Iván Ferreiro abriendo su gira por salas en Bilbao
El vigués, ex Los Piratas, ha llenado dos días la Sala BBK, donde ha preparado un repertorio con sustrato indie noventero, gradación soul y parte del repertorio de su álbum 'Trinchera pop'
El vigués de 54 años Iván Ferreiro, ex Los Piratas (1991-2004), comenzó este jueves en la agotada Sala BBK la gira por salas de su sexto y último disco en solitario, 'Trinchera pop' (Warner, marzo de 2023). En sexteto (con dos zurdos: su hermano Amaro a una guitarra y el baterista) dio un concierto de 102 minutos para 21 canciones, de ellas ocho del álbum en cuestión, o sea que lo repasó casi entero porque tiene diez cortes.
Avisó Iván al acabar la primera canción de la velada: «Muy buenas noches, ¿qué tal estáis? Nosotros iniciando la gira de salas, que es nuestra parte favorita de las giras. No es que no nos gusten los festivales a nosotros, pero aquí podemos dar un concierto más largo, tomarnos las cosas con calma, dedicarnos a la sutileza…». Y en el bis insistió en que su hermano Amaro y él piensan que las salas son el futuro y que en ellas se siente más cerca a la gente, al público, que en el caso que nos ocupa salió encantado de la función.
Su voz, siempre en un tono muy similar, no estuvo muy perfilada sobre los mantos de fragor sónico indie (costaba entenderle las letras, pero no fue muy grave), la instrumentación a veces parecía excesiva (los arreglos y pregrabados con teclados, en ocasiones la guitarra solista tan abrasiva…; sirvan como ejemplo 'Pinball' y 'Miss Saigón'), la parte de la rave techno no pintaba nada pero menos mal que duró poco, el bis sonó un poco peor, y ninguna leve queja más se puede añadir a la actuación de Ferreiro y los suyos en una Sala BBK llena por 550 almas en pie (para hoy viernes también se ha agotado el aforo en la venta anticipada; ah, el gallego vino a Bilbao en un primera gira por salas con este mismo disco 'Trinchera pop', en diciembre de 2023, y agotó el Kafe Antzokia congregando a 600 almas).
El líder Ferreiro, ora atrincherado tras los teclados ora en pie delante del tablado cual predicador, delineó gradaciones emocionales a veces muy soul ('Santa Adrenalina') en sus letanías con heridas del alma y decisiones que conllevan arrepentimientos ('Dejar Madrid'). Resonó a Los Planetas ('Canciones para no escapar', luego en 'El equilibrio es imposible' que dedicó a sus amigos valencianos en la resaca de la inundación) y a Vetusta Morla ('La gran belleza y la juventud'), recuperó bastantes piezas de Los Piratas (la flotante 'Inerte', la noise soul noventera 'M', la generacional 'Años 80' con los coros de la concurrencia), se inspiró en los Beatles (la citada 'Pinball'), en el Bowie sideral ('Una inquietud persigue mi alma'), en José Alfredo Jiménez (la apertura del bis a dúo con su hermano Amaro en la ranchera 'S.P.N.B.´, también muy coreada), en 'El hombre y la tierra' ('La humanidad y la tierra', que les salió atropellada) y en Vivaldi (el sample de 'En las trincheras de la cultura pop', con la que acabó el concierto).
Iván tenía las letras (algunas muy largas) a tiro en alguna pantalla, y entre las mejores interpretaciones de esa objetivamente buena función estuvieron el pop convenientemente insistente con química e interacción con el público 'El dormilón', los coros cosechados durante la extensa letra de 'El pensamiento circular', un par de rocks en el bis que mejoraron el sonido ('El viaje de Chihiro' algo setentero, 'Cómo conocí a vuestra madre' muy en plan Enemigos), y el indie intenso de 'Turnedó', con conexión especial con la gente.