Los 10 mejores conciertos del año en Bizkaia
Cinco nombres vascos brillan en la lista de los mejores directos del año, una selección que demuestra que la música comercial puede estar sobrada de actitud: Sergio Dalma, Dani Martín, Fito Fitipaldi…
Hasta la tardevieja del lunes, a 567 (cinco, seis, siete) grupos y solistas vimos en vivo el pasado año 2018. Algunos repetidos: al cantautor getxotarra ... Coppel seis veces, a Belako cuatro, a Lukiek, General Lee, Runaway Lovers, Berri Txarrak o La Pegatina tres veces… Y estos son los diez mejores conciertos, selecta lista donde casi entran Javier Gurruchaga, Achiary-Irazoki-Achiary, Guitar Wolf, Governors, Ana Popovic…
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Sergio Dalma. Euskalduna, febrero
El empático cantante catalán volvió a triunfar en un lleno, entregado y participativo Palacio Euskalduna, donde entre luces brillantes, buen sonido y los coros del gentío desplegó 'Vía 3,' su tercer repertorio italiano. Literalmente, el simpático romántico Josep Sergi Capdevila Querol (Sabadell, Barcelona, 28 de septiembre de 1964) repartió felicidad a lo largo de una espectacular velada sabatina en la que sonaron 26 canciones en 109 minutos eminentemente grupales (ofició en septeto, a veces con tres guitarras) y con buen sonido en el difícil Euskalduna (se oyó alto, pero se notó que contuvieron el volumen para que no rebotara en el gran auditorio). Además de las revisiones de Matia Bazar, Toto Cotugno, Umberto Tozzi, Jimmy Fontana, Ricardo Cocciante, Pino Donaggio ('Yo que no vivo sin ti', o sea el 'You Don't Have To Say You Love Me' de Elvis Presley), Domenico Modugno ('Volare'), Gianni Bella, Ricchi e Poveri o Fiordaliso, el soulman hispánico-itálico, bastante ágil a sus 53 años, cantó éxitos intergeneracionales propios como 'Esta chica es mía', 'Bailar pegados' o 'Galilea'. No pudimos repetir este mismo año en Santander ni Santurtzi, mecachis…
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Fito & Fitipaldis. BEC, mayo
El mejor Fito que hemos catado en sus 20 años de andadura en solitario, la misma que el roquero bilbaíno celebró en una exitosa macrogira por veinte ciudades españolas. «Vamos a pasarlo bien esta noche, seguro que sí. Vamos a disfrutar, a cantar y a bailar. A ser felices, claro que sí», planteó Fito Cabrales el sábado en el agotado BEC (15.000 personas; y agotó también la víspera, el viernes), y lo cumplió durante casi dos horas y media agilísimas, auténticas y participativas, con tres invitados (dos de Gatibu y su viejo amigo Uoho Platero) y tres coreadísimas recuperaciones de Platero y Tú. El concierto fue de 22 temas en 144 minutos exactos (contando el vídeo animado e introductorio a lo Leone / Morricone) y superó todas las expectativas gracias a unos Fitipaldis que oficiaron mejor que nunca: fornidos, ágiles, dinámicos, guitarreros y en quinteto, en este tour sin la participación de los teclados de Joserra Senperena que rellenan espacios y a veces ralentizan el ritmo. Con decir que varias canciones nos evocaron a Dan Baird, Shakin' Stevens, los Blasters, Hellacopters, Lynyrd Skynyrd o a Springsteen…
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Monster Magnet. Santana 27, mayo
Dave Wynford y sus secuaces definiendo el gran rock y batiendo hard rock con vahos de rock espacial y varios golpes stoner ante solo unos 500 abducidos, y eso que pensábamos que iban a llenar, o sea a meter el triple de aficionados. Wynford se mostró en forma física a sus 61 años, ofició estelar y teatral con los brazos alzados casi todo el rato (por eso apenas tocó su guitarra Epiphone), cantó con un micro dotado de una reverb que le proporcionaba un eco súper espacial y divertido, lideró a un quinteto con tres guitarras bien sonorizadas y ordenadas, y eligió un repertorio pleno de pegada. «Ha sido breve pero guapo», juzgó nada más acabar el fotógrafo Unai Endemaño: 12 temas en 78 minutos (incluyendo los tres minutos en que los yanquis se hicieron los remolones antes de conceder el bis).
