Paquito D'Rivera: «No he podido escuchar reguetón más de medio minuto»
El ganador de 18 Grammy toca este 3 de julio en Getxo Jazz: «Me gustaría regresar a Cuba algún día, pero como un hombre libre, no como un ciudadano de segunda»
Paquito D'Rivera (La Habana, 1948) fue un niño prodigio que veía a su padre, saxofonista retirado del Ejército cubano, ensayar todas las horas del ... día. Fundador de la Orquesta Cubana de Música Moderna y del innovador ensamble Irakere, esta figura esencial del jazz latino, ganador de 18 Premios Grammy, actúa este jueves 3 de julio en Getxo Jazz en formato de quinteto para presentar su ultimo disco, 'La flor de cayena'. (Muxikebarri, 21 h. 24 euros).
–Usted tiene formación clásica en conservatorios como el de La Habana. ¿Por qué cree que todavía es tan difícil que el jazz entre en ellos?
–Es una buena pregunta que no sé cómo contestar. Hay cosas que se aprenden en la calle, a pesar de que desde hace algunos años hay escuelas como Berklee y programas como el de la Manhattan School of Music que tienen algo de jazz. Por alguna razón se ha demorado mucho que esa música llegue a las escuelas, pero poco a poco está entrando. Yo siempre he estado en contra de las barreras y divisiones. Mi padre era un saxofonista clásico, no tenía talento para improvisar. Pero le encantaba el sonido de Lester Young, Stan Getz y las orquestas de Benny Goodman y Duke Ellington. Yo hasta que fui mayorcito no supe la diferencia entre una música y otra. Mi padre escuchaba en su tocadiscos a Benny Goodman en su concierto de 1938 en el Carnegie Hall y también el concierto de Mozart de clarinete. Para mí era una confusión muy feliz, el mismo tipo tocaba dos cosas distintas.
–¿En qué consistía el contrato que firmó a los siete años con la marca de saxofones Selmer?
–No era realmente un contrato. Mi padre era un pequeño importador de los instrumentos Selmer en La Habana. Pidió un saxofón soprano curvo que todavía conservo y hacía la publicidad con mi imagen: 'Hasta un niño puede tocar un Selmer', decía el anuncio. Cosa que era mentira, ja, ja. Ese era el contrato con mi papá.
¿Cuál es la mejor manera de lograr que los niños amen un instrumento musical?
–Tiene que venir de casa. El otro día hablaba con un amigo colombiano del hábito de leer. A los muchachos hay que inculcárselo desde casa, pero si los padres no leen el niño tampoco va a hacerlo; para pegarle a alguien la gripe, primero la tiene que tener usted. Hay gente que lo aprende incluso sin tenerlo en casa, que nació para ser músico sin serlo nadie en su familia.
–¿Cuál es el instrumento que mejor simboliza el jazz? ¿El saxofón?
–Yo diría que la trompeta. Casi todos los grandes líderes del género han sido trompetistas: Louis Armstrong, Dizzy Gillespie, Clifford Brown, Harry James... Claro que entre los clarinetistas tenemos a Artie Shaw y Benny Goodman. Y saxofonistas como Charlie Parker, Coleman Hawkins, Sonny Rollins... Todos hemos tenido nuestra parte.
–Usted es saxofonista y clarinetista. ¿Quiere expresar mensajes diferentes con uno u otro instrumento?
–Totalmente. Esos instrumentos son primos pero completamente diferentes. El saxofón es mucho más expresivo y versátil, más fácil de aprender a tocar, aunque no existe ningún instrumento fácil. Frank Wess decía que el clarinete lo inventaron cinco hombres que nunca se conocieron. No tiene mucho sentido: cuando uno aprieta la llave octava, hace una doceava. No conozco ningún otro instrumento tan demandante en el que pase eso, un disparate.
Abusadores en Cuba
–Viene a Getxo con su quinteto a presentar su último disco, 'La flor de cayena'.
–Hay composiciones y estilos muy diversos en ese disco. Desde los días en los que trabajaba con el maravilloso Caribean Jazz Project no tocaba con vibrafonistas, y he encontrado uno fenomenal, un colombiano de Valencia (Sebastián Laverde). Lo escuché tocar y me gustó tanto que decidí hacer conciertos con vibráfono y con Pepe Rivero en el piano. En Getxo tocaremos el disco, además de otras cosas.

–¿Dónde guarda los 18 Grammys?
–Ja, ja. Están repartidos por toda la casa. Mi verdadero premio es trabajar con toda esta gente maravillosa que me ha tocado en mi carrera.
–¿Qué piensa de la música latina que ha desbancado a la anglosajona en España y en especial del reguetón?
–No sé qué opinar porque nunca he escuchado entero un reguetón. Hay tantas opciones... Los músicos no solemos escuchar lo mismo que la gente, nos gusta algo, digamos, menos comercial. A mí me gusta mucho la música sinfónica y de cámara de distintas épocas. El reguetón no me llama la atención. Tiene que haber alguien con talento y buen gusto que haga algo, pero la verdad es que no he podido aguantar más de medio minuto. Claro que a lo mejor pasa como en algunas películas, que al final se ponen buenas. Yo no tengo paciencia sufiente.
–Salió de Cuba en 1980. ¿Sueña con volver a tocar en su país?
–Es mi sueño, regresar a tocar a Cuba, un país que está irreconocible. No espero encontrar lo mismo que dejé, hasta la gente se llama de manera diferente. Dios mío, si tienen nombres que parecen de medicinas: Dirislaxis y cosas así. Me gustaría regresar algún día, pero como un hombre libre, no como un ciudadano de segunda.
–Ahora mismo no es posible.
–No. Esa gente ha destruido ese pobre país. Son unos abusadores y echan la culpa de todo al bloqueo. El embargo son ellos mismos.
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