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La cantante ofreció un concierto de 18 canciones, en 81 minutos. Ania López

Marta Soto simpática, directa y talentosa en Bilbao

La cantautora pop onubense dio un concierto de 18 canciones y 81 minutos que transcurrió rapidísimo en una Sala Azkena con mayoría de mujeres en el público

Domingo, 9 de marzo 2025, 08:15

La cantautora pop Marta Soto (Punta Umbría, Huelva, 1996) dio este sábado noche en el Azkena, ante 160 almas (medio aforo y mayoría femenina) que ... cantaron y filmaron con sus móviles con entusiasmo (sobre todo en la segunda mitad del show de 18 canciones en 81 minutos que transcurrieron rapidísimos), el tercer concierto de su actual gira (está estirando las fechas de su segundo álbum, 'Todo lo que tengo', de 2022), y lo hizo en cuarteto sin bajo, con un baterista que tocaba con ellos por primera vez (Goiko, de Madrid, lo hizo estupendamente), un guitarrista que compartía protagonismo y espacio con ella (Richie, de Madrid), un tecladista y a la vez director musical (Rodrigo Carmona, de Écija, Sevilla, o sea astigitano como La Húngara), más ella a la voz, la simpatía sin ponerse pesada ni intención de caer bien a toda costa, la guitarra y el piano en las tres canciones que se marcó en solitario, una voz poderosa y una entrega en cuerpo y alma (a lo Malú).

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Entre el público de mayoría femenina en el bis. Ania López

El pasaje en solitario y central fue la parte menos explosiva de un concierto que cursó en U, apabullando al empezar, dosificando fuerzas (que no emociones) por el ecuador, y remontando en el último tercio. Marta Soto fue todo un descubrimiento para la melómana Ania López, que la comparó con Vanesa Martín y Rozalén (ah, la despedida del escenario de la onubense fue como la de la albaceteña: baile con la banda con música enlatada, mutis en falso, y vuelta al escenario para seguir en danza), y que analizó así su estilismo: «Pantalones y camiseta negros ajustados, camisa color morado, posiblemente en un guiño al día de hoy, 8 de marzo, y un pañuelo de seda en tonos amarillo y blanco que llevaba al cuello y luego, en el bis, lo ha atado al pie del micrófono. ¡Y llevaba un cinturón con tachuelas!».

Marta Soto habló lo justo, no halagó en demasía al respetable autóctono (aseguró que el tiempo es lo más valioso y agradeció que invirtiéramos el nuestro estando ahí con ella, encima pagando entrada), no pecó de populismo (dijo que era increíble doblar el mapa desde Huelva -ella pronunciaba Huerba- y que viniera a verle gente, dijo eskerrik asko un par de veces, y una vez algo de que un txuletón le ponía tan energética), pareció sincera («espero que la familia crezca y la próxima vez seamos el doble», de público), y la muy talentosa y polivalente pilotó un concierto intenso, fugaz y eléctrico, ora alegre hasta lo estival ora vulnerable por el desamor y tal (Ania desde la primera fila vio que la andaluza se emocionó en la canción 'Podrás contar conmigo' y que en ella «soltó alguna lagrimilla que se ha secado con una toalla negra»).

Entre Rodrigo (teclas) y Richie (guitarra). Ania López

El arranque fue espectacular y cautivador. Marta Soto se metió al público en la canasta ('Volvería', algo Manu Carrasco, onubense también), hizo rock melódico susurrado a lo Vanesa Martín ('Por si regresas'), encaró gradaciones que comenzaban susurrantes a lo Amaia Montero y se tornaban tormentosas tipo Malú ('No pediré perdón', con ella muy pasional y creíble, luego la citada 'Podrás contar conmigo', con la parroquia haciendo coros), y en plan La Pastori pop resonó en la algo plañidera 'No fue culpa de nadie'.

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Y pasamos por el pasaje en solitario, con ella al piano en 'Tantos bailes' (los móviles y los coros se implicaron en el tema) y a la guitarra en 'Perdiste' (a lo Vanesa M.) y en 'La puerta violeta' de Rozalén («una canción que nos representa a todas», dijo Marta), y se reincorporó la banda en la rumba 'Mi lugar secreto', que Marta ha grabado con María Peláe y que fue la canción con menos pellizco de las 18.

No obstante, desde la 13ª hasta la 18ª, o sea hasta el final, volvió el subidón, con el vibrato algo Paula Mattheus ('Ya lo sabes'), pop soul a lo Malú ('Esperanza', con la peña dando palmas), más vibrato insuflado a una de sus canciones favoritas ('Entre otros cien', que medró mediante el soul itálico), y la cima de la cita que fue 'Quiero verte' (lo más alegre y estival). Y el bis doble lo abrió con 'Las de siempre', muy Rozalén, con arrebatos flamenquitos vía Manu Carrasco (en esta bajó a cantar entre el público, ¡como La Húngara!, ¡como Rozalén!), y lo cerró con 'Dirás', que comenzó a lo La Oreja de Van Gogh y que creció insistiendo en un estribillo muy Bruno Mars), y que fue la guinda de un show que, ya se ha dicho, se pasó súper rápido.

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