber remado conmigo todos estos años»).
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