El coro Biotz Alai vestido como Frank Sinatra
La formación vocal getxotarra llenó el Muxikebarri en el concierto anual para sus socios, y representó el cambio de dirección: tras nueve años se va Juanlu Díaz-Emparanza, y le sustituye Xabier Méndez Aretxabaleta
El entrañable coro masculino Biotz Alai (Algorta, 1966) volvió a llenar, a agotar las invitaciones, en su concierto anual de homenaje al socio, que cae en Navidad. El público que este sábado acudió al Muxikebarri era de edad tan avanzada como los coristas, una cuarentena que actuaron vestidos tan elegantes como Frank Sinatra, o sea con smoking y pajarita. Todos las llevaban negras excepto el director, Juanlu Díaz-Emparanza, que llevaba pajarita roja en el último día que dirigía oficialmente al Biotz Alai, pues dejaba la batuta tras nueve años en los que gracias a «su visión artística y su exigencia nos ha hecho mejores», como reconoció emocionado el presidente del coro, Juan Ignacio Roscales, antes de entregarle un regalo y presentar a su sustituto, el joven Xabier Méndez Aretxabaleta, doctor en Física por la UPV.
En el encuentro vocal del sábado se interpretaron 17 piezas en cinco idiomas (italiano, alemán, francés, español y euskera) durante 93 minutos, contando los once de intermedio y los muchos postreros del intercambio de cargo. La primera parte se dedicó a la ópera y la segunda a la zarzuela y las canciones de Navidad. Con Elena Cadierno al piano, el primer pase mostró ocho extractos operísticos, a veces llevados a la habanera: el primero, 'Va pensiero' del 'Nabucco' de Verdi, y el último, 'Nessun dorma' de 'Turandot' de Puccini. Además, los coralistas de voces graves evolucionaron virtuosos en los divertimentos ('Zitti, zitti' del 'Rigoletto' de Verdi), y ora venatorios con respingos y lalalás ('Coro de cazadores' de 'El cazador furtivo' de Carl Maria Von Weber), ora marciales ('Choeur des soldats', del 'Fausto' de Charles Gounod), éste uno de los mejores momentos del primer set junto con el 'Coro di cortigiane' del 'Rigoletto' de Verdi.
El segundo set fue igualmente docto y estuvo tan bien ejecutado, pero resultó más divertido y emocionante en sus nueve piezas, contando la del bis. Divertidos resultaron los únicamente dos fragmentos de zarzuelas: un muy costumbrista 'Coro de repatriados' de 'Gigantes y cabezudos' de Miguel Fernández Caballero (tan costumbrista que los coralistas pusieron acento aragonés), y un gracioso 'Brindis' de la 'Marina' de Emilio Arrieta («A beber, a beber, / A ahogar el grito del dolor / Que el vino hará olvidar / Las penas del amor»).
Y las piezas navideñas alcanzaron lo sublime en dos ocasiones, ambas también con poso de habanera: 'Lux arumque' de Eric Withacre, piadosa y tan contemporánea que pareció post-algo, y 'Egin lo maiteño' sobre una melodía de Brahms. También bellísima e inspirada les quedó 'Noche de paz', y pareció como si el Biotz Alai la estuviera cantando bajo la nieve.
Y citemos los cuatro restantes títulos navideños: 'Polit ederra' (Intxausti), un 'Hator hator (Guridi) que esta semana ya hemos oído en el concierto de Fermín Muguruza (el coro algorteño la resolvió mejor) y en el recomendabilísimo álbum 'Navidad' de Mikel Erentxun, un 'Olentzaro' (Mocoroa) polifónico, y en el bis un enfático 'Mesias sarritan' (Ercilla). Feliz Navidad, queridos lectores.