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Maika Salguero

El sonido perfecto de Alan Parsons en el Music Legends Fest

Apabullante acústica la de Miribilla, casi futurista al albergar la interpretación en octeto de un catálogo de temas ochenteros rematados por dos éxitos intergeneracionales como 'Eye in the sky' y 'Games people play'

Sábado, 14 de junio 2025

En general, un festival musical arrastra de público lo que su cabeza de cartel. Así, si un artista como Alan Parsons en Bilbao se mueve en torno al aforo del Palacio Euskalduna, unas 2.200 butacas, donde actuó en 2009, pues en teoría poco más público acudirá al festival que lo programe. Y este sábado, 2.300 personas se plantaron en Miribilla, buena cifra para disfrutar con comodidad y sin agobios del Music Legends, para moverse por la pista y salir al fresco de los conciertos exteriores sin chocarse con nadie.

El Music Legends, que molaba más en La Ola de Sondika por ser al aire libre (aunque en el Pabellón de Miribilla si llueve no nos mojamos), quizá alcanzó su tope de público el año pasado, con Pretenders (4.600 según las cifras oficiales) y Deep Purple (5.500). Se vendieron más entradas de las inicialmente previstas y se llegaron a abrir gradas extra, lo cual perjudicó a los espectadores, por la congestión humana general.

Este sábado, segunda jornada del 8º Music Legends Festival, en Miribilla el cabeza de cartel fue Alan Parsons, un londinense de 76 años que se mueve con bastones, como se comprobó en la rueda de prensa del viernes, y que actuó sentado y ataviado como un noble de la serie 'Mad Max' durante un concierto de 17-18 canciones en 94 minutos, en ochote dividido en dos alturitas, un alarde para no habitual del festival, aunque con una escenografía demasiado sencilla, no acorde a su leyenda, con luces pobres y sin ninguna pantalla de fondo, que son despreciadas por la organización del festival, pero bueno, si se rondan los dos mil espectadores no son tan necesarias.

Perfeccionista del sonido (como productor ha trabajado con los Beatles y con Pink Floyd), Parsons debería mostrarse orgulloso, más que satisfecho, de la acústica de Miribilla durante un espectáculo que comenzó con 'Standing on Higher Ground', algo Genesis, y que a la segunda, la balada sedosa y un poco 50s 'Don't Answer Me', ya ofreció uno de los grandes momentos de la cita. 'Psychobabble' sonó a pop étnico al gusto de Peter Gabriel y coló arreglos de ruiditos y efectos especiales que también sonaron estupendamente, como en un disco a pleno volumen, y 'Time', llegó cual adulta afectación ochentera y baladista, cual soul de terciopelo, pero, jo, el sonidazo estaba realzando la ocasión hasta convertirla en algo muy memorable.

Una balada de folk artificioso fue 'Old and Wise', entonada como siempre con sumo gusto por el vocalista P.J. Olsson, de Michigan, y el ritmo funk comedido impregnó 'I Wouldn't Want to Be Like You', con solo de bajo de fusión futurista. Parsons presentó a varios de sus músicos y afirmó que a veces los sujetos o temáticas de sus letras son extraños, y presentó 'La Sagrada Familia' citando al «famoso arquitecto catalán Gaudí» antes de roquear de modo místico a lo Queen, siempre con ese sonidazo que permitía brillar a cualquier arreglo del ochote.

Como una canción que no suelen tocar calificó la muy Supertramp 'Let's talk about me', y volvieron a contrastar lo movido con lo lento, esta vez mediante el algo Joe Cocker 'Don't Let It Show'. Luego apostaron por la fanfarria cuasi peliculera en 'One Note Symphony', con sus efectos especiales espaciales, y las cuatro guitarras refulgieron en el pegajoso 'Damned If I Do'.

Sin duda la peor interpretación resultó 'Day after day', una que cantó el propio Parsons, el líder de The Alan Parsons Project (Londres, 1975-1990, desde 1993 funciona bajo el apelativo de Alan Parsons Live Project; el colíder y vocalista Eric Woolfson falleció el 2 de diciembre de 2009, a los 64 años de edad), y la velada remontó el vuelo con la efectista y ochentera tipo Asia 'Can't Take It With You', unida a una correosa 'Prime Time' con su sonido espectacular, futurista por volumen y nitidez, y dotada de una afortunada y celebrada coda del teclista Tom Brooks colando un fragmento del 'Txoria txori'.

Y ya poco quedaba. El jefe presentó a la banda al completo y el concierto culminó con dos hits. Primero el gran éxito 'Eye in the Sky', tema titular de su disco más célebre, 'Eye in the sky' (1982), con más de un millón de copias vendidas solo en USA, y más de 100.000 en España, o sea disco de platino. Un hit que renqueó por la parte vocal del jefe, porque el resto el acompañamiento instrumental fue propio de 'Blade runner'. Y el concierto, el espectáculo de acústica perfecta se cerró con el segundo hit, un animado 'Games People Play', con potencial incluso bailongo.

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