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Gatillazo. Kafe Antzokia, mayo
El sábado noche en la que el Real Madrid ganó la Champions, el idolatrado, irreductible e incombustible Evaristo Páramos Pérez, ex La Polla Records y eterno gurú del punk carpetovetónico a sus aún 67 años, enardeció a un Kafe Antzokia intergeneracional y no dejó de eyectar consignas rabiosos con el mérito de no repetirse ni cansarse durante 34 canciones y 88 minutos delirantes y rabiosos. Fue una batalla de él contra las primera filas y más allá, y al acabar el show, las escaleras y la parte delantera del Antzoki estaban encharcadas y plagadas de colillas y de vasos rotos de plástico (¡las barras servían en plástico, menos mal!). ¿Y qué hizo Evaristo ante tanta emoción irrefrenable de su parroquia herética? Pues enseñar la barriga, pegarse collejas y alguna bofetada, adoptar inestables poses de yoga y hacerse alguna paja imaginaria (muy fugaz, menos mal), reponer fuerzas comiendo fruta en los escasos parones durante los que ponían musiquita de fondo (en alguna ocasión escupió la pulpa contra el público), saltar, tirar besos con las manos, halagarnos («sois los mejores» dijo a menudo, «sois todos guays» soltó una vez, «sois nuestros mejores amigos» dijo al hacer mutis antes del bis), bajar un par de veces entre el público (en la segunda creemos que se cayó entre la masa amorosa), cantar alguna jota, perorar como el político cántabro Revilla… Grande, Evaristo.
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David Byrne. 13º BBK Live, julio
El mejor concierto del festival BBK Live, del año, de una vida… El ex Talking Heads, a sus ágiles 66 años, sobre un escenario desnudo por completo, liderando a una docena o así de músicos trajeados y descalzos, amalgamó la danza contemporánea, el teatro, el musical, la moda, el funk, la mímica, la filosofía, las sombras, el canto… ¡y hasta la batucada para acabar! Un show total, orgánico, culto y nada pedante desarrollado bajo la molesta lluvia. Una experiencia increíblemente maravillosa. Hora y cuarto para unos 16 temas de show total, orgánico y culto pero nada pedante, insistamos.
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Ute Lemper & BOS. Fiestas de Bilbao, Abandoibarra, agosto
29 conciertos vimos en las fiestas de Bilbao, en la Semana Grande, y tres de ellos han entrado en esta lista de lo mejor del año. El más transversal, o menos minoritario, fue el de la cabaretera teutona Ute Lemper con una inspirada Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) en la explanada del Guggenheim. Lo anunció como un viaje por su vida y los repertorios de Piaf, Brel, Weill, Piazzolla, Marlene, Gershwin… La sinfónica sonó suntuosa, de cine, brillante, siempre bien arreglada, y Ute, hija de banquero y de cantante de ópera, cantó bien equilibrada con ella, demostrando tablas, delicadeza y capacidad de interpretación (también teatral, no solo vocal). Durante 90 minutos exactos entonó 15 piezas con dos bises y dijo: «Llevo 30 años viniendo a Bilbao. Estoy tan feliz de que me tengan con ustedes… Les propongo un viaje especial desde París a Berlín y de ahí a Nueva York y Buenos Aires, y de vuelta a Bilbao. Son canciones de gente que vive en la gran ciudad, gente pequeña con sueños grandes. Y con soledad, con decadencia… Y también se puede decir que es parte de mi vida». Sin sus innatas exageraciones estilísticas y estéticas, hizo jazz, tango, chanson o cabaret (un 'Mackie el Navaja' tan recogido como emocionante), y cantó en inglés, alemán, francés y, glups, una en castellano ('María de Buenos Aires' de Piazzola).
