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Ojos claros y patillas de hacha. Óscar Cubillo

Depedro, un hombre bueno en su mundo perfecto

El cantautor folk-rocker madrileño presentó en una fiesta reflexiva y panamericana el repertorio de su séptimo álbum, titulado 'Un lugar perfecto'

Domingo, 27 de octubre 2024, 12:21

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Unas 444 almas, menos de las esperadas, se reunieron en la sala Santana 27 este sábado, a la hora del Madrid 0-Barcelona 4, durante la presentación en Bilbao de 'Un lugar perfecto', el séptimo álbum oficial de Depedro, alias de Jairo Zavala, un hombre bueno, un madrileño de 51 años que vino con su presto quinteto, un combo orgánico y lleno de respiraderos que permiten improvisar un poco, una alineación con un guitarrista de Bilbao, Kike Fuentes, y un trompetista de Oporto, Raúl Marques, ora fronterizo tex-mex, ora cool jazz a lo Miles.

El concierto, tan bueno como era de esperar, duró 107 minutos para 20 canciones, de ellas ocho del álbum en cuestión, que contiene 10 cortes. «Me hace ilusión tocar canciones nuevas», dijo en una ocasión Depedro, quien cantó estupendamente este repertorio de rock panamericano empapado de raíces folclóricas de Norte a Sur, un rock cumbiero con numerosos momentos corales consuetudinarios (a veces esos ooohhh tan Mumford & Sons), coros de celebración y buen rollo, pues a eso aspiran las letras de Jairo, tan reflexivas y líricas, y las del último álbum un poco más prosaicas, más explícitas, por comentos frisando la autoayuda ('La siembra', 'Ojalá el amor nos salve' con su batida funk tan Coque Malla).

Las luces del escenario fueron lo único mejorable (reprochable) de un concierto con cinco músicos en el que, al abrir el bis doble, Depedro agradeció citándolos a los cinco técnicos, al chófer y al manager, o sea que viajan doce en esta gira de 'Un lugar perfecto', disco del que el sábado sonaron canciones como el lento soul a lo Black Pumas 'Habilidad', el rock latino aparentemente deudor del pionero Víctor Coyote, el dúo onírico de 'Niebla' con el en realidad multi-instrumentista Marques…

Y no faltaron sus clásicos, himnos con una conexión con el respetable generacional (cuarentañeros sobre todo) y equilibradamente mixto, canciones de hábitat bucólico ('Como el viento', a la cuarta 'Nubes de papel' y el público coreando feliz con las manos alzadas), de psicodelia folk ('Déjalo ir', 'Diciembre'), de folk contemporáneo (tipo Los Lobos 'Hombre bueno', luego su personal revisión de 'Llorona'), de fiesta rural o campera (cuando bajaron los cinco actuantes para tocar entre el público un popurrí cumbiero con 'La vida es un carnaval' de Celia Cruz cruzada con 'El pescador'), de rock fronterizo con la trompeta auscultando el alma ('Te sigo soñando', 'Tu mediodía'), o de rock a secas ('Noche oscura') y hasta de afrobeat ('Mañanita').

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