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Mireya López
Pecos, románticos empedernidos en Miribilla

Pecos, románticos empedernidos en Miribilla

Pedro y Javi, los hermanos madrileños hoy sesentañeros, demostraron la vigencia de su repertorio en un macro-concierto interpretado por once músicos en un pabellón lleno por 6.400 personas de ambos sexos. Las tres cimas de la cita fueron 'Háblame de ti', 'Señor' y el popurrí postrero

Sábado, 10 de mayo 2025, 07:04

Este viernes se llenó el Pabellón de Miribilla para ver a Pecos en la gira llamada 'Dos voces y una historia', que al principio se anunció como de celebración del 45º aniversario de su debut, 'Concierto para adolescentes', que en realidad se editó en 1978, con lo cual no salían las cuentas y semejante detalle numérico desapareció de los comunicados posteriores de una gira que al poco de empezar llevaba vendidas más de 200.000 entradas.

En Miribilla se agotaron las entradas para un macro-concierto (tres trailers aparcados fuera, dos cañones de luz, la pantalla rectangular de fondo y las dos laterales, la gran banda ejecutante…) lleno por 6.400 almas, pues la pista también se preparó con sillas, con lo cual cabe menos gente que si estuviera el público en pie ahí abajo. Ah, se congregó similar proporción de hombres y de mujeres, y bajando la cuesta de Miribilla (es demoledora al subirla), tres amigos anónimos concluían: «Ha sido un concierto romántico y nostálgico, pues te lleva a recordar lo de hace 40 años». Sí, mi hermana tenía sus casetes y nos atormentaba a todas horas con tanto melodrama adolescente. Y en la radio también pinchaban a Pecos a todas horas, ora en Los 40 Principales, ora en las emisoras piratas como JMC Radio, que tenían sección de peticiones y en el día de la madre infinidad de oyentes seleccionaban su canción 'Madre'. Y también salían mucho en la única televisión, en 'Aplauso' y así.

Completo en Miribilla. M. López

Los dos hermanos madrileños, el moreno Pedro (Pedro José Herrero Pozo, 26 de febrero de 1962), compositor de casi todos los temas, y el rubio Javi (Francisco Javier Herrero Pozo, 7 de noviembre de 1960), la voz principal y con el paso de las décadas el más guapo del dúo (que se llama Pecos por juntar las sílabas Pe(dro) y (Francis)Co; por cierto, no les gusta que les llamen Los Pecos), actuaron arropados por una gran banda eléctrica (¡más eléctrica y más banda que la de Manolo García meses ha en el mismo recinto!), en total 11 músicos en escena: los dos líderes, tres coristas, dos guitarristas que no se hartaban de disparar punteos (¡más punteos que la banda de Loquillo!; y eran tres guitarras cuando Pedro se colgaba la suya), dos pianistas, bajo y batería.

Y así, en gran formato, casi como Raphael hasta el ictus, sobre un amplio escenario con una pantalla gigante de fondo que emitía imágenes sencillas (las ideó el hijo mayor de Pedro, como señaló él en las largas presentaciones que sirvieron para que recuperaran resuello), Los Pecos, perdón, Pecos, aparentemente sin teleprompter a la vista para las letras, cantaron 22 canciones (contamos como una el popurrí final, en plan resumen) en hora y tres cuartos (106 minutos) que fueron a más (el concierto cursó creciente), que tuvieron varias cimas irresistibles ('Háblame de ti', 'Señor' y el citado popurrí podrían conformar la terna óptima), y cuyos escasos momentos renqueantes o dudosos pronto quedaron aplastados por el alto promedio (al principio entonaron de modo mejorable un par de canciones y el sonido de la banda resultó un tanto brusco hasta que se moduló, durante todo el show la pantalla de fondo sorprendió poco -las imágenes pluviosas de 'Madre' fueron las más destacables-, y en 'Si tú los vieras' la pantalla mostró una chocante desproporción de parejas homosexuales de ambos sexos, cuando Javi y Pedro no necesitan demostrar modernidad).

Y la gente, esas 6.400 almas sentadas, hicieron caso a la petición inicial de Pedro: «No sabéis lo que deseábamos volver aquí, a Bilbao. Siempre nos habéis tratado con el máximo cariño. Os voy a pedir un favor: saltar, gritar, bailar y, sobre todo, cantar en todas estas canciones que os van a llevar a momentos preciosos de vuestra vida». E interpretaron 'Por un segundo' y con una perfección tal que pensamos en si habría playback (el otro momento de diáfana acústica vocal de las 22 canciones fue 'Olvidarte').

