La naturalidad levantina de Francisco
Incombustible galán, caruso mediterráneo y personaje televisivo, el guapo tenor de 60 años dio un concierto amable, cercano, entrañable y sin halagos vanos en un Teatro Campos veterano y encantado
Óscar cubillo
BILBAO
Sábado, 11 de enero 2020, 14:44
Solo 300 y pico personas de edad avanzada acudieron el viernes al teatro Campos Eliseos para ver a Francisco en la gira de sus 40 años de carrera, un Francisco González Sarriá (Alcoy, Alicante, 60 primaveras) que informó que era su primera vez en ese local, que hacía muchos que no actuaba en Bilbao y que en sus pinitos trabajó mucho la ciudad, actuando por ejemplo en discotecas de Deusto. Sin hacer la pelota al respetable veterano, un Francisco cercano, amable, entrañable y con indudable don de gentes (cómo atendió al señor que con educación se puso en pie para solicitarle una canción) protagonizó una velada creciente de 89 minutos para 18 piezas, tres de ellas instrumentales del magno pianista Víctor Carbajo
O sea que Francisco, luminoso cual caruso alcoyano especializado en canción melódica y en tonadas españolas que en el Campos no sonaron ni demodés ni impostadas (¡al final entonó el mejor 'Maitetxu mia' que hemos oído en la vida!), intervino durante tres capítulos o pasajes y cada vez más suelto. El primero estuvo bien, pero faltaba algo: ¿claridad en la vocalización, calentamiento de la garganta, empinamientos emocionales, seguridad escénica del propio intérprete, peso en la tripa del chuletón que nos contó se había comido en Bilbao?
Pero estuvo bien esta primera tanda, insistamos: el Mediterráneo rieló en el inaugural 'Himno al amor' («bajaría a los infiernos si me lo pidieras tú…»); una de las cimas la holló con la raphaelesca 'Tú ni te imaginas'; panamericano rebosó en la festiva 'Alma llanera' (con el verso inserto de «y le canto a Venezuela con alma de trovador»); la itálica 'El mundo' de Jimmy Fontana le quedó peor que a Sergio Dalma; dedicó «a todas las señoras presentes con todo respeto» el bolero 'Si Dios me quita la vida' del mexicano Javier Solís; otra de sus canciones favoritas que oía de niño en la radio fue la composición de origen suizo 'Alguien cantó' («esta Matt Monro la hacía de maravilla», comparó Torkel, quien un par de veces en vano le solicitó a gritos que recuperara 'La chica del poster'); y el único momento populista, pero bien recibido por el público, fue cuando pidió el protagonista que coreáramos el estribillo de 'Latino', la primera canción que compusieron para él, con la que ganó el Festival de la OTI en 1981 («participé en 1981 y en 1992; también me lo pidieron en 1997 pero me negué, que me iba a dar otitis», bromeó llano el muy guaperas antes de añadir muy en serio: «yo me siento muy identificado como hombre mediterráneo que ama a su país, y si cabe cada día más»).
Canción melódica española
Tras 'Latino' Francisco hizo mutis, dejó a su estupendo pianista subalterno apaciguar los ánimos en una pieza instrumental, y el segundo capítulo cursó estupendo: la cima de la cita fue la emotiva 'Adónde voy sin ti', con la que ganó la OTI en el 92 y que dedicó a una pareja presente en el Campos que cumplía 50 años casados («yo llevo la mitad, como tengo 40 años...», compartió: ¡claro, los que aparenta!); muy bien le quedó el poema de Rafael de León que conoció recitado por Lola Flores 'Pena y alegría del amor' y que él adoptó en plan canción melódica española; y también resultaron señalables las versiones de un recio 'My Way / A mi manera' y el alarde vocal sacro del 'Ave María', tras el cual hizo otro mutis para descansar disimuladamente y ceder espacio al pianista.
Estábamos todos encantados, porque empero el formato reducido a dúo la velada ya volaba. Y no descendió en el último tercio o capítulo, con estas piezas: una 'Granada' de Albéniz resonó atemporal, actual y mereció una hondísima ovación con aullidos y el único 'guapo' que le chilló una espectadora entre las risas de la mayoría; una 'Amapola' que conoció gracias a su madre, buena cantante de copla y otros estilos como nos reveló, y que en el Campos él entonó cual gondolero veneciano («esta a Luis Mariano le salía de p… madre», reivindicó el roquero emboscado Torkel); un 'Maitetxu mía' superior a lo que nunca hemos oído (se la dedicó a los muchos emigrantes españoles asegurando que muchos vascos también habían partido a otras tierras para ganarse la vida); y a modo de bis «una napolitana muy popular, 'O sole mio'», donde dejó caer algunos alardes más de tenor.
Muy bien Francisco en el Campos y eso que vino en escueto dúo. Antes de acabar deseó volver muy pronto a Bilbao y se nos ocurre una idea genial: que le contraten para las fiestas de Bilbao. En la Plaza Nueva o en La Pérgola encajaría como un guante.