«La interpretación operística atraviesa una fase de declive»
El crítico musical Nino Dentici publica 'La diva y el castrado', su primera novela
Una soprano viaja por la Europa de entre los siglos XVIII y XIX recorriendo los grandes teatros, desde Londres a Milán y de París a ... Varsovia. 'La diva y el castrado' supone la primera incursión del crítico musical Nino Dentici en la ficción. «Siempre he hecho libros de información, de cabecera, de consulta, y quería escribir la historia de una cantante que se desplaza por el mundo acompañada por un colega que le aconseja técnicamente», explica. Su relato dibuja un mundo excepcional donde la ópera constituye un fenómeno social de gran magnitud, muy diferente al actual. «Estamos en una fase de declive de la interpretación, no del género», asegura el crítico de lírica de EL CORREO, que presentará su libro mañana jueves en la Sociedad Bilbaína (19.00 horas).
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La protagonista es una intérprete con grandes capacidades vocales. «Eran mujeres excepcionales, que gozaban de un autonomía inusual para su tiempo y hacían lo que querían porque no había tantas», indica. Eran caprichosas, exigían emolumentos altos... «Ahora hay muchísimos teatros y profesionales. Hoy un tenor no exige nada». Siempre ha habido divas, pero él se decanta por la eslovaca Edita Gruberová, «la más técnica desde que conozco la ópera».
Achaca la decadencia actual a la falta de formación. «Antes se pasaban 15 años estudiando y acceder a la profesión resultaba más costoso. Ahora te cogen si tienes buena voz y conoces la partitura». Culpa de ello a la rapidez y la necesidad de cumplir con los programas establecidos, «y a que todo el mundo quiere ganar dinero». También lamenta la falta de preparadores: «Ya no quedan aquellos maestros antiguos que enseñaban a cantar».
Los buenos artistas son habas contadas. «Pero eso también ocurre en otras facetas de la cultura», alega. Estas tendencias del mercado afectan a la escena local. «La ABAO nació con fondos inmensos y fue algo buenísimo, pero las cosas se complican cuando fallan las subvenciones. En estos momentos hay muchísima precariedad en Bilbao. No hay mucha ayuda, se contrata a segundones para cantar cosas importantes».
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Los escenarios que recorre la diva de la novela son muy diferentes a los actuales. «El género nació en Italia, donde nace también la palabra diva, y la gente iba al teatro no a ver un espectáculo, sino a pasar la tarde y parte de la noche: cenaban allí, charlaban, jugaban a cartas... En realidad, sólo atendían a los músicos cuando les interesaba especialmente un aria o alguien que bailaba bien. Era una especie de picnic».
Los compositores y cantantes también «eran mucho más populares que los actuales», señala. Ensalza el rol de los castrados, que sufrían este proceso para preservar sus condiciones vocales y mostrarlas en los teatros de los Estados Papales, donde la mujer no podía actuar. «Además del morbo que generaban, eran grandes intérpretes y estudiaban mucho», indica y resalta su voz aguda, apoyada en una capacidad torácica superior. «Cantaban fácil e hicieron grandes fortunas».
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