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Coppel. Fiestas de Bilbao, Shake!, agosto
En un año exacto, desde el 24 de agosto de 2017 hasta el 24 de agosto de 2018, siete veces habíamos visto en concierto al emocionante y roquero cantautor getxotarra emigrado a Madrid Íñigo Coppel. Siempre recomendamos a nuestros lectores que no se lo pierdan, e insistimos una vez más. Eso sí: nos gusta más el bueno de Coppel en los bolos más cortos, cuando te deja con ganas de más, que en esas sesiones maratonianas en las que se calienta y se alarga en demasía (hasta se pasa de la hora del último metro). Ese viernes de Semana Grande, en el pub Shake!, dio un bolo de abono teloneando a los rockabillies General Lee, y nos atrevemos a afirmar que ha sido la mejor ocasión en que le hemos catado: por calidad y poderío del sonido, por el escenario elevado (cuántas veces le hemos disfrutado a ras de suelo), por la duración perfecta del recital, por la selección del repertorio que tantas veces hemos escuchado y donde en cada canción nos encontramos una sorpresa extra, por el cariz blusero dylaniano de sus ritmos (a menudo evocó al blues del delta del Mississippi), por su épica sinceridad, y por lo bien que entonó sin necesidad del atril esos largos cantares de gesta. Inspiradísimo, dylanita y épico, Coppel se superó a sí mismo en una cita mágica de 12 canciones en 64 minutos.
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8
The Neatbeats. Fiestas de Bilbao, Explanada Museo Marítimo, agosto
Un bolazo matinal, dominical, efervescente, dinámico, danzado y chillado del cuarteto nipón, que ofició todo el rato en modo frenesí beatleniano hamburgués. Los de Osaka actuaron a la sombra, debajo del puente Euskalduna, menos mal, y en 67 minutos dispararon 23 temas que enloquecieron a la gente presente. La llevaron al trance: el público respondía con fervor inusitado a los 'yeahhs' de los Neatbeats, bailó la masa al unísono en un momento feliz yendo de delante atrás y de lado a lado, y hasta un tipo se puso de rodillas a modo de reverencia delante de ellos cuando acabó el show mañanero. The Neatbeats oficiaron a machate, vaya, más bien a katana, como yakuzas del rock and roll: abrieron fuego con el 'Living Loving Wreck' de Jerry Lee Lewis, 'You Can't Judge A Book' de Bo Diddley llegó atronadora y megadinámica, se atrevieron con el 'Black Is Black' de Los Bravos, 'Baby That's Rock And Roll' de los Coasters resultó otra cima inalcanzable y pusieron el colofón con un popurrí en el que reconocimos trozos de 'Sweet Little Sixteen', 'Chantilly Lace', 'Good Golly Miss Molly'…
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9
Dani Martín. BEC, octubre
A veces el sonido fue bastante imperfecto por retumbante, pero ello no fue óbice para que 9000 personas de todas las edades vibraran y cantaran en el BEC con el cancionero del ex El Canto Del Loco, que vistió tres camisetas (Curry en los Golden State Warriors, Rodman en los Chicago Bulls y una de su merchandising), pastoreó a la multitud y lideró una banda de rock sobrada de actitud (Candy Caramelo al bajo, a los teclados Iñaki García -desde 2003 con Dani-) durante tres horas para 22 canciones, y cronometrando en el tiempo el prólogo de veinte minutos con entretenimientos varios: las pantallas enfocando a gente del público e invitándole a 'hacer el imbécil', el número de animación con un gallo en plan mascota de baloncesto, y una cuenta atrás de cinco minutos. Un macroconcierto sobre un escenario muy chulo y luminoso con dos alturas, un provocador, dos pantallas laterales, tres telones de fondo estáticos que se sucedieron durante el show y pirotecnia esporádica, ¡pumba!
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10
Santiago Delgado y Los Runaway Lovers, Auditorio Museo Marítimo, diciembre
El domingo, el penúltimo día del año, los bilbaínos Santiago Delgado y Los Runaway Lovers, muy rodados en su cuarto concierto en nueve días, estuvieron sembrados, inspiradísimos, en estado de gracia. Llenando el escenario del Museo Marítimo el sexteto uniformado con sus camisetas rojas oficiales, los Runaway Lovers dejaron que emergieran sus voces duduá perfectamente organizadas en una profusión vocal efervescente hasta la euforia. Un repertorio que llegaba a ser delirante hasta lo hilarante en los rocanroles rápidos ('Déjame cantar', 'No me pises los boogies', 'Flequillón', 'Tabardillo Twist'…) y que en las baladas devenía sencillamente emocionante ('Es por ti', 'Un triste rock and roll' o la última, 'Runaway Lover', ésta con la parroquia cantando los trabalenguas duduá hasta llegar al clímax: «¿Por qué lloras, Runaway Lover?», «Solo por amor…», «¿Por qué lloras, Runaway Lover?» «¡Sólo por amor al rock and roll!».
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