Y el público cantó a modo, esporádicamente se puso en pie para ondear sus brazos de pura felicidad consuetudinaria, encendió las linternas de sus móviles cuando lo requirió Pedro, y en distintos momentos jaleó masivamente pe-cosssss, pe-cossss, luego pe-droooo, pe-droooo, después ja-viiiii, ja-viii, y al final oeeee-oe-oe-oeeee… Fue una celebración más por la parte de los predispuestos espectadores, que la gozaron (con razón), que de los hermanos, que cumplieron con profesionalidad de sobra.

A las 21.05 horas, cuando mucha gente aún hacía cola para entrar, salió la banda para una intro instrumental, luego aparecieron los dos hermanos sesentañeros desde el medio del tablado, la gente rugió y se puso en pie pero no por mucho tiempo, y Pecos cantaron 'Déjala', que en esta nueva versión resonó a rock de Medina Azahara. Al principio las guitarras tenían mucho protagonismo, y a la cuarta cayó un megahit: 'Y decir que te quiero', que podría haber escrito Perales, que sonó rodado y transicional, y que regaló guitarras dobladas a lo Thin Lizzy. Pedro presentó 'Canción para Pilar', escrita por Víctor Manuel, y la masa la coreó a modo, y en la balada 'Luna' los hermanos crearon ambientes progresivos como Procol Harum.

M. López

Antes de la octava, una pieza acústica con ellos y sus coristas y sus dos guitarristas en taburetes en la parte delantera del escenario, Pedro se reivindicó: «Empecé a escribir canciones con 12 o 13 años. Y me gustó tanto que lo convertí en mi profesión. Escribí canciones a los 20 años, a los 30, los 40… los 50… y ahora a los 63 espero escribir muchas canciones más. Algunas las he escrito para artistas importantes, como Dyango, El Puma, Mercedes Sosa, Lorenzo Santamaría… Con el tiempo he conseguido una mejor musicalidad y textos más cuidados, pero estas canciones no tienen la magia de las primeras, como esta», y cantó 'Juani', que la unieron a 'Y te vas'.

Prosiguieron con 'Recuerdos', en plan Mocedades (por la pulsión vocal), y Pedro planteó: «a ver si conseguimos que os levantéis» antes del rock 'Mi mundo'. Y Pedro volvió a pedir: «esto tiene que sonar en todo Bilbao», y brotó otro megahit, 'Háblame de ti', una suerte de Viva la Gente con coralismo y catecismo, y con la gente en pie ondeando los brazos y muchos filmando el momento en derredor (¡y los pianos colando arreglos puro Bruce Springsteen!).

La acabaron, los hermanos se quedaron quietos como estatuas recibiendo una larguísima ovación como si fueran Ariadna, la cantante de Los Punsetes, y tomaron aire durante las exhaustivas presentaciones (por cierto, de los once músicos, de los diez descontando a la corista, al menos tres se llaman David, y David también se llaman varios del equipo técnico). Una vez recuperados, Pedro cantó a solas la a lo Perales 'Y voló' (y las más de 6000 almas corearon su nombre al acabarla pe-drooo, pe-drooo), y de seguido Javi tomó el testigo vocal con la balada progresiva 'Madre' (la de las visuales más sugerentes, y la masa también le agasajó jaleando nombre: ja-viii, ja-viiii).

'Esperanzas' fue vocalmente poderosa a lo Mocedades, el pedigüeño Pedro ordenó sibilinamente no grabar con los móviles para así usar sus linternas («y se creará un ambiente mágico») en 'Que no lastimen a tu corazón', y ya hasta el final todo fue apoteósico: el transicional 'Si tú los vieras', una 'Guitarra' que ya sabemos tiene imposible superar el original del disco, un sorprendente 'Señor' que tuvo mucho de escuela Springsteen, y el bis doble abierto con un creciente 'Acordes' (que devino coral a lo Mocedades otra vez) y el citado popurrí con sus éxitos.

Un conciertazo. Acudimos con las expectativas altas y no nos llevamos ningún chasco.

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