High On Wire desatando el infierno en el Kafe Antzokia
El power trío californiano machacó el ritmo e incineró el éter ante 300 almas cabeceantes
High On Fire (Oakland, California, 1998) se hallan más allá de las etiquetas musicales al uso. No tocan heavy metal, sino que roquean con brutalidad tan natural como técnica, con una onda palúdica que se pone a borbotear y asume el stoner rock. Son un trío, pero llenan más que S.A., que son un quinteto. Los lidera el guitarrista Matt Pike, ex Sleep, que salió a la escena del Kafe Antzokia con barriga y el torso desnudo lleno de tatuajes, hasta por la espalda, y bajaban los tatus hasta donde ésta pierde su nombre, y ahí se le veía la hucha (la cima de la raja del culo). Sin esfuerzo parecía cantar y lanzar alaridos Pike, mientras su guitarra se aleaba borrascosa con el bajo y mientras la batería trepidaba sujeta al suelo, mientras le soltaban unos zurriagazos increíbles, ora redoblados, ora machacando los parches igual que en una llamada a la batalla.
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Con pintas de sudistas habitantes de los pantanos recónditos, High On Fire, tras el teloneo de los catalanes Moksha, incineraron litúrgicos una docena de temas en 78 minutos ante 300 almas guerreras (como las de la película '300', sí) este miércoles en el Kafe Antzokia. Las preguntas se agolpan tras atestiguar semejante y solvente catarsis: ¿cómo sólo tres componentes son capaces de generar ese controlado pandemio?, ¿cómo Matt Pike es puede sin aparente esfuerzo cantar así de profundo y soltar esos alaridos?, ¿cuán de orgulloso de ellos estaría Lemmy Kilmister, el líder de Motörhead?, ¿cómo se puede roquear transmitiendo esa sensación de fisicidad absoluta?
El adjetivo de brutal les viene al pelo, pero no lo de caótico, ni lo de ruidista. Con un poso blusero que remite a V Horse Johnson, con una agresividad vikinga que deja a los deathmetaleros Amon Amarth como unos novatos recreativos, y con una conjunción triangular espectacular, High On Fire regresaron a Bilbao en la gira de su último álbum, 'Cometh the storm' (solo sonaron unos tres cortes), generaron violentos pogos entre el público, parecieron abofetearnos ('Turk'), sonaron como discípulos de Black Sabbath a más velocidad ('Last'), avanzaron a hachazos sínicos ('Rumors of war'), la voz gutural se combinó con la locura rítmica ('Snakes for the divine') y High On Fire acabaron con stoner blues a lo Pentagram ('Darker fleece').
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