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Josu Olarte
Jueves, 1 de mayo 2025, 09:32
Ha pasado más de una década dese que The Lumineers se presentaran en el BBK Live como puntales de lado más amable y comercial del ... revalismo folkie, que propiciaron junto a Mumford & Sons (de los que fueron consideraos alternativa yanqui). Puede que su fulgor se haya atenuado por aquí desde que su primer éxito 'Ho Hey' sonara en anuncios de Coca Cola o películas como 'El lado bueno de las cosas', pero han mantenido su buena estrella internacional. Así lo demuestran su posterior estela de éxitos y, sobre todo, los más de un millón de tickets que colocaron en el largo tour global de su álbum 'Brightside' (22), que concluyó con un concierto de estadio en Chicago capturado en el álbum 'Live from Wrigkey' (24).
Once años después, The Lumineers siguen funcionando como banda clasicista con un demostrado instinto para facturar himnos de pop campestre con abundante instrumentación orgánica (pianos, guitarras, violín, percusiones...), melodías diáfanas y estribillos con adhesiva orfebrería vocal. Pero desde su eclosión comercial, han dejado de recrearse en aquel luminoso neofolk vitalista con coros y juegos vocales que invitan a la participación festiva. Todo muy del gusto de su plural y predispuesto al gozo público, con amplia representación femenina e internacional, que ayer estuvo lejos de copar un Bilbao Arena con solo algo más de media entrada.
Su directo actual se sustenta en un cuerpo básico de guitarras, percusiones y pianos enfáticos al servicio de radiantes canciones de folk pop que en sus momentos más rítmicos remiten a grupos como Band of Horses y en los más intensos, emocionales y barrocos a combos de multinstrumentistas en la estela de The National, Broken Social, Scene o Arcade Fire.
A estos últimos recordaron en temas como el reciente sencillo irónico 'Same old song', que dio inicio a la parada en Bilbao de la gira europea de cinco semanas que, entre rescates de su baúl de hits, anticipa las presentaciones festivaleras de su quinto y nuevo álbum 'Automatic'. En él recicla su emocional pop campestre con una mirada crítica y descreída 'a la falsedad del absurdo y ultraestimulado mundo digital actual'.
Todo ello bajo la tutela de los multinstrumentistas Wesley Schultz y Jeremiah Fraites, que comenzaron hace dos décadas tocando en garitos del área de Nueva Jersey para devenir en Denver (Colorado) en banda de folk pop optimista con un lirismo evocador de la América rural. El tándem tiene prestancia y presencia escénica. Schultz es un líder carismático con un glamour rústico evocador, por sus trenzas, de Willie Nelson. Llena la escena y convence tanto en su faceta vocal como instrumental a la guitarra o el piano. Lo mismo que su también ubicuo colega Fraites pasando al primer plano alternando batería y teclas.
Ampliados en directo por un quinteto de versátiles instrumentistas, el ayer septeto alterno profusamente de instrumentos y formatos y fluyó sobre un escenario prolongado hacia el publico de la pista al que se acercaron y hasta mezclaron por momentos.
El recurrente sinfonismo instrumental del 'Sirius' de Alan Parsons Project (que en junio actuará en el mismo recinto) introdujo las algo más de dos horas de velada que, en su primer tramo, alternó esbeltos temas nuevos a medio tiempo no familiares para el personal (You're all i got, Asshole, Plasticine) con emblemáticas piezas iniciáticas como el adictivo y rítmico 'Submarines', construido sobre un dialogo de voz y piano o un 'Flowers in your hair' cuya melancolía amorosa deudora de Scott Mckenzie trasladó un imaginario porche junto a las Montañas Rocosas a la California hippie del verano del amor.
El piano y la hermosa melodía de 'Where we are' hizo recordar a The Band mientras la épica a medio tiempo con juegos vocales de A.M. RADIO levantó las primeras palmas. Las atenuó la romántica 'Donna', que recordó que querencia a las canciones emocinales con nombre de mujer tipo su éxito 'Cleopatra¡, la quedona y florida 'Ophelia', su muy celebrado hit 'Gloria', o un «Angela', que, el dúo fundador recreó pasando al frente con el piano y el bombo.
Con la banda copando una vez más la pasarela central The Lumineers acababan de despachar su conocido éxito primigenio 'Ho Hey', que alzo a un público cuya onomatopéyico estribillo había ido a corear buena parte del personal.
Una luz mas intima y emocional parecieron buscar Lumineers con baladas saludadas con luces de móviles como la hermosa 'Brightside', que Schultz interpretó entre el público, 'Slow it down' con la que el dúo fundador recordó con guitarra y piano la bohemia folkie de sus inicios neoyorquinos entre las recientes 'Salt and the sea' y 'Automatic, con un ropaje instrumental y candor lirico con un aura folk de Bon Iver, Entre ellas filtraron la novedosa 'So Long' cuyo lirismo, épica guitarrera y violín de la también corista y teclista Lauren Jacobson evocó por momentos a The Waterboys.
The Lumineers tiraron de su catalogo más ocasional para interpretar la agridulce 'It Wasn't Easy to Be Happy for You', invitando al emergente cantautor americano Michael Marcagi, colega de Cincinatti al que han promocionan como telonero en esta gira.y con el que Schulz ha colaborado en su debut 'American Romance'. Y recordaron que a veces una canción surge de una simple verso con melodía (caso de 'Ativan', de su último álbum) después de hacer un guiño a los Stones filtrando el estribillo de 'You Can't Always Get What You Want', en la lírica 'Leader of the Landslide', casi en la vena del Dylan de la Rolling Thunder Revie.
La vigorosa y festiva Big Parade sirvió para presentar profusamente a una banda cuyo teclista y guitarrista llegó a hacer el pino sobre su piano vertical de cantina y aparecer tocando descalzo la guitarra por las gradas y la pista de Miribilla.
Para el eufórico epilogo quedó la exitosas dupla de su sonado debut homónimo, formada por la citada 'Cleopatra' y su segundo gran hit 'Stubborn Love', con estribillo ideado para coreal para sobre un algo tan universal como la tozudez sentimental. Fue el previsible broche al retorno de un grupo consistente que, pese a momentos recurrentes, ha ganado en intensidad, emotividad y un calado pop que les ha permitido perpetuarse más de lo previsto. Lo volverán a demostrar este viernes en Lisboa y el sábado en el Wizink madrileño.
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