«Me encantaría charlar con Bad Bunny, es una voz y una energía necesarias»
El cantante hispano-portorriqueño debuta este sábado en Bilbao con 'L'elisir d'amore', dispuesto a celebrar sus aciertos y errores, «porque lo más importante es conectar»
Debuta este sábado en el Palacio Euskalduna con su personaje talismán. Solo lo ha cantado una vez, hace 10 años en Puerto Rico, pero lo ... mantiene fresco en la garganta y la cabeza. Nunca ha dejado de pensar en el protagonista de 'L'elisir d'amore'. «Piense que su aria principal, 'Una furtiva lacrima', me ha abierto muchas puertas. Ha sido mi tarjeta de presentación en audiciones y concursos», recuerda el tenor hispano-portorriqueño Joel Prieto (Madrid, 1981), en las oficinas de la ABAO, mientras se quita el plumífero negro y se acoda en la mesa con un movimiento tan rápido y natural que parece imperceptible.
Si algún día se hace de 'Matrix' una versión operística, no desentonaría como protagonista. Tiene mucha energía pero la controla y focaliza, con disciplina y sentido de la oportunidad. Así actúa siempre, ya sea en Salzburgo, Pekín o Roma, máxime después de haber arrasado hace 15 años en Operalia, un concurso que le reportó tres premios principales y proyección internacional. Hijo de un ingeniero y de una profesora universitaria de Historia y Literatura, tiene doble nacionalidad, española y puertorriqueña. Ha vivido a caballo entre Francia y Alemania, y tiene casa en Madrid.
«Hace tiempo que no dependo de la opinión ajena. Tengo 41 años y la voz me pide cosas nuevas». Es un cantante muy cotizado en el repertorio mozartiano, que ahora lo mismo se mete en la piel de Don José en 'Carmen' que hace el papel de Javier Moreno en 'Luisa Fernanda'. También se muere de ganas de cantar en 'Werther' y 'La Bohème'. Y piensa cantar en 'L'elisir d'amore' siempre que se le brinde la oportunidad.
– Nemorino suele presentarse como el tonto del pueblo, enamorado de una chica que le da mil vueltas. ¿Comparte esa visión?
– De tonto, nada. Yo le calculo 16 años, no más. Es un chico muy joven e ingenuo. Lo veo optimista y tenaz, capaz de llevar sus anhelos hasta las últimas consecuencias. Me gusta esa faceta suya y hasta me puedo sentir identificado. Por lo demás, es una partitura técnicamente difícil. Hay que saber colorear las palabras, dominar el legato a la perfección y el papel es larguísimo. Hay que tener 'stamina' (aguante) de hombre.
– En definitiva, no es apto para cantantes bisoños.
– No, no. Hace falta un centro potente, mucho ardor, una línea muy limpia y mucha expresión en la palabra. Todo eso no lo tiene un tenor de veintipocos años. Y en cuanto a 'Una furtiva lacrima', que nadie se lleve a engaño, no tiene nada de fácil. Es una música muy atmosférica, que se mueve en la 'zona de pasaje', muy incómoda para los tenores, entre la voz de pecho y de cabeza. Hay que flotar con la voz y, al mismo tiempo, tenerla muy anclada. Yo la disfruto mucho; cuando lo hago bien, claro, jajaja.
– Usted lleva toda la vida cantando, desde que entró en el Coro de Niños de San Juan de Puerto Rico. Estudió en el conservatorio y completó su formación en Nueva York, París y Berlín. ¿Qué piensa cuando escucha el reguetón de su compatriota Bad Bunny?
– No tengo ningún CD suyo ni creo que su música vaya a trascender. Dicho esto, me llama la atención. Es un tío que rompió con el cliché del género urbano, con la visión machista y poco inclusiva, degradante hacia la mujer y los homosexuales. Lo hizo de manera fluida, con una inmensa capacidad de trabajo y producción.
– ¿No le repele su lenguaje?
– Habrá gente que lo considere ofensivo o muy crudo, sobre todo cuando aborda el sexo, pero es una voz y una energía necesarias. No hay que silenciar las voces porque no te gustan o no te representan. Le confieso que me encantaría charlar con Bad Bunny. Lleva un fuego dentro muy grande, ganas de cambiar... Y lo mismo pienso de Rosalía, que tiene un talentazo vocal increíble y no deja de tomar riesgos. También admiro a Beyoncé. No tengo discos de ella pero me deja anonadado. Es como una bomba atómica en el escenario. ¡Qué magnetismo! Esa capacidad de conectar me parece fascinante.
Enchufado a la energía
– ¿Para usted es importante la conexión?
– Totalmente. Hay que estar conectado con tu propio ser, con tu propósito y lo que te rodea. Esa paz te da fuerza. En ese sentido, me ayuda mucho el yoga y la meditación.
– ¿Le viene de familia esa disposición?
– Sí, sí. Mis padres se conocieron en una clase de yoga. Tengo grabada la imagen de mi padre meditando, tirado en el suelo, cuando yo era niño.
– Con tres hijos pequeños, no le quedaría más remedio que meditar.
– Jajajaja. La verdad que sí. Mis hermanas y yo éramos un torbellino. Ahora Iria pinta y y vive en Nueva York. Anaís es fotógrafa y está radicada en Berlín.
– ¿Qué es para usted el éxito?
– No perder la visión de quién soy y de lo que quiero. Hace poco canté en la fiesta de mi abuela materna que cumplía 100 años y me lo tomé tan en serio como una función en el Met de Nueva York.
– Sorpréndame con algo insólito que tenga entre manos.
– Un proyecto discográfico con música electrónica. Estoy entusiasmado, con ganas de comunicar y aprender mucho.
– ¿Igual que en un montaje de ópera?
– Igual, igual. Necesito enchufarme a la energía de un trabajo que implica mi compromiso y el de más gente. Conexión, conexión. Los cantantes hacemos el taichí de la voz en vivo, ahí mismo, delante del público. Hay que festejar ese momento. ¡Yo celebro mis aciertos y mis errores! Eso me libera de presión y me ayuda a entregarme al cien por cien.
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