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Yepa, que no se nos había olvidado: el domingo al mediodía, en el Crazy Horse poblado por 111 almas (muchas venidas de la provincia aneja ... mirando hacia occidente), el cántabro de sangre teutona Hendrik Röver, el líder de Los Deltonos, al frente de su otro grupo, Los Míticos GTs, no por el automóvil sino por Goyo y Toño (respectivamente el contrabajista y el baterista), armado con dos recias guitarras (una Epiphone con la que frotaba mucha slide blusera y una suerte de Telecaster artesana, un hacha fabricada por él con material alemán según nos contó al acabar el guitarrista getxotarra Daniel Merino, de Los Retros y más), presentó en Bilbao su último disco con esta marca, 'En la noria', del cual vendió muchas copias al acabar (estuvo quince minutos atendiendo a sus fans, que hicimos cola).
El concierto de 25 canciones en 96 minutos (de las 13.20 hasta las 14.56 horas) voló alto desde el arranque y al sumamente irónico y generalmente lacónico Hendrik se le notó muy contento y bastante locuaz para lo que es él. Llegó a brindar con una pinta de Guinnes (bueno, esto de brindar lo suele hacer casi siempre), y el líder y portavoz dejó caer en repetidas ocasiones que iban a tocar un blues para que les tuvieran en cuenta los del Bilbao Blues Festival, «que se organiza aquí cerca» (sí, una milla río arriba, en El Arenal, lástima que ya tengan cerrado el cartel de 2025).
Esas versiones bluseras fueron parte de la carga angloparlante del repertorio, covers de Freddie King ('Texas flyer'), de Muddy Waters ('I can't be satisfied') o del 'I got loaded' conocido entre nosotros por Los Lobos (lo lanzó en 1965 Little Bob, alias de Camille Bob, como indagó en su móvil Jaime Hustler; Hendrik dijo en la presentación que lo había grabado Little Charlie & The Lollipops o algo así, cruzándosele el cable con Little Charlie & The Nighthawks, se supone, aunque se ignora si lo dijo con o sin ironía). Y otras versiones menos bluseras lo fueron de Hacienda Brothers y del según él, Herr Röver, el mejor grupo de rock and roll de la Historia de la Humanidad, NRBQ (sentimos disentir una vez más y apostolamos porque el mejor grupo de rock and roll nunca visto sobre la faz de la tierra ha sido The Blasters, y de hecho lo vamos a pinchar según acabamos de teclear estas líneas).
Hendrik tiene tres talentos: uno personal, el de la ironía (es de los más listos del rock español desde hace 40 años, y lo sabe; la fecha la datamos teniendo en cuenta que Los Deltonos arrancaron allá por 1985), y dos artísticos, el de indudable su capacidad guitarrística nacida del blues eléctrico y, y el de su esquemática facultad letrista, a menudo costumbrista, con las cuales no necesita tirar de versiones angloparlantes. En el nuevo disco, 'En la noria', mete desde el chándal (en 'El STV', acrónimo de Santander de Toda la Vida; ah, Hendrik es de Muriedas, en las cercanías de la capital cántabra, en los verdes arrabales) hasta el pijama (en 'Vuelvo a Cantabria', su lograda adaptación del 'Back to Memphis' del maestro Chuck Berry, demostración de su capacidad lírica o traductora, y también verificación de su viejo eslogan de que 'el rock americano es posible en castellano'), pasando por la arquitectura ('El plan', cuyo primer verso duda: «tengo la impresión de que esto está recto»).
Y es que el blues-rock de Hendrik y Los Míticos GTs es muy filosófico (por la pausada observación del paisanaje). Metafísico y trascendental, incluso, como demostró en el título de su penúltimo álbum, 'Vamos a morir', «una canción optimista sobre afrontar lo inevitable con alegría», con estrofas descreídas tipo «No hay después, sólo hay aquí y ahora / Y hay que convivir con esta fauna y esta flora / Y aunque fumigar es lo que más apetece / No suele coincidir el tiene y el merece», y cuya parte final puso a corear a pulmón y sin miedo al público centenario del Crazy Horse (Caballo Loco, ya saben).
Esta fue una de las canciones más arrebatadoras de la matinal dominical, y vamos a repasar las otras que estuvieron ahí arriba, en el tercer escalón, poniendo en la parte de abajo del podio a las versiones en inglés y en el intermedio de plata a los demás originales en español: el boogie rock and roll 'Luego' (pareció una copia premeditada de Los Zigarros), la del riff rocanrolero en plan Shakin' Stevens & The Sunsets aplicado a 'Homer' («los chavales nos identificamos con esta filosofía, la de agarrados al asa de la jarra de cerveza, como Homer Simpson», dilucidó al presentarla a un público donde las mujeres parecían la mitad de la centena, incluso más en vanguardia), el hillbilly 'Rodar' (con guitarra virtuosa y letra con ripios que podrían hacer La Mandrágora), el funk pesado 'La conspiración' (que si tuviera una amigo terraplanista se la dedicaría), la redoblada 'Volverá', las ya citadas 'Vamos a morir' y 'Vuelvo a Cantabria', y 'Caviar, champán', en la que Hendrik se emocionó tanto que se abalanzó hacia delante empuñando su guitarra siendo parte existencial de ese todo místico que son los GTs, Goyo, Toño y él.
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