Maren comenzando su gira en el Hirian
La joven cantautora pop vizcaína arrancó con mal pie en Rekalde, pues no pudo probar sonido para su concierto, a la postre falto de cuerpo y de volumen
En esta edición del Hirian, o sea el aperitivo del BBK Live que se sirve cada año en un barrio distinto de Bilbao, ha habido menos público, aunque el ambiente no ha sido frío. Quizá el cartel ha llamado menos la atención de la masa acrítica, o mucha gente no sabía llegar a Rekalde (ejem, el que suscribe), o el clima incierto y con amenaza de lluvia echó para atrás a los indecisos, o la competencia de otros festivales gratuitos en la misma jornada sabatina (Areatza y, en mayor medida, el puerto viejo de Getxo) restó afluencia, pero el caso es que no ha habido la sensación de congestión que se vivió por ejemplo en Santutxu, donde también se celebró un Hirian.
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Quizá en este Hirian han faltado los más jóvenes: los adolescentes y los universitarios. Ha habido jóvenes, pero veinteañaros avanzados. Y ha habido muchos puretas, y por la tarde se han visto hasta familias y jubilados a los que habían invadido sus bancos. Además, el ambiente se completaba con pancartas y carteles propalestinos, y una gran pancarta que atacaba al BBK Live y su empresa organizadora acusándola de fomentar la precariedad laboral, una pancarta que ahí siguió.
Venga, al lío. Bastantes jóvenes, y muchas mujeres, se dieron cita a las 5.30, a la misma hora que Putilatex montaban la fiesta bailonga en el escenario Bat, ante el escenario Hiru del Hirian, donde actuaba la dulce cantautora pop vizcaína Maren, en el primer concierto de la gira llamada 'Lo que fuera', que también pasará por las fiestas de Ermua, además de por Barcelona, Benidorm, Sitges, Málaga, Ciudad Real… Una gira demorada que debió arrancar meses antes en Bilbao, en el Kafe Antzokia, pero que se suspendió abruptamente por desavenencias o diferencias de criterio, con su agencia de management.
Líos burocráticos al margen, y con las aguas reconducidas, digamos que Maren arrancó con mal pie esta gira. Como quien dice ella y sus músicos no pudieron probar sonido, salieron a escena sin red, y su concierto de 12 canciones en 46 minutos, falto de cuerpo y de volumen, dejó insatisfechos a los músicos y los técnicos. «Casi no tocamos», dijo el solvente Xabi Eguia, técnico de Maren y también de Belako. Y dijo Maren: «Sabemos que ha sido un desastre, pero no pongas que ha sido por nuestra culpa, ¿eh?».
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Quizá no, porque Maren y sus tres músicos llevan ensayando regularmente desde la suspensión del arranque del tour. Y este sábado en el Hirian, sobre un escenario pequeño partido en dos por una barra de seguridad, Maren alternó el castellano con el euskera en sus 12 canciones, habló sobre todo en euskera a la plaza Lemona, y apenas ahondó en su cancionero ni alzó la pegada, o sea que cursó superficial y con el volumen insuficiente.
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De tan etéreo todo parecía que cantaba psicodelia (la muy beatle 'Margarette', la frágilmente folkie 'Un sitio que tenga sol'), luego el bajo sostuvo el entramado en plan los Pixies ('Aurpegixek' y 'Ojalá no sea verdad'), y la cita se diluyó en el epílogo más bien por la conciencia de la oportunidad perdida, por la frustración ('Te invito a mi piscina (para matarte' y 'La estación espacial de Teruel', las dos últimas canciones).
Una Maren de 21 años contó que con 14 años telefoneaba a Last Tour y les decía que quería tocar en el BBK Live, y que consideraba esto del Hirian la realización de su sueño. Y para cerrar con mejor sabor digamos que las canciones mejor resueltas fueron 'Debería ser normal' (un poco funkie), 'Acostumbrarme' (otro pop Pixies, con el baterista muy incómodo, pues seguro que él era el que menos oía al resto del grupo y tocaría casi al tun tun), 'Haría lo que fuera (menos lo que tú quieras)' (un divertido ajuste de cuentas parece), y 'En el túnel de lavado' (una pieza muy pop).
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La próxima vez que veamos a Maren estará todo mejor.
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