«Goytisolo era un niño grande y Alberti tenía salidas de bertsolari andaluz»
Celebra en Bilbao el 50 aniversario de su concierto en el Olympia en París. «Siempre es bueno que la juventud se mueva, pero suelen ser instrumentalizados»
Josu Olarte
Sábado, 12 de octubre 2019, 01:03
El veterano cantautor Paco Ibáñez (Valencia, 1954) celebra mañana en Bilbao (Teatro Campos Elíseos, 20.00 horas) el 50 aniversario de su histórico directo en ... el Olympia de París, grabado en un álbum doble con el que forjó su condición de bastión de la canción de autor poética y comprometida. Con su habitual poso descreído, crítico y hasta dogmático, el lenguaraz cantautor de padre republicano valenciano y madre vasca desvela las claves de un concierto en el que contará con cómplices habituales como el guitarrista Mario Mas, Cesar Strochio (bandoneón), César Fumero (contrabajo) y los vascos Gorka Benítez, al saxo, y Joxan Goikoetxea, al acordeón. Él volverá a enlutarse con camisa negra y guitarra sobre la rodilla para interpretar «con toda su fuerza emocional» sus emblemáticas adaptaciones de Góngora ('Déjame en paz, amor tirano'), Quevedo ('Es amarga la verdad'), Alberti ('A galopar') y tantos otros poetas, sin olvidar 'La mala reputación' de su admirado Georges Brassens.
- ¿Cómo ha planteado esta revisión de su mítico concierto del 69 en el Olympia de París? Porque lleva décadas interpretando regularmente su repertorio.
- La idea es celebrar el espíritu de aquel concierto en el desierto cultural que vivimos. El repertorio nunca es el mismo porque de repente se me ocurre cantar algo. En Bilbao haré canciones de los tres grandes cantautores vascos que se fueron: Imanol, Mikel Laboa y Xabier Lete. También recordaré mi infancia en el caserío de Aduna cantando 'Patxiku Basterretxe'. Y, sin hacer reproches, les pediré a los bilbaínos que hablen más el euskera. Si no como en Cataluña, donde todo el mundo parla el catalá, al menos como en Gipuzkoa.
- ¿Qué recuerdos tiene de aquel recital marcado por mayo del 68?
- Toda aquella juventud rebelde e inconformista te llenaba de fuerza y energía, era como si hubiera vuelto a salir el Sol. Se rebelaron demandando otras formas de vivir, pero el enemigo estaba al acecho y logró desactivar aquel entusiasmo recurriendo a todo tipo de armas: desde represión a drogas aletargadoras de la rebeldía. La música se convirtió en ruido, las canciones perdieron sustancia y poco a poco la juventud se adocenó volviéndose incluso más idiota que antes.
- Ahora los jóvenes vuelven a las calles en defensa del medio ambiente.
- Hombre, algo es algo. Siempre es bueno que la juventud se mueva, el problema es que suelen ser instrumentalizados. Los del 15-M se diluyeron fagocitados por la casta política y ese bastión de los milagros que es el centralismo democrático. Y de ahí, al pozo de las tinieblas.
- La trova cubana definió la canción de autor como el hermoso oficio de cantar opinando.
- Conlleva un compromiso cultural, ético y hasta estético, además de creatividad y valores de riqueza espiritual. Todo ello lo tenía Brassens, que por su sensibilidad y talento descomunal es como el Juan Sebastian Bach de los cantautores.
- Conoció y mantuvo amistad con muchos de los poetas a los que ha adaptado: Alberti, Blas de Otero, Celaya, Goytisolo, Neruda... ¿Guarda algún recuerdo especial?
- Sí, y me considero muy afortunado por ello. Goytisolo era como un niño grande, con Blas de Otero tuve un gran afecto aunque, como buen bilbaíno, no hablaba euskera. Y qué decir de Alberti, que tenía salidas casi de bertsolari andaluz. Recuerdo una entrevista junto a él en Jaén en la que acabé despotricando de Stalin. Como era comunista convencido, le preguntaron si estaba de acuerdo y soltó: «Yo estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho y con lo que vaya a decir».
«Me revienta que se llene todo de anglicismos, hasta en Francia. Yo no lo hablaré nunca»
Enemigo del inglés
«El franquismo latente»
- Siendo un cantautor políglota, no se entiende que rechace el inglés reduciéndolo a la categoría de idioma imperialista.
- Canto en euskera, castellano, catalán, gallego, francés, italiano… Mi oposición no es al inglés como lengua, sino a su uso como idioma colonizador y devorador de todos los demás. Puedo tener mayor o menor simpatía por los ingleses o los americanos y todo el respeto de mundo por su poesía y literatura, pero el inglés para mí es el enemigo. No lo hablaré nunca. Me revienta que se llene todo de anglicismos. Hasta en Francia, donde siempre han velado por su lengua, todo el mundo te dice ya 'OK' en lugar de 'd'acord'.
- ¿Qué le parece la polémica en torno a la exhumación de Franco?
- Lo único que deseo es que no se hable más de ese tirano. Todo lo que está pasando demuestra el franquismo latente que aún hay. Que se haya perpetuado ese mausoleo dedicado a un dictador criminal demuestra cómo sigue siendo este país.
- Lleva 25 años afincado en Barcelona. ¿Cómo vive el 'procés' a la espera de la sentencia?
- Pues con mucha pena, porque aprecio mucho a los catalanes. Yo no dejaría que ninguno de los muchos anticatalanes que hay en España entrara en mi casa, pero pretender declararse independiente con el 51% de los votos es un disparate, es como llamar al enfrentamiento civil. Los independentistas están representados por organizaciones panfletarias, pero que Junqueras y sus compañeros lleven dos años esperando la condena que sea es insoportable.
-¿Sigue siendo la poesía un arma cargada de futuro?
- Siempre está ahí, es como el agua que calma la sed.
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