«He sido fiel a mí mismo; yo no obedecía siempre a los maestros»
El intérprete alemán ofrece el miércoles junto al pianista Gerold Huber un recital de canciones de Schumann y Debussy en el Teatro Arriaga
Terminó la carrera de Medicina antes de decidirse por el canto. Además, tiene estudios de Filosofía y toca el violín. Habilidades y conocimientos de los ... que no presume. «Yo soy un vago. Si algo he conseguido, se debe a que de joven era muy tenaz. Me mantenía fiel a mi voz y mis ideas. No obedecía siempre lo que me decían y ordenaban mis maestros. El éxito tardó en llegar pero no reculé. Mis inicios fueron duros, muy duros», confiesa el barítono alemán Christian Gerhaher (Straubing, Múnich, 1969), uno de los expertos en el género del Lied más exquisitos de los últimos tiempos. Una eminencia.
Los Lieder son canciones líricas breves, en su mayoría con letra en alemán. Ideales para una voz llena de colores y expresividad. A estas alturas, Gerhaher canta como si pintara delante de un lienzo; un brochazo aquí, un poco de 'sfumatura' más allá y de repente es capaz de perfilar rápidamente una silueta. Las veladas musicales de este artista se escapan a cualquier clasificación. Son una experiencia cargada de sensaciones. El miércoles canta en el Teatro Arriaga, a partir de las 19.00 horas, acompañado por el pianista Gerold Huber. El programa estará dedicado a los últimos ciclos de canciones de Schumann y Debussy.
- Estará feliz de ver caras, aunque sea con mascarillas, en el patio de butacas.
- Ya. En Alemania no tenemos actuaciones con público. Es una situación muy dolorosa.
- Como licenciado en Medicina, ¿qué opina?
- Se han cometido errores inevitables y ahora se está reaccionando de forma exagerada. Es lo que pienso de mi país, lo que sufro de cerca. Por eso, algunos artistas decidimos interponer una demanda contra el Gobierno de Bavaria. El cierre de los teatros nos parece una medida discriminatoria. No en todos los ámbitos se actúa con tanta dureza.
- ¿Han seguido adelante con la demanda?
- No. Las mutaciones del virus generan mucha incertidumbre, pero la retomaremos.
- Usted sigue teniendo proyectos, no se puede quejar.
- Sí, sí. Formo parte del grupo de los afortunados. He seguido trabajando. Ahora estoy muy feliz de tener tres recitales (en Madrid, Bilbao y Valencia).
- ¿Cree que el público español en general está capacitado para disfrutar del Lied? ¿No es fundamental conocer el idioma y entender cada palabra?
- Mmmm, entiendo por dónde va... Son poemas, la palabra tiene importancia pero, ¿sabe?, incluso los oyentes alemanes no prestan atención al significado literal. La poesía es una abstracción y sumada a la música se produce un efecto que va más allá. Es un mundo en el que, poco a poco, se puede entrar. Lo fundamental es crear una atmósfera.
- Para conseguirlo, la sintonía con el pianista es fundamental. ¿Cuánto tiempo lleva trabajando con Gerold Huber?
- Son 32 años ya. Mi mayor logro en la vida ha sido mantener ese vínculo; y el de mi mujer.
- ¿Es muy duro consigo mismo?
- ¿Por qué lo dice?
- Porque sufre la enfermedad de Crohn y una carrera internacional es muy exigente.
- Estoy bien. He sido y soy un hombre afortunado.
- ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
- Lo más divertido es la variedad. Mi repertorio va de Monteverdi a Holliger. Hago lo mismo ópera italiana que Wagner. También oratorio y, por supuesto, Lied.
- ¿Se considera un comunicador?
- Mi pasión es escuchar la música. En el escenario disfruto de la música, de todas las posibilidades que me ofrece.
- ¿Y los momentos de plena sintonía con el público?
- Una ilusión... Cuando he tocado el séptimo cielo cantando, hay quienes se limitan a decir que ha estado bien. Y, si pienso que me ha salido una porquería, siempre viene gente a felicitarme. ¡Es tal la variedad de opiniones!
- No se puede contentar a todos pero sí cambiar la vida de alguien.
- Ah, eso sí.
- Usted tenía más de 20 años cuando decidió estudiar canto. Y todo porque le fascinó Hermann Prey en un recital con 'Amor de poeta' y los 'Kerner-Lieder' de Schumann.
- Sí, sí. Eso me llevó a animar a Gerold, mi futuro pianista. ¡Teníamos que hacer lo mismo! Ya entonces éramos muy amigos. Su padre era mi profesor de violín.
- ¿Ya no toca el violín?
- Todavía me empeño. Estoy preparando con mi hija, que tiene 17 años, el Doble Concierto de Bach. A mis chicos les gusta mucho la música. El mayor toca el chelo y el pequeño, la trompeta. Pero no se van a dedicar a ello. Son vagos.
- ¿Como su padre?
- Igual, igual, ja, ja.
Un soldado herido en la Guerra de los Siete Años y Nicolás de Cusa
El recital se centrará básicamente en los ciclos tardíos de Schumann. «Un universo apasionante», recalca Christian Gerhaher, una autoridad en la interpretación del compositor de Sajonia. Conoce todos los matices y dobles lecturas de las canciones. No vacila en desvelar que 'Campanilla de invierno' «no habla en realidad de una flor, sino muy probablemente de un soldado herido en la Guerra de los Siete Años, entre austriacos y prusianos». Una imagen y un dolor que tiene muy presentes cuando canta los versos.
«También hay otras hipótesis maravillosas. La contraposición entre los temas 'Cielo y tierra' y 'Canción nocturna', el primero y último del ciclo del op. 96, muy bien podría reflejar el principio de Nicolás de Cusa, el famoso 'coincidentia oppositorum' (coincidencia de los opuestos)». Licenciado en Medicina y antiguo estudiante de Filosofía, está claro que profundiza en todo hasta llegar al tuétano.
- ¿Qué aportan las piezas de Debussy en el recital?
- Variedad. Hemos elegido 'Trois Chansons de France' y 'Tres Poemas de Mallarmé'. Es evidente la experimentación con las palabras en Mallarmé. ¡Fascinante!
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