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Sábado, 20 de abril 2019, 14:43
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Resistiendo a la competencia institucional que está ofreciendo conciertos con entrada libre en 'prime time' durante Semana Santa, el bar Nave 9 del Museo Marítimo consiguió el viernes llenar su aforo para ver, previo pago de 10 euros, a los italianos The Peawees en lo que fue el arranque de su gira española de ocho fechas desde Soria hasta Cabo de Gata (hum… el domingo están en Santander). A su vez, la de Bilbao ha sido la primera fecha de su hoja de ruta europea de primavera-verano, que pasará por Alemania, Escandinavia, Benelux, Reino Unido…
Lo del viernes fue una fiesta rock-a-roller a dos guitarras con mucha clase y entrega. La energía irradió arriba y abajo del escenario: el bombo de la batería se les movía de la pasión en la percusión, debido a la vibración de la tarima al guitarrista de la izquierda se le cayó al suelo la cerveza y se le derramó por el set list y en el epílogo los Peawees dieron hasta tres bises, uno de ellos con tres botellas de licor, cortesía de la casa, rulando mano en mano por todo el local (La Reina, Azpiazu y mi persona libamos de la de tequila). «¡Vivan los putos Pigüis!», jaleó un sujeto de la primera fila, un sospechoso habitual a los que no les dan gato por liebre.
Por cierto, muy guapos los dos guitarristas: muy rockers el líder Hervé Peroncini (también en Nikki Corvette and The Romeos) y Carlo Landini. Más guapos éstos que la sección rítmica, patilludos tipo mods el bajista Fabio Clemente y el baterista Tommy González. Pues eso, que The Peawees (La Spezia, 1995; empezaron muy jóvenes) roquearon a dos guitarras, como los New York Dolls, los Nomads o Radio Birdman, y ejecutaron con solidez 21 canciones en 68 minutos con tres bises, imagínense el tempo y la intensidad. ¡Y eso que no contabilizamos la breve coda con el 'Spanish bombs' de los Clash!
Apostando más por la potencia canónica que por la imaginación creativa, aunque también dominan la melodía (el poso soul de 'Justify'), los italianos empezaron su show mejorando a los Supersuckers cuando eran buenos ('Road to rock n roll'), siguieron sonando corajudos y fornidos en plan los Humpers ('Stranger', 'Walking through my hell'…) o los Wilmer X ('Memories are gone' unida a un 'Get Off of my cloud' de los Rolling Stones muy bien asimilado, después 'Christine'…), se arrimaron con chulería natural al rock and roll del NRA de los 80 (vía The Del Fuegos 'Don't knock at my door', vía The Del-Lords 'Bleeding for you'), se agitaron como los galos Les Dogs ('Don't look back', versión de los Remains), y por las postrimerías del show prendieron fuego a la Nave 9 mediante versiones bien traídas a lo largo de los tres bises: apoteósica 'Bring it on home to me' de Sam Cooke (una de las tres del primer bis, con la peña gritando yeah), sorpresiva 'Say mama' de nuestro adorado Gene Vincent (la primera del segundo bis) y muy coreada la onomatopéyica y alegre 'Da doo ron ron' de las Crystals (la única del tercer bis). Estamos pensando en hacer una excursión a Santander, sí.
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