Kurt Elling 'on fire' desde la primera
El vocalista de Chicago lideró a un cuarteto con el destacado guitarrista blusero Charlie Hunter y derramó optimismo urbano en el 46º Getxo Jazz
Otro conciertazo el de este jueves en el 46º Festival Internacional de Getxo, en un Muxikebarri de Algorta poblado por casi 500 almas. Si la víspera, el miércoles, las vocalizaciones ellafitzgeraldianas de la afrotexana Jazmeia Horn nos eyectaron a un cielo de ciencia ficción africanista en lo que se concretó en uno de los mejores conciertos del año, ayer jueves las improvisaciones vocales del chicagüense de dos Grammy y 55 años Kurt Elling rozaron con la yema de los dedos ese cielo, en el caso de Kurt más urbano y setentero, dos o tres décadas posterior al swing mágico, orate y preciso de ella, Jazzmeia.
Un espectador interpeló a este plumilla al acabar el gran show: «Uno de los mejores conciertos de la historia del Festival de Jazz de Getxo». Y el que suscribe respondió: «Sí, ha estado genial, pero el de ayer de Jazzmeia estuvo mejor». Y replicó el anónimo aficionado: «No estuve…». Y el profesional, con perdón, intentó ponerle en situación cual vulgar pedagogo: «¿A quién prefiere, a Ella Fitzgerald o a Stevie Wonder?». Y el señor se puso equidistante: «Depende del día». Ya, yo también dependiendo del día prefiero whisky o cognac, pensé para mis adentros, pero manifesté: «¿Ella Fitzgerald no fue la mejor cantante de todos los tiempos y gustaba a todo el mundo? Pues Jazzmeia es la nueva Ella y no tiene nada que envidiar a su mayor influencia». Amén.
Y eso que lo de Kurt Elling fue también increíble, pero más terrenal, más asfáltico, más ajustado a los 70 (y a los 60 si ampliamos el rango). Más que a Ella, Sinatra y Dee Dee, o sea al universo swing, el bueno de Kurt, un cantante de baja estatura y elegancia en la indumentaria que a primera vista parecía venido de un casting de película gangsteril de Scorsese, remitió a Stevie Wonder, a Prince y a James Brown (por Dios, qué labor la del afrobaterista Corey Fonville), o sea al funk urbanita recreado por un teclista eléctrico (DJ Harrison) y un guitarrista sincopado y blusero (Charlie Hunter, que también colaba las líneas de bajo y que en teoría co-nomina el eurotour de Kurt y su último álbum, 'Superblue', de 2021, compuesto durante la pandemia y que pronto, en septiembre de 2023, tendrá una continuación titulada 'SuperBlue: The Iridescent Spree').
En el Muxikebarri Kurt Elling arbitró 9 canciones (y desde la primera la cosa echaba humo: ¡estuvo on fire, a fuego!) en 72 minutos en los que jugó con el micrófono para modular ecos y vahídos, reveló amplitud de octavas, al final del bis hizo mímica y se gustó en una coda con ruiditos grotescos, bailó como un macarra del referido Scorsese, halagó a la parroquia (que teníamos buena pinta, dijo mirando a mi asiento), entonó híbridos entre Al Jarreau y Manhattan Transfer a una sola voz (todo en 'Sassy'), resonó a Stevie Wonder ('Baby hold on'), se marcó un blues muy Johnny Adams (en el que improvisó unos versos en inglés que decían algo así como «por la tarde en Bilbao, españolitas guapas paseando…»), feliz agitó el funk jamesbrowniano y 'principesco', además elaboró soul ('Manic panic epiphanic') y funk espacial con mucho groove y reflexión ('Endless lawns'), retó al baterista en una espiral que removió al respetable ('The seed', la del rock and roll en la letra), y para el bis reapareció a dúo solamente con el guitarrista barbudo y estelar Charlie Hunter para versionar el viejo blues 'Lonely avenue'.