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Natxo Artundo
Viernes, 17 de diciembre 2021
«Esto sí que es La Polla», reiteraba un seguidor del punk rock en uno de los accesos al Buesa Arena. El aficionado aludía a ... la cola causada por el inevitable efecto embudo, al aplicarse las medidas preventivas anticovid. Ya lo advertía la promotora Last Tour, que recomendaba «acudir con tiempo de antelación», así como «tener a mano DNI y el pasaporte covid, test PCR o test de antígenos realizado en laboratorios autorizados». Sin ello, no había acceso al festival.
Pero esto era como multiplicar la duración de los habituales trámites de comprobación de las entradas para acudir a un espectáculo, que en Zurbano se iniciaban con el requisito sanitario. En este caso, la primera de las dos actuaciones con las que La Polla Records dice adiós en los escenarios alaveses. Y, junto a la veterana banda de Salvatierra, una gran selección de grupos completaba una velada con la que se estrenaban las medidas de prevención de la pandemia. Sin vacunas certificadas o test profesional -PCR en las últimas 72 horas o antígenos en las pasadas 48-, no había posibilidad de escuchar en directo a Cerveza Suicida, Kaotiko, Lendakaris Muertos, El Drogas y el colofón de La Polla Records.
Estos últimos eran los que importaban, independientemente de otros 'récords' como el de aulas cerradas en Euskadi o el histórico de 2.508 nuevos casos en un día. Y con perdón de las sólidas bandas precedentes, Evaristo y los suyos eran las estrellas indiscutibles. Pero antes hubo varios 'picos' de intensidad en el pabellón, tanto con los Lendakaris, -con un audio horrísono enfangado de graves, mejorable en cualquier gaztetxe-o con el cuarteto de El Drogas, que iba más petado de agudos en los primeros temas del setlist.
Pero, de vuelta al ambiente, la gente siguió el concierto de turno en sus localidades, con sus mascarillas y sin los katxis de cerveza o kalimotxo que parece pedir la ocasión. Eso sí, el personal no olvidó la hidratación y acudió en tropel a la zona de bar para aprovisionar de líquido su organismo, con mayor o menor fruición y con mayor o menor frecuencia de quita y pon de cubrebocas.
Todo un aluvión de temas reivindicativos enardecía a algunos y ponía a otros casi melancólicos al ver lo poco que habían cambiado las cosas -y no siempre a mejor- en 40 años. Pero allí estuvieron, ya con el mejor sonido, el demoledor 'Salve' inicial, 'Memoria de muerte', 'Lucky Men for You', 'Come mierda' o 'Nuestra alegre juventud'.
Un público multigeneracional coreaba las canciones, con un nivel de respeto a las medidas de seguridad similar entre millennials, sus padres boomers y demás seguidores de las bandas. Integrantes de la generación X, como algunos pocos de la Z, habían acudido con sus colegas, igual que habían hecho por su parte los progenitores de estos últimos.
Era una gran fiesta, vivida con intensidad y seguridad. Aunque siempre habrá algunos que pierdan los papeles... o las mascarillas. Días de covid, tiktok y reguetón.
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