El trío flotante: Mikkel Ploug (guitarra Gibson), Jeppe Skovbakke (contrabajo) y Martin Andersen (batería). Óscar Cubillo

Mikkel Ploug cierra el 25º Bilbao Distrito Jazz

El trío etéreo del músico danés, doctor en guitarra jazz, puso el broche al ciclo jazzista municipal dando el sexto concierto en el Instituto Bertendona, que agotó el aforo, como toda la serie

Sábado, 8 de marzo 2025, 13:03

El etéreo y moderno guitarrista danés Mikkel Ploug (Hillerød, 1978), doctor en guitarra jazz por el Conservatorio Real de La Haya (Países Bajos), cerró ayer viernes el 25º Bilbao Distrito Jazz, ciclo organizado por el Ayuntamiento de Bilbao con la colaboración del Bilbaína Jazz Club, que entre el 31 de enero y el 7 de marzo han montado seis conciertos en seis locales municipales distintos: Conservatorio de Sarriko, Biblioteca de Bidebarrieta en el Casco Viejo, el Instituto Bertendona de Abando, y los Centros Municipales de Begoña, Rekalde y Otxarkoaga. Las seis sesiones agotaron las entradas (5€), también ayer viernes en Bertendona, con aforo de 150 plazas, adonde José Mari Santander acudió con tres cuartos de hora de antelación para comprar una entrada para Óscar Cine, ya que el 20% del aforo se vendería en taquilla (30 tickets en este local), pero ya no quedaba nada, ohhhh…

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En la presentación del concierto, Gorka Reino, portavoz del club de jazz, destacó que este ciclo lleva 25 años pero 34 la actividad de la asociación sin ánimo de lucro ahora llamada JazzOn. Sobre el guitarrista Mikkel Ploug informó que tiene 18 discos publicados desde 2006 (doce pone en la web del danés, pero la cifra se la diría in situ el artista; el último álbum es el llamado 'Hope' y vendió bastantes copias en CD al acabar el concierto), algunos grabados con luminarias mundiales como el difunto trompetista Kenny Wheeler o el saxofonista Mark Turner. Tras vivir en Berlín y Nueva York, Mikkel ha vuelto a Copenhague. Se ha presentado en varias ocasiones en el club de jazz, y esta vez vino con el contrabajista Jeppe Skovbakke (más de 25 años juntos y al menos 25 países visitados) y el baterista Martin Andersen (uno de los músicos que más han intervenido en estos 34 años de andadura de la asociación).

Su concierto de 8 piezas en 84 minutos fue menos etéreo de lo barruntado, y el contrabajista quizá coló cinco solos carnosos. El líder, alto, flaco, contento y armado con una guitarra Gibson de caja a la que extrajo un sonido celestial y agudo, aseguró que era un 'verdadero placer' volver a Bilbao y presentó bastantes piezas en un inglés poco entendible por brusco y rígido. El mejor número de la cita no lo tituló, y fue un swing oblicuo cual Barney Kessel del siglo XXI. Sí presentó dos adaptaciones de un compositor danés de música clásica muy popular en su país, Carl Nielsen (Sortelung, 1865–Copenhague, 1931), ambas piezas de más de un siglo de antigüedad: una balada de amor experimental y flotante, y la del bis, de título abstruso en danés que provocó risas de la parroquia y que estuvo acariciado por una suerte de bossa.

Y así, entre ecos o similitudes con Kurt Rosenwinkel ('Love chant' el ejemplo más evidente) y tañidos sostenidos que nos trasladaron a tiempos retros de Hawái y Santo & Johnny, apostaríamos doble o nada a que interpretó dos standards americanos: 'Over the rainbow' (lo grabó en 2020 en su CD 'Balcony lullabies'), con un prólogo solista celestial, y 'On the sunny side of the street' (lo grabó en 2006 en su debut homónimo subtitulado 'Featuring Mark Turner'), que le quedó pizpireto y misterioso.

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