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Franks cantando 'Born again' sobre un bidón y entre la gente Óscar Cubillo
El Bafle

Smile cierran con alegría desbordada el tercer Dale Candela en Algorta

El grupo bilingüe liderado por el inglés John Franks combinó pop, surf, folk, autoayuda como la de Rozalén, baile y fiesta

Lunes, 23 de septiembre 2024, 00:32

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El domingo se acabó el tercer festival benéfico Dale Candela, perjudicado por la lluvia pertinaz. De jueves a domingo había programados 21 conciertos y ninguno se solapaba, pues todos se montaban en un único escenario. Nuestras previsiones eran ver al menos 15 bolos, pero por la lluvia nos hemos quedado en cuatro y medio. Mucho público potencial no ha ido al Puerto Viejo de Algorta por culpa del mal tiempo, y se ha notado en que se han vendido muchas menos cervezas de las previstas.

Esto de las cervezas lo dijo John Franks, el líder de Smile, el grupo que cerró el Dale Candela Fest dando un bolo de música alegre y comunitaria de 14 canciones en 80 minutos presenciados por familias enteras de getxotarras, con muchos niños atentos a la jugada. Por eso chirría que John diga tantos tacos: «acojonante» casi como muletilla paradójicamente para lo positivo, y también soltó algunos…, bueno, da igual, que da palo escribirlos.

Hubo mucho circo o entretenimiento que dejó admirados no sólo a los niños: «Es su show y tiene encandilado al público de Getxo». John Franks es un anglo-getxotarra con visión positiva de la vida (puso varios ejemplos de ello en sus soliloquios afortunadamente no demasiado largos). Un surfero perfectamente recuperado de la rotura de peroné sufrida este verano (la banda suspendió los primeros bolos de su gira por chiringuitos, y al retomarlos él actuó sentado, lo cual le honra). Un sujeto que a pesar del nombre de su banda (Smile) y de sus discursos, apenas sonríe. Nos habló bastante al principio, pero desde que bajó a cantar entre el público subido a un bidón como si fuera un púlpito, la cita se desmadró, se desbordó, se desordenó.

En quinteto, combinando el castellano con el inglés de su inicios como banda, John & Smile empezaron bien pero se diluyeron en esos números que cortaban el ritmo de un concierto en el que no llovió más que un ratito de nada. Lo mejor y más serio fue el principio: arrancaron con 'Brisa', un ejercicio terapéutico con letra a lo Rozalén, en 'Good old times' facturaron surf-pop, y en 'Pum pum pum' resonaron a post-folk amalgamando a Band Of Horses con Jonathan Richman.

Y antes de la cuarta, 'Una y otra vez', en plan Taburete, el optimista John contó que con cada una de las canciones que escribe piensa que acabará en el Wizink Center madrileño o el BEC baracaldés, y antes de la quinta aprovechó para anunciar su próximo concierto en Algorta, el 27 de diciembre en el Muxikebarri y a 15 € el ticket. Finalmente, reconoció que fuera no tienen tanto éxito como en Getxo, y que estuvieron en Cuenca, donde de un aforo de 40 vendieron 25 entradas (no está tan mal) y que no había ningún surfero entre el respetable (y entonces tocaron un híbrido entre Vampire Weekend y los Bech Boys sobre hacer surf, y al acabarlo el cantante dijo que habíamos bailado a lo Ana Torroja, y se puso a imitarla).

Quizá con lo de Ana Torroja comenzó el cierto. A la séptima bajó del escenario, se sumergió entre el público, se subió a su bidón (había cuatro seguratas de negro pendientes del pacífico público), y puso a la gente a bailar («como si no hubiera nadie mirando, de modo sexi», recomendaba el líder), y a saltar y a ondear los brazos mientras cantaba 'Born again'.

Y ya no es que se perdiera el hilo del encuentro, pero sí el ritmo. Que si John sube arriba para su nueva canción 'Juntos' en plan acústico y con los cinco músicos en pie delante (con letra a lo Rozalén y la petición de encender las linternas de los móviles), que si baja hasta el bidón para dos versiones tipo Kiss FM (según él) que fueron 'Thee little birds' de Bob Marley («acojonante», se solazaba Franks ante la respuesta de la campa del Puerto Viejo más llena que los otros dos días de festival) y 'Here comes the sun' de los Beatles, más una canción original de contrastes como 'Gato Perro'.

Y vuelta a subir al tablado, ahora rodeado de niños como el flautista de Hamelín, para cantar un 'City girls' de estadio, y despedida con Franks, después de animarnos a dejar la vergüenza en casa y a vivir cada momento con intensidad, cantando y bailando subido a los altavoces del foso una feliz, melódica y comunitaria versión del 'Sister golden hair' de America, la cual parecía conocer y corear toda la campa.

Y hasta el año que viene, dijo también, que parece que habrá Dale Candela Fest.

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