Fito regala sus recuerdos de juventud en un Bilbao que ya no existe
Fito Cabrales llegó el miércoles por la tarde al BIME a un encuentro especial abierto a todos sus fans para repasar su estrecho vínculo con Bilbao, su ciudad natal, y regalar al auditorio sus anécdotas y recuerdos de infancia y juventud en una capital vizcaína que, «pese a ser fea e industrial», tenía alma y creatividad.
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Guiado por el humorista Héctor de Miguel –que ha dicho sentirse bilbaíno pese a ser de Salamanca–, Fito ha recordado su infancia en Zabala, «al lado del barrio de San Francisco, donde las aceras son pequeñas porque, como me decía un amigo, la gente no viene a pasear sino a trabajar».
Pese a vivir en Gernika, sigue manteniendo «un vínculo increíble con el barrio, que siempre ha sido una calle de comercios, aunque ahora los productos que se venden son muy diferentes a los de entonces».
Ha hablado a continuación de la reconversión que Bilbao vivió a lo largo de los años 90 y 2000: «Ahora tenemos una ciudad mucho más bonita pero que, como les pasa a todas las ciudades, ha perdido encanto». Y es que para Fito el Bilbao de su juventud era «como una Harley Davidson de los años 50: todo óxido y contaminado pero con mucho encanto».
Así, en aquel Bilbao donde el de Zabala comenzó a tocar rock and roll «sucedían cosas». «Había fanzines, bandas, gaztetxes... Era el contrapeso perfecto para una ciudad tan fea. Era fea pero estaba viva, y ahora no está muerta pero está un poco en coma. Se echa un poco de menos ese Bilbao, se está perdiendo la identidad», reflexionó, poniendo de ejemplo la pérdida de calidad gastronómica en los restaurantes: «Si fuera alcalde de Bilbao, cerraría a quienes dan mal de comer y les condenaría a galeras».
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Más allá, ha repasado también su temprana vinculación con la música: «En casa, teníamos un tocadiscos enorme de mueble, abrías la tapa, tenías los discos y abajo la radio. Era el centro del salón. Fue una infancia feliz en un barrio humilde, pero genial», ha rememorado. Y, después, gracias a su tíó, descubrió «a los Beatles, Hendrix, Creedence...». Y de ahí a coger la guitarra, lo que sigue haciendo casi medio siglo más tarde.
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