Los Panchos, teloneros de lujo de Mocedades en el Campos lleno y cantarín
Rafael Basurto, la última voz de los Panchos, que este año cumplen los 80, dio uno de los mejores conciertos del año al abrir para el grupo bilbaíno encarnado por Izaskun Uranga, con 56 años de andadura, que dio un buen show
Este jueves se llenó el Teatro Campos para ver al clásico pack anual de Mocedades+ Los Panchos, el primer grupo sostenido sobre la figura de Izaskun Uranga, con 56 años de carrera, y el segundo personificado por Rafael Basurto, de sólo 83 años el elegante cantante (aunque dijeron varias veces que ya tiene 90) y con ya 80 años Los Panchos, como indicó él mismo: «se les está preparando un homenaje en México y espero que también se haga aquí, porque Los Panchos han llevado las guitarras españolas y el idioma por todo el mundo». Sí, se llenó el Campos, aunque se quedaron sin vender las localidades de mala visibilidad, lo cual no ocurrió en su anterior visita, la del pasado 1 de diciembre, que agotó todo el papel, razón por la cual no pudimos asistir.
La dupla histórica, aún vigente a ambos lados del charco, la abrió con un aperitivo o entremés de 35 minutos para 8 temas (en realidad 10 canciones, pues cupo un popurrí triple) el incombustible Rafael Basurto Lara (Guerrero, México, 1941), quien en quinteto, muy arropado por la segunda y la tercera voz ('Historia de un amor'), rebosó clase, sapiencia y facultades ('Contigo', la segunda de su set, cuando al acabarla juzgó Óscar Esteban: «es la primera vez que le veo y me está gustando, tocan muy fino y él afina a la perfección»), y Basurto nos saludó: «Buenas noches Bilbao, Bilbo… Qué bueno es el universo, Dios, que me da la oportunidad de volver con ustedes. Lo estaba deseando. Y así les saludo, que saludar significa desear salud. La salud es lo primero. Yo le pido a Dios que por lo menos me deje cumplir otros 80 años. Y esta canción es de mi compañero Alfredo Gil, 'Caminemos'», y sonó con dulce aportación de las guitarras.
El que suscribe ya tenía claro que eso era de lo mejor del año. «Yo estoy disfrutando como un enano», dijo Basurto, que este jueves no contó ningún chiste de esos picantes. ¿Tanto poder amenazador tiene lo woke? El benemérito vocalista bebió con agüita deseando que fuera tequilita («ya ni el tapón (de la botella) podría poner», se lamentó exagerando), y pidió palmas y colaboración en el popurrí con 'Obsesión' + 'La última noche' + 'Quiéreme mucho', ésta coreadísima en plan habanera comunal.
Y tras desear Basurto venir a actuar al menos una vez al mes (ahora lo hace una al año como mínimo), Rafael Basurto cedió gran espacio al público para que cantara éxitos como 'Quizás, quizás, quizás' y 'Bésame mucho' (donde las voces de la gente crearon una burbuja mágica en el Campos), a dúo con el piano interpretó de modo teatral el 'Por debajo de la mesa' de Armando Manzanero, y se despidió con «una canción éxito de ustedes, la grabé en 1976, y si la cantamos todos juntos me encantaría», y sonó 'Si tú me dices ven', el último hit de Los Panchos seminales, reforzado con bastantes coros de la parroquia, el remate de una cita que superó todo lo esperado e imaginado. Y acabó el teloneo y sentenció el amigo Óscar Esteban: «Basurto no tiene ninguna necesidad de ceder la voz cantante al público. Conserva la voz y afina perfectamente. No es como Jon Bon Jovi, que se ha quedado sin ella».
Luego salieron Mocedades, recién llegados de México, como informó su cantante y manager José Miguel González. Y supieron capear la competencia panchista durante un concierto de 20 canciones en 87 minutos de gran formato: siete músicos en segunda fila, sobre una plataforma longitudinal, y los seis vocalistas delante del escenario. Con buen sonido general (un gran mérito de los técnicos en el Campos), aunque en el epílogo se echó de menos algo más de volumen cuando cayeron varios éxitos de voces enfáticas y abarrocadas. Mocedades cantaron a gran altura, aunque se resintieron en dos de las veinte piezas: la nueva 'Peregrina', grabada hacía un mes en México, y la mexicanada de 'No volveré'.
Dirigidos por el manager y cantante José Miguel González, pero fundamentados como grupo y empresa en Izaskun Uranga, la única voz original que ha permanecido 56 años en la alineación de Mocedades y que según dijo González «tiene ruedas nuevas, dos rodillas nuevas» («sólo una», apostilló ella), el grupo bilbaíno más universal comenzó en quinteto, sonando transicional y transversal (o sea gustando a todo el mundo) con 'El vendedor', siguió con 'Talismán', la cita voló con el latín hippie de 'Pange lingua' («muy bonita, muy bonita», juzgó la señora de la fila de atrás, la 18), y el primer pelotazo fue 'Tómame o déjame'.
Izaskun salió a la sexta canción y con fragilidad entonó 'Desde que tú te has ido'. Tras el novedoso 'Peregrina', que requiere más rodaje (sirva de evidencia que la vocalista principal Rosa Rodríguez leyó bastante la letra del atril), se animó la cosa con 'Canta charango', y ya hasta el final tuvimos numerosas piezas estimulantes, como una inspiradísima y fluida '¿Dónde estás, corazón?' (una de las cimas de la cita, quizá el cénit) y una psicodélica '¿Quién te cantara?'. Corramos un tupido velo sobre el triple pasaje mexicano ('México en la piel', 'No volveré' y 'El andariego'), y centrémonos en éxitos añejos como 'La otra España' (con coros muy tímidos), 'La llamaban loca' (menguante por los raros arreglos de la segunda mitad), 'Un poco de amor' que fue su versión del 'Somebody to love' de Queen (grabado por los bilbaínos en 1981), 'Eres tú' para acabar en falso (con las luces del teatro encendidas cuando coreaba el respetable), y el bis con la también cenital 'Amor de hombre', la invitación a Basurto en 'Esta tarde vi llover', y la despedida festiva con 'Adiós amor', con Basurto en tarima pero sin protagonismo.
Qué grande Basurto y qué bien Mocedades.