Quinn Deveaux tiene alma
En cualquier festival vasco del ramo triunfaría el cantante basado en Nashville, que lo mismo se lució con rock and roll que arrobó con soul a un Kafe Antzokia al que contagió el baile y la sonrisa
Atención, festivales vascos Bilbao Blues, Areatza Musik & Beer, Arrasate Blues y Tolosandblues. Chequeen el nombre de Quinn DeVeaux, un vocalista mulato de soul genuino nada purista nacido en Gary, Indiana, pero vecino hoy de Nashville, Tennessee, la Ciudad de la Música (country), donde Taylor Swift comenzó su carrera a los 14 años. De ahí también son los cuatro músicos blancos que completan su banda, una agrupación con actitud, habilidades y protagonismo al repasar varios estilos sin sonar retros, sin hacer de meras comparsas del cantante.
Como informó él mismo este domingo en el Antxiki (la sala superior del Kafe Antzokia) ante un centenar de feligreses, se halla en su primera visita a España y en esta gira de 10 bolos en 11 días pasó el viernes por Vitoria, el sábado por Logroño y el domingo por Bilbao. Si por ejemplo este lunes Quinn actuase en Santander o San Sebastián repetiríamos con gusto, pero el buen hombre seguirá el tour por Valencia, León, Vigo, Segovia, Piloña (Asturias) y Alcalá de Henares. Y es que desde que abrió la boca para cantar en el Antxiki, percibimos que era un cantante como los de antes (pero no un mero imitador), y durante su bolo de 14 canciones en 69 minutos no miramos el reloj nada más que para apuntar la hora de inicio y la de final.
Quinn DeVeaux, siempre risueño, con una sonrisa que contagió a todos los presentes (antes de empezar hizo la estadística Josemari Santander: «fíjate en que la mayoría del público son mujeres»), cantó de todo igual de bien, además tocó guitarra eléctrica y pandereta, comenzó festivo pero no pachanguero, cuando se sumergió en Nueva Orleáns no fue turístico ni verbenero, tuvo una gran interacción con su banda (qué guitarrista, ¡qué pianista!) y evolucionó tan variado y auténtico como los Blasters, que ya saben son palabras mayores.
Lo dicho, promotores amigos del Bilbao Blues, del Areatza Musik & Beer, del Arrasate Blues y del Tolosandblues, sepan que Quinn Deveaux es garantía de buena música, buena ejecución, y hasta de baile entre el respetable. Hizo alguna versión, por ejemplo el celebérrimo 'What I'd say' de Ray Charles, y no sonó en absoluto a verbena, y la centena de almas se puso a corear sus gritos, ah, oh, ahhh… También estaba apuntada en la lista de las 16 canciones de esta gira la versión de Al Green 'Take me to the river', pero este domingo se quedó en el tintero (in the tinter, como diría Ángel Stanich). ¡Lástima!, como lamentarían en Real Madrid Televisión.
Ya les hemos dicho que el risueño DeVeaux cantó 14 temas en 69 minutos que hicieron cantar y bailar a la parroquia, pero no les hemos contado que apareció con un largo pañuelo que parecía una estola de predicador. No en vano, el joven Quinn se educó como baptista y como Testigo de Jehová, y el góspel empapa muchas de sus interpretaciones ('All I need', el bis con la jackiewilsoniana 'One'…).
Interpretaciones que este domingo en el Antxiki fueron tan variadas como estas: 'Been to long' con su canto evocador, 'Good times roll' y su pianola a lo Taj Mahal, 'Bayou' y su cadencia vía The Meters, 'Walk and talk' y su seda Sam Cooke, 'Very last thang' con su modernidad Amy Winehouse, la nueva 'Holy' que tuvo un cacho muy James Brown que puso a bailar con más fruición a la bella Belle Brown, y, buf, la sexual 'Tiger' corrió como Elvis en Las Vegas y los músicos demostraron estar curtidos en Nashville.
Y créannos cuando les contamos que 'USA' fue un rock and roll puro Georgia Satellites, que 'You got soul' (tienes alma) compartió el tumbao de Lou Reed («muy bien visto», corroboró Óscar Esteban), y que 'Left this town' fue otro rock and roll pianola muy Little Feat, NRBQ…
Lástima que Quinn DeVeax no cante hoy a tiro de autobús...