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Que los toros molan lo certifica la cantidad de jóvenes pijos –sin ánimo de ser despectivos con el término– que salían de la Plaza de ... Zaragoza esta semana en la feria de San Jorge. Y aquí va un silogismo: si los pijos acuden a los buenos espectáculos, entonces es buena la propuesta de Hermanos Martínez, que presentaron este jueves en Bilbao, ante sólo 150 almas, su primer álbum, 'Súbete el volumen', publicado el 28 de febrero en la multinacional Sony.
Parece que tienen una única influencia, la de los colombianos Morat, a su vez marcados a fuego por Mumford & Sons: melodías raudas y enfáticas, estribillos redondos, algunos 'heys' intercalados y coros comunitarios apuntando a las épicas mediante facilones ooohhh… Y las doce canciones de su debut 'Súbete el volumen', que dura 41 minutos, sonaron en su bolo de 78 minutos para 15 temas, contando dos veces el repetido, su mayor éxito, 'Por qué me escribes', una sobredosis de Morat que tocaron para empezar y para acabar el concierto y que la peña, la pulcra chavalería, coreó a pleno pulmón.
Claro, los Martínez Brothers debieron alargar el chicle: repitiendo dicha canción, hablando mucho entre canciones con la gente y entre ellos (¡nos recordaron a los Mujeres!) y colando cinco pasajes musicales al margen: la intro roquera, una improvisación dedicada a Bilbao, un par de mantos de fondo para presentaciones y un cumpleaños feliz al que pareció un familiar, quizá un primo, venido ese mismo día de Zaragoza (podíamos haber venido con él...).
Y es que los Martínez Anaiak son muy familiares, tanto que leemos que dos de su banda son primos suyos. Y, aparte de a la amistad ('Volando' y sus lololós a lo Benito Kamelas), estos presuntos madrileños cantan en sus composiciones a su madre ('Rottenmeier', ejem…), a su prole (Álvaro cantó a su hija Casilda en 'Feliz'), y hasta a sus mujeres, es decir, a los amores de su vida, a quienes componían letras platónicas aun antes de conocerlas (sirva la canción 'Ángel de la guarda', dedicada a Jimena en el caso de Borja, o quizá fue Álvaro, pero seguro que no se trataba del mostachudo Jaime, el menor de los ocho hermanos).
Los Martínez funcionaron entre 2017 y 2018, frenaron un lustro «para centrarse en sus estudios internacionales o carreras profesionales», y en 2024 han reiniciado su carrera con potencia y el disco largo del volumen. Y este jueves en el Antzoki dieron un concierto sólido que revelaba una fuerte inversión detrás. ¿Quién abona los gastos de músicos y técnicos, entre ellos uno que ha completado una gira por estadios de un año con Morat? ¿Ellos mismos, la multinacional Sony, acaso la promotora de conciertos bilbaína Last Tour, que anunció el concierto…?
Los Hermanos Martínez tenían familiares y amigos entre las 150 personas del público del Antzoki (alguno arrojó una pelota de golf al tablado). La peña coreaba el cancionero con un entusiasmo especial, y ellos actuaron en sexteto dividido en dos claras filas (los tres hermanos delante y sus tres escuderos -dos de ellos primos- en segundo plano, pero no ocultos; ah, llegaron a sonar cuatro guitarras a la vez). En su mayoría las canciones fueron buenas, y sólo se les podría reprochar tanta cháchara necesaria para llenar el tiempo (ya saben que andan cortos de material, pero no dieron la chapa de ninguna manera, ¿eh?) y elegir mejor las versiones ('No dudaría' de Antonio Flores en plan iglesia y muy cantado por la parroquia, y un 'Soy un truhán, soy un señor' de Julio Iglesias entonada por el bigotudo benjamín con mucho de Andy & Lucas en una boda; por cierto, su guitarrista Pablo se casa este sábado y nos lo contaron).
Con los tres hermanos hablando, cantando y tocando (teclados, tambor, guitarras acústica, eléctrica y de metal o dobro), los seis actuantes resonaron a menudo a Morat (las citadas 'Para qué me escribes' y 'Rottenmeier', también 'Canalla'), nos evocaron a los donostiarras Nogen, otros deudores de Mumford & Sons ('Sin rumbo ni equipaje', la también citada 'Ángel de la guarda', cuya letra da gracias a Dios), a veces elevaron las voces al cielo como Santero y Los Muchachos ('Déjame entrar', luego 'Vals', que fue donde la pelota de golf botó por el escenario), y parecieron revelar influencias de grupos comerciales más veteranos como Hombres G (evidente en la paterno-filial 'Feliz'), Modestia Aparte ('Jerez') y Fresones Rebeldes ('Despedida').
Ah, estiraron el tiempo, aunque del setlist se saltaron un título: 'Vivir así es morir'. ¿De amor? ¿El de Camilo Sesto?
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