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Urgente En directo, Bilbao Basket-Gran Canaria
Melendi ha elegido Barakaldo como una de sus ocho paradas en su gira 'Ahora Tour'.

Karaoke masivo con Melendi en el BEC

El cantante asturiano demostró ayer en Barakaldo que es el artista español que más entradas coloca en directo, siempre que su admirado Fito no gire, claro

JOSU OLARTE

Domingo, 7 de octubre 2018, 07:37

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A tono con el título de su último disco 'Ahora' (18), encadenado casi con su masiva gira previa, Melendi parece querer disfrutar y rentabilizar su pletórico momento. El que viene disfrutando desde que, apoyado en su proyección catódica, le ha permitido consolidar el tipo de público trasversal, con el que ayer casi llenó el Bizkaia Arena. Lo que, apenas año y medio después de su paso por Miribilla (y con entradas a 38 €) es todo un logro se mire como se mire. Y lo curioso es que el cantante asturiano ha sintonizado con ese nicho, mayoritariamente femenino juvenil y hasta familiar (que bastantes padres y niños había en el BEC) cuando ha optado por reciclarse en vena autoral abandonado «por pura coherencia a mis casi 40» su genética iniciática rumbera, calavera y/o suburbial vía Extremoduro.

En la segunda parada peninsular de los ocho conciertos iniciales de la gira 'Ahora', Melendi escenificó ese cancionero renovado. Claro que el repertorio parece dar un poco igual, ya que el personal que llena sus bolos lo canta todo a pleno pulmón y al alimón con el ídolo astur que ayer abundó en la línea que prima en su novedad que repasó al completo; la del romanticismo redundante a medio tiempo y la de ese baladismo quijotesco que desgasta la semántica amorosa, y todos los lugares comunes de su canallismo sensible. Después de Camela, nadie menta más veces en sus canciones la palabra amor, seguida de luna, corazón, boca o locura, los vocablos más socorridos de su poesía recurrente.

Apuntando hacia el reciclaje más «maduro» y que asentó con 'Un alumno más' (14) arrancó Melendi el tremendo karaoke que suscita en directo encadenando 'Tocado y hundido' y 'Tu de Elvis y yo de Marilyn', dupla lastrada por el sonido abigarrado de su banda con póker de guitarras, incluyendo la acústica su corista y la solista, enfática de su productor, director musical y «confidente» José de Castro.

El primer momento cumbre

Recordando afinidad con Bilbao -una ikurriña del Athletic llegó a coger al vuelo- y lisonjero con la afición local, el Melendi baladista y sensiblero redundante que llega a implorar «déjenme creer en el amor» se mostró con 'Lo que nos merecemos', 'Un violinista en el tejado' (con bordados aflamencados de su guitarrista Javi Sánchez). 'Para que no se escapen tus mariposas' o un 'Como el agua y el aceite', que dedicó a un amigo fallecido que «me enseñó a ver la biga en mi ojo».

'Tiempo de re-evolución', con su punto levemente Jorge Drexler (salvando las distancias) y esa letra difusa sobre «tiempo convulsos en los que nos quieren enfrentar» alteró un poco el tono y con frases tipo «mientras canto mi canción arden las calles» sonó como lo más parecido a una canción política que cabe esperar de un votante confeso de Ciudadanos.

Recibida con jolgorio generalizado, la concesión festera a su hit filorumbero 'Caminando por la vida' marcó un primer gran momento cumbre alargado con un 'El Arrepentido', sin el pulso vallenato de Carlos Vives; unida al «tremendo lío» con punto de gozadera habanera de su reciente hit y romance mojitero 'Desde que estemos juntos', que podría ser la respuesta de Melendi a La Flaca.

Una canción para su madre, presente en el BEC

A la tradición melódica hispano italiana (de Sergio Dalma a Cocciante) remitió 'Un amor tan grande' rematada con cuerdas enlatadas y épica alejandrina y una intro filo heavy a lo Scorpions dio pie a 'Con solo una sonrisa', sucedida con un medley retroactivo que, recordando su adolescencia ochentera, «de chaqueta de hombreras y pelo cardado», Melendi dedicó a su madre presente en el BEC y enfocada con cañón de luz. Ahí surgieron los saqueos rockeros a Fito y Robe Iniesta (Piratas del bar Caribe, Barbie de extrarradio...).

Con la masa coreando su nombre en plan futbolero, Melendi confesó haber dejado de ser machista cuando reconoció que lo era al presentar en single 'Déjala que baile' sin Alejandro Sanz y con el cantante rapeando como Arkano. A partir de ahí funciono la ración final de almíbar romántico al que, con guiños de rock autoral, derrotó en la coreadas y saludas con móviles y brazos al aire 'Mirame', 'Destino o casualidad' -con mención romántica a (ejem) Michael Bolton (ejem)-, 'Tu jardín con enanitos' o 'Canción de amor caducada'. Bravo Ramón soltó el contenido acompañante de una cuarentona desatada antes del bis.

Recordando que se deja «los huevos en cada canción» retornó Melen amplificando el karaoke con 'Cenizas en al eternidad', un 'Cheque al portamor' con más guitarra baladista filoheavy y un 'La promesa', que evocó al Camilo Sexto que se acercaba al rock aséptico. 'Lágrimas desordenadas' recordó nuevas deudas al rock castizo plateresco, antes de una despedida con 'Habitante de otro planeta', que puso en broche a un concierto que evidenció que, poco que alargue su gira tras su periplo americano de febrero, Melendi volverá a ser el año entrante el artista español que más entradas coloca en directo, siempre que su admirado Fito no gire, claro.

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