
'November Rain' vuelve a sonar en la Casa Blanca
La 'playlist' presidencial ·
Con refrendo en el country y el rap, la banda sonora de Donald Trump hay que buscarla en el rock, el pop clásico y las grandes voces como Sinatra y Tony BennetSecciones
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La 'playlist' presidencial ·
Con refrendo en el country y el rap, la banda sonora de Donald Trump hay que buscarla en el rock, el pop clásico y las grandes voces como Sinatra y Tony BennetA principios de 2018, Donald Trump, que un año antes había inaugurado su primer mandato presidencial, llamó al Despacho Oval a su entonces secretaria de prensa, Sarah Huckabee Sanders, y a la directora de comunicaciones, Hope Hicks, y les puso el vídeo de 'November Rain', ... la mítica balada de Guns N'Roses que se editó como single de su álbum 'Use Your Illusion' (1991). Extasiado, les ordenó que la incluyeran en su lista personal de reproducciones y pasó un tiempo mostrando el vídeo a todo aquel invitado o empleado de la Casa Blanca a su alcance. Poco le importó al líder republicano declararlo como el mejor clip de la historia pese a las constantes críticas del cantante del grupo, Axl Rose, a sus políticas conservadoras.
Lo cuenta Huckabee Sanders en un libro de memorias sobre su paso por el primer Gobierno del magnate. Otra antigua asesora, Stephanie Grisham, añade que había un asistente personal al que todos apodaban 'Music Man'. Cuando Trump se enfurecía, asunto frecuente, el empleado hacía sonar en el hilo musical los temas que el republicano tarareaba con más frecuencia a fin de sosegarle. 'Memory' y 'Moon River' eran en esos momentos valores seguros para la Casa Blanca. Su hija Ivanka también le enseñó a tranquilizarse con Toots & The Maytals. «Cuando les escucho, me relajo», decía el mandatario. El mundo puede respirar tranquilo mientras exista el reggae.
Trump ha declarado en varias ocasiones que no es un melómano, lo suyo es el golf, pero su vida pública y política, sus campañas o su propia investidura no se entienden sin banda sonora. Ha encumbrado a Village People tanto o más de lo que una ráfaga de éxitos como 'Y.M.C.A.', 'Go West' o 'Macho Man' consiguieron en los 70 y los 80, y ha hecho de un grupo de tipos vestidos de indio, obrero o policía un símbolo del conservadurismo 'cool'.
Solo a un miembro original, Victor Willis, de 73 años, se le pudo ver en los fastos de juramentación. Es el único que queda en activo. Y el único entregado a la causa, Jim Newman, el primer cantante vaquero de la banda, ha dicho que los Village People primigenios «nunca hubieran actuado para Trump». Resultó una «bofetada para nuestra audiencia, especialmente la gay, que nos hizo ser como somos».
Al nuevo presidente estadounidense, este tipo de rifirrafes no le preocupan. Es más, seguramente le divierten. Desde ABBA a Taylor Swift, decenas de estrellas le han exigido que deje de poner sus canciones en los mítines y le sigue dando igual. Steve Tyler, republicano para más señas, se ha cansado de pedirle que no utilice 'Dream On', clásico de Aerosmith incorporado al repertorio trumpiano. Neil Young también fue objeto de fascinación del nuevo presidente hasta que el canadiense autor de 'Harvest Moon' le llamó «idiota» en mitad de un concierto. Trump respondió calificándole de hipócrita.
Al líder del reaccionario movimiento MAGA alguna vez le causó admiración el atinado juego de voces de Crosby, Stills, Nash & Young, la superbanda más progresista que haya subido jamás a un escenario. En 2006, diversos medios recogieron como un hecho insólito haberle visto en un concierto del grupo. Doce años después, David Crosby habló del asunto. El guitarrista, cantautor y fundador de CSNY, que por entonces ya se había disuelto en medio de broncas internas, aseguró que la única manera de conseguir una reunificación de la banda era a través de su odio a Trump. «No nos gustamos, pero nos gusta menos él», comentó el artista fallecido en enero de 2023. Su excompañero Graham Nash, en vísperas de un concierto en Bizkaia en 2016, precisó: «Trump nos parece a todos muy gracioso, pero nos puede matar».
