La música de los gitanos europeos hace rugir a Santander
Un sexteto internacional de jazz manouche o gypsy swing reivindicó el estilo saltarín, melódico y afrancesado de Django Reinhardt en el quinto festival cántabro
Entradas agotadas, con bastante gente en el exterior del Espacio Santander intentando comprar una en la reventa, este viernes en la cuarta cita de las cinco de abono del V Festival Internacional de Jazz de Santander, un encuentro llamado 'Gypsy swing jam session' y centrado en el jazz manouche o jazz gitano. Se trataba de rendir homenaje al guitarrista gitano sinti Django Reinhardt (Liberchies, Bélgica, 1910- Samois-sur-Seine, Francia, 1953), y para ello se reunieron seis hachas del jazz manouche actual, a saber: el violinista Costel Nitescu (rumano y etiquetado como el nuevo Stéphane Grappelli), los guitarristas Samson Schmitt (francés), Mozes Rosenberg (neerlandés) y Biel Ballester (mallorquín), el acordeonista Ludovic Beier (francés), más el contrabajista Antonio Licusati (italiano).
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Esa misma mañana de viernes estuvieron ensayando los seis en el hotel. En la acera había una rejilla por la que se escapaba la música, muy rotunda y febril. ¿Sería un disco? Bajamos al sótano a investigar y ahí, con la puerta abierta, estaban los seis tocando juntos, sentados en círculo con ropa de calle. Estaban tocando engrasados, genuinos y con empaque. La cita prometía y once horas después se confirmaron los buenos augurios en un concierto de 11 temas en 103 minutos, alternando fieles versiones con originales, y cada vez premiados con más rugidos por el respetable.
Excepto el último tema, todos fueron presentados, en su inmensa mayoría en castellano por el mallorquín, que explicó que íbamos a oír «música de gitanos de encima de los Pirineos y en realidad robada del jazz de Estados Unidos». Abrieron con 'Belleville' de Django, titulada por un barrio parisino ahora muy peligroso. Fue una pieza cuya primera mitad, con sonido imperfecto, no igualó la química matutina hotelera, pero en su segunda mitad ya cogió vuelo la música y tranquilidad las seis caras de los actuantes, que con decisión woogie boogie y punzante sentido melódico se lucieron con el 'Honeysuckle Rose' de Fats Waller y que también tocaba Django, según nos ilustró Biel Ballester.
Tras un par de originales más lentos, uno de Ballester y el otro de Samson Schmitt titulado 'Lovely wife', «dedicado a su preciosa esposa, preciosa esposa que está esta noche entre nosotros, más nos vale tocarla bien», bromeó Biel (quien hablaba como el bajista del grupo indie barcelonés indies Mujeres, el gracioso del trío), alcanzaron su primera alta cima con 'Mozology', de Mozes Rosenberg, un boogie con swing que levantó numerosas ovaciones (en especial dirigidas al violinista Costel Nitescu, el más aplaudido en la velada).
Los tres guitarristas revisaron el 'Tornerai' vía Django y con trazos de Louis Prima («es el pasaje susurrante de la ópera 'Madame Butterfly'», anunció el balear), y el segundo tema cimero fue el original del violinista rumano Costel titulado 'Fast heart beating'. Homenaje al armonicista Toots Thielemans imaginamos que fue 'Toots', con solo de acordina (un instrumento entre la melódica y la armónica) del acordeonista Ludovic Beier, y ya hasta el final hubo éxitos como 'Minor swing' de Stephane Grapelli paraa acabar en falso (como si lo tocaran los Carayos), la afamada 'Bossa Dorado' de Dorado Schmitt (el padre de Samson), y para acabar definitivamente 'Nuages' de Django, con cierto aire de bolero.
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Pues está marchando estupendamente el quinto festival de jazz de Santander, que hoy sábado finiquitará su programación de abono con la New York All Star Saxophone Band del tenorista saxofonista Harry Allen, una minibigband que pinta guapa y que también llenará los 600 asientos.
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