Confesiones del «majestuoso marica del heavy metal»
Autobiografía ·
Rob Halford repasa su vida en un libro cuyo eje es el sufrimiento que le supuso la ocultación forzada de su sexualidad
'Confesión', la autobiografía de Rob Halford, cantante de Judas Priest, se completa con una colección de fotografías. Una de ellas presenta al protagonista, que ... ahora cuenta 71 años, con su pareja, Thomas. Es una imagen de dos hombres maduros sonrientes que transmite placidez. «Mi media naranja. Mi mayor respaldo y mi compañero del alma», dice el cantante. La foto refleja el último capítulo feliz de una trayectoria vital plagada de sufrimiento.
«Durante años claustrofóbicos y angustiosos viví con la sensación de estar atrapado: era el cantante de una de las mayores bandas de heavy metal del mundo y, sin embargo, estaba demasiado asustado para admitir ante ese mismo mundo que era gay», escribe Robert John Arthur Halford, nacido en 1951 en Sutton Coldfield, Inglaterra, en una familia de clase obrera que vivía en una casa de protección oficial.
Cuando ya era una celebridad mundial «solía quedarme despierto toda la noche, hecho un manojo de nervios, preguntándome: ¿Qué pasaría si saliera del armario? ¿Perderemos a todos nuestros fans? ¿Acabará esto con Judas Priest? Me asfixiaba, hundido en la cloaca del alcoholismo y la adicción». 'Confesión' (Es Pop Ediciones) es la historia de «cómo aprendí a respirar otra vez», dice en la introducción de un libro que en realidad destila optimismo, sentido del humor y bonhomía. Porque casi nadie sale mal parado en la autobiografía de Halford. Casi ni los responsables de los abusos que sufrió en dos ocasiones, la primera, siendo un joven con aspiraciones teatrales, por parte de un conocido de su padre; la segunda, siendo ya una estrella en ciernes, por un grupo de desaprensivos que lo drogaron para violarlo.
«Mamá y papá fueron unos padres cariñosos y protectores, y ni en un millón de años describiría mi infancia como abusiva o infeliz», resume. Sus padres pronto descubrieron que era gay y no lo entendieron. Pero él no se lo reprocha en ningún momento. Ser un joven homosexual en el entorno industrial de Birmingham en los años 60 no era fácil y la música fue su refugio: «Hallé mucho consuelo en bandas como Led Zeppelin. Gracias a los Zep y a la Virgen María, logré conservar la cordura». Sí, la Virgen. Porque quizá la revelación más sorprendente para los fans que lean este libro sea la faceta espiritual del cantante.
«Gracias a Led Zeppelin y a la Virgen María, logré conservar la cordura», escribe el cantante
Rob Halford entró casi por enchufe en Judas Priest: el bajista, Ian Hill, salía con su hermana Sue y acabaría convirtiéndose en su cuñado. El cantante repasa el duro ascenso de Judas Priest hasta el éxito, que se demoró unos seis años, cinco discos en estudio y uno en directo hasta el bombazo de 'British Steel' (1980), considerado como uno de los discos fundamentales de la historia del rock.
Durante todo este tiempo y hasta 1998, Halford se vio obligado a llevar una especie de doble vida, ocultando su homosexualidad por el bien de su carrera. En 'Sin after Sin' (1977) se permitió el lujo de escribir dos canciones de temática gay para desahogarse. Pero nadie se dio cuenta. En una de ellas, 'Raw Deal', «hablaba sobre salir a ligar por los bares de ambiente en Fire Island, una zona de las afueras de Nueva York que se había puesto de moda entre los homosexuales». Pero «no pasó nada. El grupo no dijo ni mu sobre la letra. Tampoco los críticos ni los fans notaron nada. Fue un aullido de rabia que nadie escuchó».
«Mundillo de machotes»
Como sus compañeros de banda, Halford se dio al alcohol y, en menor medida, a las drogas. Ambos factores arruinarían las relaciones que mantuvo con sus parejas, una de las cuales acabó con el suicidio de su novio, Brad. Y todo ello sucedió a escondidas. «De vez en cuando iba a bares y saunas gais después de los conciertos a pesar del riesgo de ser descubierto. Mi comportamiento no pasó desapercibido. Nuestros representantes me dieron un toque para advertirme sobre la clase de lugares que frecuentaba y el daño que aquello podría causarle a Judas Priest si llegaba a filtrarse». El mensaje estaba claro: «Eres el cantante en una banda de heavy metal de fama mundial. Es un mundillo de machotes. Ten cuidado. Me cabreó. A mis treinta y pocos años no me gustaba recibir sermones sobre la conveniencia de a dónde iba o dejaba de ir».
El 13 de julio de 1985 Rob Halford cantó «tajado en el Live Aid», el festival benéfico organizado por Bob Geldoff, ante más de 89.000 personas en el estadio John F. Kennedy de Filadelfia. Y en muchos otros conciertos memorables, por lo que no quedó otra que ir a rehabilitación. Lleva sobrio desde 1986.
Un malentendido lo dejó fuera de Judas Priest. Paradójicamente, esto le sirvió para salir del armario, cuando presentaba 'I Am a Pig', un éxito menor de su banda de entonces, 2wo, con una entrevista en la MTV, el 25 de febrero de 1998. «Creo que la mayoría de la gente sabe que siempre he sido gay», reveló a un entrevistador balbuceante que no supo cómo reaccionar «cuando le acababa de caer en el regazo una exclusiva mundial». El mundo del heavy metal no entró en crisis. El retorno de Halford a Judas Priest fue triunfal. Él sigue regresando a Walsall, el pueblo fabril en el que creció, «a comer 'fish and chips' y puré de guisantes» en la taberna local. «Ahora vivo sobrio, enamorado, feliz... Y sin miedo. Soy el majestuoso marica del heavy metal».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión