Dani Martín y las 11.000 almas cívicas en el BEC
El cantante madrileño repasó sus éxitos en solitario y los recientemente regrabados de El Canto del Loco en un BEC que agotó en la venta anticipada el aforo disponible y que no paró de cantar durante los 110 minutos de show
A la tercera fue la vencida, pues el macroconcierto del sábado en el BEC de Dani Martín había sido aplazado por la pandemia ... en dos ocasiones: el 24 de octubre de 2020 y 1 de mayo de 2021. Al final se celebró y lo disfrutaron 11.000 almas que agotaron las entradas en la venta anticipada, pues no se abrieron todas las zonas del pabellón, que de ese modo habría llegado a las 16.000 plazas. No obstante, fue un macroconcierto con todas las de la ley: las largas distancias, las pantallas enormes y nítidas, las numerosas cámaras ampliando los detalles del show (se vio que Dani usa teleprompter con las letras, aunque apenas lo mira), la acústica poderosa y diáfana del septeto actuante (buen sonido en un gran pabellón es algo cada vez más habitual), y la pasión incondicional de principio a fin de la masa congregada, que el sábado en el BEC no dejó de cantar a pleno pulmón durante los 110 minutos y las 22 canciones.
La multitud no dejó de cantar y tampoco de ondear los brazos en alto cuando se lo requería Dani, lo cual hizo mogollón de veces. El gentío participativo también se animó a dar palmas de las de toda la vida y a veces pataleó las gradas de contento y reclamando al artista, al ídolo. Y Dani se mostró más sobrio y menos desatado que otras veces. Cantó muy bien, controló la escena y dominó a la masa. Y se mostró agradecido: pidió ovaciones para sus técnicos de sonido y luces (los hombres de negro, los llamó), para su patrocinador (una marca de whisky cuyo logotipo brillaba cuando se apagaban las luces del BEC y que también se mostró en la gran pantalla) y para el propio público: «Un aplauso para todos vosotros por vuestro amor y por vuestra paciencia», dijo, y también reconoció: «Gracias por llevar todos las mascarillas, sois un público muy cívico» (sí, sorprendentemente todo el mundo la llevó, tanto los espectadores sentados en las gradas como los que estuvieron en pie en la pista, por donde miembros de la seguridad de H&H surcaban la masa humana vigilantes de los cubrebocas)
De las 22 canciones, 12 fueron de El Canto del Loco, su anterior grupo, triunfador desde el año 2000, cuando debutó, al 2009, cuando se disolvió. No en vano, el último disco en solitario de Dani se titula 'No, no vuelve', y son 10 regrabaciones de canciones de El Canto con sonido más moderno (más indie) más un tema inédito compuesto por Dani en la pandemia, el que da título al álbum, una catarsis cuya letra dice cosas como: «Tanto ruido cambia la dirección / Llega el ego, la envidia y nos parte en dos / Desde entonces sé que esto no vuelve». Y la masa coreó por igual las canciones del Canto que las de Dani en solitario, con lo cual a tenor de la juventud de miles de espectadores (y de ellas, que destacaban más en los coros a pleno pulmón) se demuestra que el madrileño se ha convertido en un icono que ha pasado de generación en generación.
Dani Martín, guaperas oficial aún a sus 44 años y 1,75 metros de altura, fue el faro de un macroconcierto con numerosos tiempos lentos. La colosal pantalla trasera solía emitir visuales diferentes en las canciones (de bebés, de Joker, de parejas besándose, de catrinas -calaveras mexicanas-…), las dos pantallas laterales agrandaban los detalles del concierto, y en verdad funcionó como un grupo el septeto con el líder Dani a la voz más tres guitarras, bajo, batería y las teclas de Iñaki García, acompañante de Dani desde hace 21 años, dijo al presentarle, o sea desde el debut homónimo de El Canto del Loco (2000).
En el repertorio no cupo ninguna canción floja, aunque algunas rularan muy lentas y por momentos diera sensación de velocidad de crucero, ni siquiera sonaron pachangueras o facilonas las dos latinas y manonegristas ('La mentira' y 'Los huesos'). Repasemos hasta el final las canciones más resultonas. Un mar de palmas emergió en 'Volverá', riffs a lo Bryan Adams brotaron en 'Son sueños' y varias llamas se elevaron en 'Qué caro es el tiempo' (nombre de la gira y la frase que rezaba en la espalda de la chaquetita de Dani, quien contó que cambió de apelativo el nombre del tour, que iba a ser el de 'Lo que me dé la gana'), los tres temas de El Canto. Rock a lo Sergio Dalma fue 'Emocional', un culmen de soul español fue 'Que se mueran de envidia', y una catarsis en la onda americana de estadio fue la novedosa 'No, no vuelve', estas tres de Dani en solitario. Pop español comercial redondo cantó en la también cumbre 'Ya nada volverá a ser como antes' (con los móviles grabando a saco) y sensación de urgencia y de apoteosis se respiró en 'Una foto en blanco y negro', ambas piezas de El Canto, como las tres últimas, que conformaron un fin de fiesta de rompe y rasga con el punk pop a lo Green Day 'Volver a disfrutar', el rocanrol algo Café Quijano ese sábado de 'Zapatillas' (con un gorila saliendo a escena; le preguntó su madre que por qué sale el mono (sic), y Dani le respondió que no lo sabe), más la alegría rampante con la luz dada, en plan Bruce Springsteen, para despedirse con el pop grande de 'Insoportable'.
Un concierto muy bueno, oigan. Un macroconcierto exitoso, pero no de lo mejor de nuestro año, porque bastantes canciones bajaron el pistón y la velocidad.
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