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Gontzal actuó disfrazado para asemejarse al homenajeado. Carlos G. Azpiazu
Gontzal Mendibil en la piel de Iparragirre

Gontzal Mendibil en la piel de Iparragirre

El cantautor de Zeanuri reivindicó el legado del decimonónico vate guipuzcoano en el lleno Arriaga, donde lideró un concierto teatralizado que emitirá la ETB el 19 de diciembre

Lunes, 30 de noviembre 2020

Un poco empequeñecido quedó el cantautor euskaldun Gontzal Mendibil (Zeanuri, Bizkaia, 1956) en el Teatro Arriaga durante su repaso al repertorio del vate guipuzcoano Iparragirre (José María de Iparraguirre Balerdi, Urretxu, 1820; Ezkio-Itsaso, 1881) con motivo del 200 aniversario de su natalicio. Gontzal apareció caracterizado, disfrazado de Iparragirre, barba incluida (si no llega a estar tan flaco parecería el Olentzero), y ejerció de actor protagonista, de relator del libreto, de cantautor, de cantante… Pero casi desde el arranque del show debió afrontar el reto con un hilo de voz, la cual parecía más débil aún al ser contrastada por el generoso refuerzo melómano: la Sociedad Coral de Bilbao desplegada por los palcos de ambos laterales, y la Banda de Música de Bilbao sentada sobre el propio tablado, ambas formaciones dirigidas por José Rafael Pascual Vilaplana.

El espectáculo, que colgó el cartel de entradas agotadas en la taquilla del Arriaga y que se emitirá por la ETB el 19 de diciembre, no pecó de acartonado (ni apolillado, ni casposo, no, no, no) aunque cursó retro (los arreglos musicales, las vestimentas...), pintoresco (el apego a la tierra...), televisivo (la ágil sucesión de números: 24 en 96 minutos) y teatral (las declamaciones de Gontzal y sus actuaciones y las de los esporádicos secundarios, sobre todo las tres voces femeninas: Marife Nogales, Maitane Salvador y la joven donostiarra Ainhoa Tabuyo, del Coro Easo, que hizo de esposa del vate, con quien tuvo ocho hijos).

Marife Nogales, sobre el escenario. Carlos G. Azpiazu

El concierto teatralizado evolucionó rendido al homenajeado todo el tiempo mientras se evocaban someramente sus peripecias, desde su participación en la primera guerra carlista (las visuales del fondo del tablado emitieron imágenes de batallas que apenas se distinguieron debido a la luz general necesaria para la grabación de la televisión) hasta el destierro en Santander y su estancia en Buenos Aires.

En este ambicioso y respetuoso show se estrenó una canción inédita, 'Bilbao eta fueruak pakearentzat' (Bilbao y los fueros para la paz), dedicada por el bardo de Urretxu a Bilbao, donde actuó mucho en los 'cafés teatros' de la época. La pieza se repitió en el bis, y aunque les salió bien durante la actuación en sí, en el bis, con Gontzal Mendibil sin barba postiza, les quedó mucho mejor. Sin duda fue el número óptimo de una propuesta variada que nos mostró a Gontzal a solas en modo cantautor tipo Woody Guthrie ('Gitarra zartxo bat') y a la banda y la coral empujando conjuntamente ('Ez, oraindikan ez!', la belicosa y carlista), que concatenó lapsos líricos ('Jaungoikoa eta arbola'), aires de habaneras ('Zugana Manuela') y viñetas zarzuelescas ('Trapu zaharrak'), y que quizá patinó en un 'Gernikako arbola' que palideció con cualquier versión que hayan podido escuchar (muy justo de voz se le vio a Gontzal, aunque el público la ovacionó de lo que más).

Y ya hasta el final del concierto, que en ocasiones adquirió cierta pesadez, se alcanzaron más buenos momentos, ya fueran mediante folk intimista ('Oi nere zoragarria') o con la reincorporación de la banda y la coral en por ejemplo 'Ez bedi galdu euskera' (que empieza con el verso «gure euskera eder maitia») o la cinematográfica e intimista ('Azken izua').

No estuvo mal este 'Iparragirre', pero esperábamos un poco más. Suponemos que por la televisión los técnicos ajustarán las pistas de sonido y lo realzarán un poco más. ¿O ustedes creen que los discos en directo son en directo? Pues eso.

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