La ópera distópica 'Exodus' romperá moldes en el Arriaga
Este miércoles ·
Las voces de Akelarre Abesbatza darán vida en euskera a la música de Jon Sáenz, al son de un grupo barroco y música electrónicaTuvieron oportunidad de conocerse mejor en las fiestas de Mungia y enseguida conectaron. La escritora Hegoa Álvárez (Santurtzi, 1995) tiene una vena lírica muy profunda ... y le gusta el teatro, mientras que el compositor Jon Sáenz (Getxo, 1996) no puede vivir sin el canto. Conclusión: tenían que sumar fuerzas. Se mueven en la misma longitud de onda y no paran de trabajar juntos con cantatas tan logradas como 'Haizeak emandako nahiak', que supuso su primera colaboración con Akelarre Abesbatza y ganó a finales de 2020 el segundo premio en el concurso internacional de la Federación de Coros de Navarra.
«Ahora repetimos la experiencia con otra obra en euskera, pero su formato es más ambicioso. La estrenamos el miércoles en el Teatro Arriaga con músicos y coralistas de mi entorno, jóvenes y de mucha calidad», apunta Sáenz. La pieza se titula 'Exodus' y se presenta como una 'ópera experimental', sin voces solistas y con un narrador (el actor Lander Otaola) que declama y aporta información sobre lo que sucede en escena. Solamente hay un personaje colectivo, encarnado por 32 miembros de Akelarre Abesbatza que se hacen llamar 'Los Degradados'. La ambientación es distópica, con un trasfondo de explotación humana y medioambiental.

Dura poco más de una hora y el montaje, que lleva el sello de Marta Eguilior (Sevilla, 1985), se mueve «entre lo apocalíptico y lo fantástico», en palabras de la directora de escena bilbaína. No hay nada en 'Exodus' que discurra por cauces trillados. Se ha recurrido a una formación barroca de ocho instrumentistas y, además, sonará música electrónica pregrabada y en directo. El estrépito fabril, la muerte y el conflicto, pero también el amor y el consuelo tienen su protagonismo en una trama multitudinaria: no solamente se verán bajo los focos a los 32 coralistas de Akelarre, sino también a los ocho músicos, a Lander Otaola «y a otra actriz», desvela Eguilior.
Con un equipo en escena de más de 40 personas, no faltará «algo de magia» para dosificar la presencia y el protagonismo de todos los participantes. «Está bien hilado, con una atmósfera oscurantista, que lo mismo podría ser de un Chernóbil 2 o de una Tercera Guerra Mundial. En mi caso, además, tiene un significado extra muy personal. Es la primera ópera en euskera que dirijo». El espectáculo exprimirá las posibilidades de las voces. Los ecos de la cantata BWV 131 de Bach, 'Aus der Tiefen rufe ich, Herr, zu dir' (Desde las profundidades te llamo, Señor, a Ti) no desentonarán con la música electrónica que hará sonar el propio Jon Sáenz fuera de escena.
«Más allá de nuestro contexto»
«No está destinada a un aficionado experimentado. Se ha pensado para todos los públicos y, entre otras cosas, se ha 'microfonado' para facilitar la escucha», advierte el compositor. Esa misma amplitud de miras se percibe en el trabajo de Hegoa Álvarez, con un texto de verso libre, lleno de inspiración y símbolos, que se ha concebido con vocación universal, pese a que haya referencias que parecen apuntar a Euskadi, como 'los errores del pasado' y el paisaje postindustrial. «Se trata de una historia que va más allá de nuestro contexto y realidad. Incitamos al espectador para que se imagine una sociedad totalitaria y desgastada. Las palabras, en ese sentido, son directas y certeras», aclara la libretista.
Es un trabajo que exige mucho de los coralistas y eso motiva especialmente a Xabier Méndez (Bilbao, 1993), director y fundador de Akelarre. El grupo nació en 2018 y la osadía siempre ha sido su seña de identidad. Sus miembros tienen entre 19 y 35 años, «siempre dispuestos a ofrecer una experiencia que va más allá de la simple escucha», subraya Méndez. No se espera de ellos que canten inmóviles y perfectamente alineados, «porque incluso en conciertos sin teatro o proyecciones jugamos con la ubicación en el escenario para que el público disfrute al máximo de lo que ve».
El dinamismo también define la manera de actuar del Ensemble Sua, un grupo instrumental, con cuerda, viento-madera y órgano positivo, que se ha formado expresamente para la función de 'Exodus'. Tocará a las órdenes de Ane Legarreta (Galdakao, 1994) y está dispuesto a hacer justicia a la partitura. «Es un desafío a todos los niveles. Yo tendré que cambiar varias veces de sitio en escena y la fusión de estilos requiere mucha precisión», destaca la directora. El diálogo y las negociaciones han marcado el devenir de los ensayos, «en un proceso grupal muy enriquecedor». El resultado es fruto de un liderazgo compartido y flexible.
La falta de rigideces se percibe en la propia nomenclatura de la composición de Jon Sáenz. ¿De verdad es una ópera cuando faltan voces solistas y solo hay canto coral? ¿No sería en realidad un oratorio escenificado? «Ante ese debate, prefiero ser abierto. Hay que quitar el miedo a pensar en otras formas operísticas», concluye el compositor getxotarra.
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