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La banda vizcaína Belako actuó en la Sala BBK por streaming.
Concierto en streaming

Nervios y gambas con Belako

El grupo de Mungia actuó en la Sala BBK, donde dio un bolo sin público y en dúo acústico

Sábado, 18 de abril 2020

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Para que no nos olvidemos de que todavía existen, multitud de músicos emiten a través de sus redes sociales conciertos domésticos (por grabarse en sus hogares), íntimos (no sólo por el entorno y a menudo por la estética de andar por casa de los protagonistas) y principalmente acústicos (lo más sencillo) que sirven como curiosidad, como esbozo, como placebo para los más fans y poco más. Un paso más allá lo está dando la BBK a través de su ciclo llamado Sala BBK Etxean, una serie de conciertos celebrados sobre el escenario de su auditorio de la Gran Vía bilbaína, pero con el patio de butacas vacío pues en el recinto sólo están los técnicos que graban y filman los shows en cuestión.

De momento con las alineaciones reducidas (en teoría también los grupos oficiantes deben cumplir las reglas de distancia social encima del tablado) y en formato acústico, han actuado en la Sala BBK Etxean Doctor Deseo, Iñaki Uranga, Mabü y este sábado por la noche Belako, el grupo mixto de indie pop y rock alternativo que desde Mungia se ha expandido por todo el mundo (de hecho, debieron interrumpir su gira por Estados Unidos por el coronavirus y regresar a casa antes del cierre de fronteras).

Belako actuaron el sábado noche al 50%, personificados en su cantante Cris Lizarraga y el guitarrista Josu Billelabeitia. Faltaron su hermana la bajista Lore y el baterista Lander. «Espero que nos estén viendo en vivo y no nos vean en diferido», ironizó Cris a la pregunta del presentador televisivo Joseba Solozabal, pues este ciclo lo emite también TeleBilbao.

Ya sabemos que a Belako les viene bien el volumen alto y la amplificación eléctrica, así que chocó verles sentados en dos sillas y con mesitas al lado, como si fueran unos flamencos habituales de la Sala. No en vano, algún fraseo a la guitarra española de Josu así sonaron y luego le reprochó Cris: «Te has empeñado en tocar la guitarra estatal, pero ahí no me meto».

Los dos abrieron con un tema que suena en la serie televisiva 'La casa de papel' y «está siendo un bombazo», según dijo Cris sobre 'Maskenfreiheit', una canción muy indie, como indie fue la siguiente, que la entonó ella con las piernas cruzadas (la peor postura para cantar) y alegó al acabarla algo que la audiencia ya había apreciado: «Estamos nerviositas (sic) y hemos arreglado las canciones esta semana». O sea habían ido con el repertorio poco rodado.

Presentación del cuarto disco

Entre saludos a la familia, dedicatorias a amigos y al manager, alternancias en la voz principal entre la inquieta y artificial Cris y el más sereno y natural Josu (bueno, él cantó mucho menos), mirándose entre ellos y dotados de un sonido acústico demasiado folk-pop para el corpus eléctrico que suelen apurar Belako en condiciones normales (ya, como Josu se empeñó en tocar la guitarra de palo...), continuaron el bolillo alcanzando algun hito más degustable en temas pop con buenos estribillos (el cuarto, 'Key', y el último, 'Tie me up'), abundando en las ambientaciones postadolescentes ('Marinela', que tiene una parte a capella que les imponía respeto aunque dijo ella: «nadie nos va a abuchear»), y presentando algunas piezas de su cuarto disco, el aún inédito 'Plastic Drama' (a su vez el cuarto adelanto, 'Truce', «un vals muy bonito con una letra que dinamita el mito del amor romántico, si duele no es amor», explicó en la introducción Cristina Lizarraga).

El concierto cursó en un tono general homogéneo, cansino y menguante a lo largo de 11 canciones en 42 minutos de pop flotante no se sabe si más desganado o incómodo por parte de ella. «Hemos metido gambas en cada canción», reconoció al final Cris. Al despedirse de la audiencia les recomendó el presentador Solozabal que no sean tan autocríticos, pero Belako saben que podrían haberlo hecho un poco mejor. «Ha sido más extraño de lo que pensaba que iba a ser», alegó la cantante. Fue lo que son esta plaga de conciertos íntimos que como viruelas marcan los minutos del confinamiento: una cosita normal, poco memorable, para pasar el rato.

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