
Una producción como una catedral para Aste Nagusia
'Los pilares de la tierra' ·
El musical que se representa en la Gran Vía madrileña llega al Euskalduna como plato fuerte de las fiestasSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
'Los pilares de la tierra' ·
El musical que se representa en la Gran Vía madrileña llega al Euskalduna como plato fuerte de las fiestasLlevar al formato musical una novela río de más de 1.000 páginas ambientada en el siglo XII y con decenas de personajes puede parecer ... una idea megalómana, un proyecto irrealizable o un mero delirio. Pero la persistencia tiene su premio. Que se lo digan a los ideólogos de 'Los pilares de la tierra', el musical que se estrenó en noviembre en la Gran Vía de Madrid y que se trasladará por primera vez fuera de la capital para ser el plato principal de la programación del Palacio Euskalduna en la próxima Aste Nagusia.
La locura por materializar esta adaptación unió hace casi una década al productor Dario Regattieri –suizo de origen italiano– y al compositor y concertista andaluz Iván Macías, dos cabezotas que no han parado hasta ver realizado el musical que tenían en mente. Un no inicial de Ken Follett y la pandemia alteraron los planes, por lo que decidieron pasar a un plan B que fue el musical de 'El médico', inspirado en el también bestseller de Noah Gordon, y que, para ser una atípica producción española con temas compuestos en castellano, cosechó un notable éxito. Ha sido el modelo a seguir para 'Los pilares de la tierra', que finalmente recibió el visto bueno de Follett.
Hasta ahí fue lo sencillo, lo difícil llegó después, con el arranque de la maquinaria para una superproducción de 4,5 millones de euros que ha puesto patas arriba el teatro madrileño EDP Gran Vía, donde desfila cada noche un elenco coral de 27 actores que dan vida a los personajes del clásico moderno de Follett: Aliena y Richard, Ellen y Tom el Constructor, su aprendiz Jack o los villanos Waleran y William Hamleigh. Entre el reparto, destacan las actrices Teresa Ferrer y Cristina Picos –que se alternan en el rol de Aliena– y otros intérpretes con muchas tablas como Noemí Mazoy, Julio Morales o Javier Ibarz.
Todo ello con música en directo y un equipo humano de regidores, técnicos de luces, de montaje y de sonido que suma un total de 75 personas encima del escenario y en bambalinas. Una producción como una catedral que logra resumir en 2:45 horas y sin que se pierdan partes relevantes de la historia la larguísima novela que el autor galés publicó en 1989. El propio Follett asistió al estreno el pasado noviembre y bendijo el musical, que calificó de «locura».
Y, en efecto, el montaje ha sido una tarea de locos, según relata a este diario sobre el escenario del teatro madrileño Pablo Santos, director técnico del espectáculo que llegará a Bilbao en agosto: «Ha sido un tinglado impresionante que nos ha llevado unas 400 horas de trabajo. Hemos reacondicionado todo el teatro para dar al espectador una experiencia inmersiva donde vea algo mire a donde mire». Para ello, han cubierto hasta las paredes laterales del recinto con cajas gigantes de hormigón revestido de barniz que imita la madera antigua. «Las medidas eran muy ajustadas y tuvimos que colgarnos de las alturas y empujar para que encajaran los revestimientos», cuenta.
Pero la joya de la corona de 'Los pilares de la tierra' es el rosetón gigante que cuelga de la tramoya, una pieza única de seis metros de diámetro que supone el colofón al espectáculo y que está compuesto por más de 2.200 piezas de cristal, representando así la culminación de la Catedral de Kingsbridge, que es el leitmotiv de la historia. Todo este entramado de decoración y ornamento no es solamente para emular la catedral, sino que también transforma el escenario en castillo, abadía, palacio o la villa de Kingsbridge en día de mercado.
Otro aspecto a destacar de la producción es el cuidado extremo en el vestuario y el atrezzo, con espadas prácticamente idénticas a las de la época medieval, lo mismo que ocurre con los trajes de los personajes femeninos, todos bordados a mano, o con los jubones de cuero auténtico, por no hablar de las pelucas confeccionadas con pelo natural. Entre bambalinas, los ritmos son frenéticos: un actor tiene entre 10 y 40 segundos para cambiarse de vestuario entre escena y escena, y los cambios son constantes a lo largo de toda la función.
En el plano de las canciones y del libreto, Pablo Santos pone el foco en la importancia de la creación propia. «Es una obra compuesta y producida por talentos nacionales, nosotros no nos conformamos con importar a la carta un musical de Broadway o del West End y traducirlo al español, sino que lo hemos creado desde cero», destaca el responsable técnico de la obra que reconoce que todavía existen aspectos a limar: «Es un prueba-error y una creación viva que según adquiere rodaje se va retocando y mejorando».
Respecto a la temática, aunque respeta la trama original de Follett, el musical retoca algunos personajes y añade temas actuales como el empoderamiento de la mujer, la homofobia o el maltrato, conceptos que mezcla con otros medievales como el honor y el peso de la religión. ¿El sueño de los productores? Conseguir estrenarlo en el West End londinense en un futuro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.