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Neil Fallon, el cantante de Clutch. CARLOS Gª AZPIAZU
Clutch o el rock del planeta de los simios

Clutch o el rock del planeta de los simios

1.500 personas agotaron en la anticipada el aforo de la Santana 27 y vibraron al son del cuarteto yanqui, que tiene un pie en la modernidad global y otro en el atavismo sudista

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Domingo, 15 de diciembre 2019, 14:17

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El sábado noche las 1.500 personas que agotaron con antelación el aforo de la sala Santana 27 acudieron ahí con la intención de disfrutar del rocoso cuarteto americano Clutch (Frederick, Maryland, 1990). Entre la apretada masa tribal localizamos a peña venida de Manchester, o de Zaragoza, y a nuestra espalda un par de tipo hablaban en ruso o algo así. Desde la primerísima fila, a veces acodados sobre la valla de seguridad, durante tres horas y media (contando los dos cambios) atendimos a los tres grupos del cartel: abrieron plaza los suecos Kamchatka (Estocolmo, 2005), un power-trío que en 6 temas y 28 minutos caldeó el ambiente mediante rock hendrixiano de peso y mordiscos a Lenny Kravitz o Pentagram; seguidamente petaron la Santana 27 y la pusieron a rugir los también suecos Graveyard (Gotemburgo, 2006), un cuarteto de hard rock tan retro que le faltaron ideas propias durante su set de 8 piezas en 46 minutos que empezaron con sonido plano, ambiente vano y gargantas justas aunque evolucionó creciendo en plan setentero rasgado con medios tiempos en gradación reminiscentes de Free, Deep Purple…; e hicieron vibrar la discoteca los cabezas de cartel, los yanquis Clutch (Frederick, Maryland, 1990), que arribaron presentan su duodécimo álbum, 'Book of Bad Decisions' ('Libro de las malas decisiones'), del que sonaron cuatro cortes entre las 18 piezas ejecutadas en 78 minutos de concierto intenso.

Clutch son auténticos pero atesoran la capacidad de sonar modernos y clásicos. Son del norte pero poseen un alma y una intención sudistas. Su principal valor es el cantante, Neil Fallon, un tipo listo (vistió una camiseta de HAL 9000, la computadora que se revela en '2001') que con ojos sobrios, mente despierta y botellines de agua a mano controló a la excitada tribu que hizo pogo a sus pies. El barbado Neil Fallon se movió en escena como un rapero blanco, adoptó posturas de orangután marcando territorio y cantó como un predicador neogótico de 'americana'. Todo su arsenal lírico se soportó sobre una precisa y poderosa base rítmica (Clutch tienen un sonido muy percutivo) y sobre un guitarrista, Tim Sult, limitado pero efectivo, quizá el eslabón entre lo nuevo y lo viejo gracias a ese sonido tan Rage Against The Machine. Al acabar el show protestó Juan Raúl, el docto metalero cubano: «Ha estado todo el concierto repitiendo el mismo riff y el mismo punteo». No le faltaba razón

El cuarteto Clutch, con la batería a ras de escenario.
El cuarteto Clutch, con la batería a ras de escenario. CARLOS Gª AZPIAZU

Clutch triunfaron desde el arranque con ráfagas RATM('Slow Hole to China') y sustratos de danza de guerreros indios ('Mice and Gods'). Fallon reveló su rol de rapero ('El Jefe Speaks'), Tim Sult incidió en el riff de guitarra RATM ('Worm Drink', 'Army of Bono' –esta en la primera vez que la tocaban en vivo desde 2006-) y el bolo enlazó una triada superlativa con la novedosa 'A Good Fire' y su rollo Black Sabbath, más el aire Jello Biafra en 'Power Player' y en la también novedosa 'How to Shake Hands'.

Ahí Clutch alcanzaron su culmen, pero el bolo no bajó de intensidad ni pecó de repetirse. El ambiente general y eufórico se asemejó al de la sublevación de la película 'El planeta de los simios', cuando los monos se montan a los caballos ('The Face'). Los yanquis en cuarteto enlazaron tres temas a dos guitarras con el cantante colgándose la segunda (en este pasaje colaron otros dos títulos nuevos: el blues Black Sabbath 'Spirit of '76' y el blues-rock intrincado 'Sonic Counselor'), y Fallon presentó una de las primeras canciones que grabaron ('Passive Restraints', un estupendo tornado tipo Five Horse Johnson; Clutch varían radicalmente los repertorio de noche a noche, y su setlist sabatino se basó más en sus discos antiguos que en los más recientes ).

Por el epílogo sumaron a las teclas al bajista de Kamchatka en la persistente, aindiada, notable y en quinteto 'Struck Down', y se despidieron en falso en sexteto a tres guitarras sumando ahora también al de Kamchatka ('(Eulogy for a) Ghost'). Y en el bis otra vez en cuarteto Clutch ahondaron en su veta más purista, tradicionalista, a dos guitarras y con Fallon frotando la slide en el boogie 'Electric Worry' y en la soberana y genial 'Fortunate Son' de la Creedence Clearwater Revival, la mejor versión de este tema que hemos oído nunca jamás, y no sólo lo afirmamos nosotros. Clutch son grandes y mola que paren por estos lares.

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