Los referentes preferidos del presidente abarcan tanto los Rolling Stones y Elton John como Survivor
Hasta su llegada a la Casa Blanca pinchaba música ante los invitados a sus cenas de los jueves en la mansión de Florida
El Taj Mahal y el Trump Plaza, símbolos de su poder económico en Atlantic City a finales del siglo XX, son dos magníficas pistas para conocer los gustos musicales de quien en ese momento era un empresario inmobiliario de éxito. Por los casinos pasaron Johnny Cash, Michael Jackson, Billy Gibbons (ZZ Top) y, como no, Frank Sinatra. Su admiradísimo Sinatra, cuyo 'My Way' abrió el lunes pasado el baile presidencial. «Tengo el mayor respeto por las personas que han experimentado la adversidad y luego regresado», dijo de él tras reseñar que su vínculo con La Voz se extendía a las preferencias de ambos por las mujeres bellas.
Otros clásicos del magnate son Elton John, Luciano Pavarotti y Tony Bennet, de quien suele repetir que tiene un apartamento en su torre de Nueva York. Bennet grabó hace unos años un disco de duetos con Lady Gaga, que a su vez ha hecho campaña por el Partido Demócrata. Pero eso no ha enturbiado el ánimo del líder republicano, quien malevolamente ironiza que él ya contrató a la diva del pop para actuar en el concurso de Miss Universo en 2008: «¿Qué hubiera pasado de ella sin aquella actuación?».
En 1988 Mike Tyson derribó a Michael Spinks en un combate celebrado en el Trump Plaza delante de Madonna y todos los actores principales de 'Rocky', con Sylvester Stallone en primer plano. A su propietario le gustaba tener en sus casinos y hoteles a las estrellas de la música por las que sentía curiosidad, aprecio o devoción: Mick Jagger, Keith Richards, Barbra Streisand, Aretha Franklin o Barry White.
En razón a los decretos que ha firmado esta semana, entre ellos contra la inmigración y a favor de imponer aranceles a todo lo que se mueve, parece complicado confirmar que la música amansa a las fieras. Sin embargo, resulta singular ver que hasta Trump muestra sensibilidad o empatía hacia el arte melódico. En sus memorias se rinde ante el veterano compositor Steve Reich, padre del minimalismo. un «innovador» que le ha enseñado a «mantener el cerebro y los sentidos abiertos a nuevos estímulos». O Herbert von Karajan. «Dirigir una empresa es como ser director de orquesta. Debe ejercer el control. Si cada miembro de la orquesta marcara su propio ritmo sería un desastre ensordecedor. Cuando un negocio no sigue un tempo constante, también puede ser un caos».
Los presidentes y vicepresidentes demócratas veneran el jazz. Bill Clinton editó un disco de sus temas preferidos centrado en este género, el soul y el gospel que escuchaba en las iglesias. En su campaña se decantó, sin embargo, por Fleetwood Mac. Barack Obama recomendaba a su escritor de discursos que trabajara con música de John Coltrane. Todos los años publica una lista de canciones de gusto ecléctico y conocimiento de la actualidad. A Kamala Harris la sorprendieron el año pasado saliendo de una tienda con varios vinilos de Ella Fitzgerald, Charles Mingus y Louis Armstrong .
En cambio, gran parte de la formación musical de Trump procede del rock clásico y melódico. Survivor y Twisted Sister le han marcado el compás. Su canción favorita de todos los tiempos es 'You Can't Always Get What You Want', un clásico sesentero de los Rolling Stones. Conocedor de sus gustos, Elon Musk le regaló en las elecciones un vídeo promocional a los sones de 'The Final Countdown' de Europe.
El archimillonario, mano derecha en el Gobierno, es un invitado fijo de sus cenas en el club de Mar-a-Lago (Florida). Allí, Trump pincha todos los jueves para sus invitados de pago desde una tablet en su mesa y recibe a Musk con el fondo de 'Space Oddity' de David Bowie. En la gala de Navidad llevó por sorpresa el DJ colombiano Daniel Peñaloza y en la reciente cena hispana presidencial contrató a Los 3 de La Habana, cuatro días antes de reingresar a Cuba en la lista de países 'patrocinadores' del terrorismo.
Hay músicos que le rinden tributo. Ted Nugget y Kid Rock encabezan su club de fieles, junto con Jason Aldean, estrella del country donde el republicano tiene un amplio reconocimiento. En la campaña electoral se ha mostrado sorprendentemente afín al rap Se sabe que Kanye West, Lil Wayne y 50 Cent le votan, pero su arco incluye a generaciones urbanas más arriesgadas. Corren rumores de que en este caso ha ayudado su interés en congraciarse con el electorado afroamericano.
Un himno de la música disco de 1978 ligado más tarde a la cultura gay.
Balada épica caracterizada por el solo de guitarra que Slash improvisó totalmente.
Amigo de Trump y símbolo del country, su canción es un himno estadounidense.
Clásico himno de resistencia y símbolo del glam metal en 1984.
De 1969, ejemplo cumbre de la creatividad y sensibilidad del músico británico.
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