Ramoncín se estrena en el Kafe Antzokia con un conciertazo
El roquero madrileño dio uno de los mejores pases del año con aforo agotado en la anticipada, donde generó una comunión inusual, haciendo vibrar mediante canciones como 'Putney Bridge', 'Miedo a soñar' o la de «litros de alcohol», ¡con fragmento en euskera!
No era normal que Ramoncín no hubiese actuado hasta este sábado noche en un local bilbaíno con la solera y el aforo del Kafe Antzokia, ... que en diciembre cumplirá 30 años abierto. Había miedo a que no salieran las cuentas, a que no acudiera un mínimo de público. Y sin embargo, si le preguntan a usted que nos está leyendo, afirmaría sin dudarlo: «¡Claro!, ¡cómo Ramoncín no iba a vender las 600 entradas del Antzoki!». Ya, todos pensamos lo mismo que usted, pero nadie se jugaba su peculio. La de veces que hemos visto a Loquillo dando conciertazos en el Antzoki, por ejemplo. ¿Por qué no vino también Ramoncín? Viendo justo antes del bis al madrileño José Ramón Julio Márquez Martínez, que en noviembre cumplirá los 70, observando en derredor el recinto a tope de fans calientes, se le notaba que estaba pensando: «¿por qué no habré venido antes a esta sala?». Pues porque no tenías claro que iba a congregarse suficiente bilbainada, maestro.
Sin pintarse el rombo sobre el ojo, la gozó Ramoncín este sábado noche en el Kafe Antzokia, que había agotado las entradas en la venta anticipada hace mucho. Se lo notó lo contento que estaba y a gusto cuando presentó a sus músicos. Y seguro que flipó con la disciplina del público local, que no subía las escaleras que circundan todo el escenario. Tenía al público tan cerca que uno se hizo un selfi con él mientras el roquero soplaba la armónica pegado al lateral izquierdo. Además, un par de canciones bastante acústicas las tocó sentado con la mayoría de sus músicos en el borde del tablado. «¿Queréis otra cerquita?», preguntó antes de la segunda sentado. Y lo más de lo más sucedió cuando Ramoncín descendió decidido las escaleras del tablado durante 'Como un susurro' y se sumergió entre la masa, despertando su admiración: ellas y ellos la cantaban con él, muchos le inmortalizaban con sus móviles, y casi al final del recorrido un hombre le dio un amable abrazo ya que su ídolo pasaba por ahí.

Fue un concierto largo que no pareció tal y en el que Ramoncín no usó teleprompter, aunque tenía alguna letra pegada en un folio sobre un bafle (la de 'Ángel de cuero'). Fue un show en septeto (¡a veces con cuatro guitarras, cuando el cantante y armonicista Ramoncín se colgaba la suya!) de 22 canciones en 144 minutos, casi dos horas y media plagadas de momentos culminantes y repleta de canciones de sexualidad rampante ('Canciones desnudas', 'Cuerpos calientes', y más).
Y pensamos en que muchas de estas canciones podrían haber influido a grupos españoles que eclosionaron después de Ramoncín: al citado Loquillo en 'Sangre y lágrimas' y en el gran hit 'Putney Bridge', cuando la gente se puso a cantar a pleno pulmón por primera vez; a Tahúres Zurdos ('La chica de la puerta 16'), a Medina Azahara ('Chuli'), a Doctor Deseo y a Barón Rojo yuxtapuestos ('Reina de la noche'), a Manolo Tena / Alarma ('Bajando'), Carlos Goñi / Revólver ('Ángel de cuero'), a los lentos de Ilegales (lo apuntamos en la balada 'Miedo a soñar'; y fíjense: la oímos en casa escribiendo estas líneas, en YouTube, y al acabarse el algoritmo seleccionó a continuación 'Tiempos nuevos, tiempos salvajes' de los Ilegales), a la Frontera y Los Rebeldes en 'El límite', e incluso a La Orquesta Mondragón ('Rock and Roll Duduá'), y quizá, sólo quizá, a Héroes del Silencio ('Por ti me he vuelto loco').

Estaba a gusto Ramontxu (así le llamaban unos que estaban a nuestra derecha), y habló lo justo, empezando por recordar las primeras veces que vino a actuar a Bilbao: en 1978 en un concierto en un pabellón que no se celebró (fue cuando se creó el bulo de que meaba al público), luego en la Plaza Nueva, en el Parque de Atracciones de Artxanda… La última vez que estuvo en Bilbao fue en la sala Stage Live en marzo de 2024, y agotó las 450 entradas, pero el mismo día del bolo. Ese fue otro bolazo, pero inferior al de este sábado en el Antzoki, donde desde el principio generó una conexión especial, en muchos momentos creó una comunión espiritual, y hasta provocó la sublimación de la parroquia en conjunto, que veía ante sí gran parte de su existencia (pero sin pecar de nostalgia).
Y el rock clásico de Ramoncín en septeto a tres y cuatro guitarras también reflejó influencias recibidas por el madrileño. El blues eléctrico y cazador 'Hola, muñeca' invocó sulfuroso a Ronnie James Dio, el primer tema acústico que hizo sentado, el titulado 'Una como tú', con letra bastante a lo Sabina, fue puro blues de porche como el disco que acaba de editar Taj Mahal mano a mano con Keb Mo, y se percibieron no pocas deudas y emulaciones con Bruce Springsteen ('La cita', igual que Loquillo cuando éramos los mejores, 'Estamos desesperados', y alguna más), y a Miguel Ríos ('Déjame!').

Fue un conciertazo, ya se ha dicho, ¿no? Por la comunión especial e inusual, por la buena onda entre público y músicos o más bien ídolo, por cómo afrontaron el show los actuantes, por ejemplo colocándose cinco de ellos delante con los mástiles alzados, y por momentos aplastantes como estos: 'Putney Bridge', coreado y asumido por la parroquia («El último punk se suicida en Putney Bridge / Su cuero negro lleva el nombre de los Clash / Se ha tirado sin mirar atrás…»), 'La cita' («Las medias en el suelo / Roto el pantalón / La falda en mil pedazos / En la radio una canción»), 'Déjame!' con las cuatro guitarras apretando, y el blues tétrico, heavy y progresivo 'Miedo a soñar', largo y en gradación.
Y como bonus track, el tema final, 'Hormigón, mujeres y alcohol', o sea el de «litros de alcohol, corren por mis venas, mujer», ¡con pasajes en euskera! ¡Y no olviden que Ramontxu no llevaba teleprompter!

Un conciertazo, sí. Se acabó y la peña ahí seguía jaleando oe-oe-oeee… Entrará en nuestra lista de lo mejor del año, si lo acabamos, claro. Ha sido el número 188 de lo que vamos de 2025.
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