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850 estuvimos este miércoles en el Teatro Arriaga, en un homenaje organizado por el undécimo Festival Loraldia, de artes escénicas en euskera, en memoria del ... productor discográfico y técnico de sonido Jonan Ordorika (1967-2023), el hermano pequeño del cantautor euskalduna Ruper Ordorika, fallecido repentinamente por problemas cardíacos. Este 11º Loraldia planteará una veintena larga de actuaciones entre el 10 y el 30 de marzo, en distintos escenarios de Bilbao (Arriaga, Guggenheim, Teatro Campos, Museo Marítimo, Biblioteca Bidebarrieta, Sociedad Filarmónica…).
El evento, bautizado 'Mila esker, Jonan Ordorika', iba a durar dos horas, pero a la postre duró dos horas y media pasaditas, 156 minutos. ¿Y saben qué?, que a nadie se le hizo largo porque el acto estuvo muy bien estructurado y dinamizado: desde las cinco actuaciones hasta las entrevistitas durante los cambios de escenario (al director del Loraldia Imanol Aguirre, al cantautor euskaldun Txuma Murugarren y, a él en castellano, al productor Paco Loco, la persona que más hablaba por teléfono con el benjamín de los hermanos Ordorika), pasando por el par de vídeos (Jonan era fan fatal de Lou Reed y del Athletic y hubo dos pasajes al respecto: un clip con la versión del 'Walk on the wild side' cantado por el líder de Delirium Tremens para un disco tributo en euskera ideado por Jonan, y el último recibimiento a la gabarra al son de la canción-bertso de Mikel Urdangarin 'Unique in the world'), las salutaciones del entrenador del Athletic Ernesto Valverde, amigo de Jonan, y las entrañables fotos finales del propio homenajeado.
Las cinco actuaciones estuvieron bien, caso de las de Hiru Truku y Tapia Ta Leturia, o muy bien, las de Anari, Rafa Rueda y Mice. Estos cinco proyectos han tenido relación en las grabaciones o actuaciones con el trabajo de Jonan Ordorika. Abrieron plaza, ¡reactivados para la ocasión!, los quizá más ovacionados de la velada, Hiru Truku, el trío guipuzcoano compuesto por Ruper Ordorika (voz y guitarra acústica, de Oñate), Joseba Tapia (trikitixa, el compañero de Leturia, de Lasarte) y Bixente Martínez (mandolina, ex Oskorri, de Eibar), que hicieron 5 piezas en 23 minutos, empezando con las coplas de 'Zazpi nobio' y acabando con una versión en euskera del citado 'Walk on the wild side' de Lou Reed, y pasando por el folk europeo 'Frantziako andrea' (con acordeón céltico de Tapia) y las dos piezas más redondas, 'Lapurrarena', afrancesada ella, más la alegre, popular y festera 'Txikitin pariak', en plan los Oskorri copleros.
Luego la azkoitiarra Anari, en sexteto eléctrico a tres guitarras, dejó una impresión muy superior a la de su intervención en solitario y con guitarra acústica que atestiguamos hacía dos semanas en el concierto múltiple y benéfico pro-saharaui del Teatro Campos. En el Arriaga no se le vio tan seria, y al principio afirmó que estaban muy felices de estar ahí. En 25 minutos tocaron 4 canciones con buen temple y buenos desarrollos, abriendo con oscuridad grunge vía The Walkabouts (la inspirada 'Troiako zaldia'), circulando por el rock americano crepuscular vía Steve Wynn ('Epilogoa') y el alt co onda Wovenhand con violín ('Oreinak'), y despidiéndose con una marea soul donde se encontraron las corrientes de Neil Young y el grunge ('Edertasun arraroa', con recurso al dolido vibrato vocal de Anari), y dejándonos en el cuerpo una feliz emoción que no nos transmitía la siempre melancólica Anari hacía mucho, mucho (igual un cuarto de siglo...).
A continuación Rafa Rueda, de Mungia, aparentemente muy a gusto, actuó en solitario armado con una guitarra eléctrica Fender Jazzmaster. En 26 minutos interpretó 6 canciones que querencia pop, ya fueran de indie flotante ('Foto zaharrak', con certeros y sentimentales arpegios de la guitarra), de brit pop a lo Keane o de cantautor pop algo Rufus Wainwright, con la sensibilidad de Ron Sexsmith ('Bi musu') y acabando de nuevo flotante pero épico tipo Ken Zazpi al adaptar un texto del poeta Gabriel Aresti ('Egia bat esateagatik').
En cuarto lugar actuó otra mujer en sexteto eléctrico (a una guitarra iba Joseba B. Lenoir), la eibarresa Mice, alias de Miren Narbaiza, que en 22 minutos facturó 4 temas de querencia sinuosa exceptuando el tercero, el de las bases sintéticas y rap que recordó a Zea Mays, siendo los otros tres orgánicos, en modo híbridos de Nick Cave e Izeki Gardenak, en forma de rock austral con drones onda Suicide que acertarían a los primeros Audience, y con carcasa psychobilly para un rock frescachón en la estela de la Jon Spencer Blues Explosion, ahí es nada.
Y cerraron los conciertos los trikitilaris guipuzcoanos Tapia Ta Leturia, reunidos hace un par de años. Se presentaron en grandísimo formato, once músicos en escena, entre ellos tres coristas femeninas para disimular que a la voz ellos ya no resultan tan potentes, y tres vientos con aires de Nueva Orleáns que se antojan excesivos, montan demasiado jaleo, y si desaparecen igual no se les echaría de menos. Con Tapia a la triki (repetía tras abrir el homenaje en el seno de Hiru Truku) y Leturia al pandero (suele ser el quinto miembro de Korrontzi en directo), en 23 minutos irradiaron 4 temas, siendo el mejor el vals mexicano o más bien tex-mex que ya les gustaría a Puro Relajo, usando para despedirse el pachanguero 'Erromeria' y dejándose cubrir con elegancia por las voces de las tres chicas ('Astotxo bat baneuko').
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